Capítulo 564
Capítulo 564
-Pues eso llevó a que Alejandro la tildara de… “infiel” y decidiera no seguir con ella.
-¡¿Qué?! -Fernando dio un respingo, sintiéndose culpable de golpe.
Entonces… él era el culpable de la desgracia de Luciana. ¿Como podía no intervenir? Tenía que explicárselo a Alejandro, aclararlo todo. Sí, se presentaría ante él, pero Alejandro se negaba a recibirlo en Grupo Guzmán. Sería hora de “acecharlo” en otro lugar, quizá.
A la mañana siguiente, con los primeros rayos del sol, Fernando se plantó frente a la sede de Grupo Guzmán, con la esperanza de verlo llegar. Pero dieron las diez y no había señal de Alejandro. «Tal vez pasó la noche en la oficina >>, pensó, y fue a preguntar en recepción. Pero la recepcionista, asumiendo que venía otra vez a negociar, fue
cortante:
-Señor Domínguez, no podrá verlo. El señor Guzmán no vendrá hoy.
-¿Y adónde fue?
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-Lo siento, no puedo proporcionarle esa información -respondió ella con una sonrisa diplomática.
Fernando se despidió sin presionarla. Llamó a Dante, para ver si él podía averiguar por dónde andaba Alejandro.
Me dicen que se fue al campo de golf de Bahía Serena.
-Entendido… -murmuró Fernando, colgando de inmediato.
El club de golf Bahía Serena era exclusivo, pero Fernando también tenía membresía. Al preguntar, supo que Alejandro estaba en compañía del director general de la Empresa Casabella, Ronaldo Suárez. Obviamente, estarían hablando de negocios. No quería interrumpir su reunión de negocios, así que esperó discretamente en la entrada de los vestidores.
Cerca de una hora después, Alejandro apareció en solitario, lo que a Fernando le pareció oportuno. Fue directo hacia él y lo miró de frente.
-Señor Guzmán, tengo que hablar con usted sobre Luciana Lo de aquel día en el hospital…
-¡Cállate! -espetó Alejandro en cuanto reconoció a Fernando. Su semblante se ensombreció al instante, como si de pronto se encendiera su peor enfado-. ¡Fuera de mi vista!
Fernando se quedó atónito. Ni siquiera le daba ocasión de explicarse. “¿Así de cerrado habrá estado también con Luciana?“, pensó con rabia. Alejandro continuó avanzando sin mirarlo.
-¡Detente! -Fernando no aguantó más y fue tras él, sujetándolo del hombro.
—¡¿Tú qué…?! —rugió Alejandro, soltando un improperio mientras trataba de quitárselo de encima. Pero Fernando se le adelantó: 2
¡Pum!
Con un movimiento veloz, Fernando le lanzó un puñetazo directo a la mejilla. Alejandro, sorprendido, alcanzó a girar levemente la cabeza, pero el golpe lo alcanzó de todos modos. Por un segundo, el aire quedó cargado de tensión. 2
Vaya… —murmuró Alejandro, ladeando el rostro. Una sonrisa helada se curvó en sus labios. ¡Fernando! -¡Soy tu abuelo! -espetó Fernando con un tono burlón e hiriente. 4
Aquello terminó de encender a Alejandro. Semanas de rabia contenida emergieron como un torrente volcánico.
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Capitulo 564
Con una mano agarró a Fernando de la solapa y con la otra le soltó un golpe feroz:
-¿¡Abuelo!? ¡¿Quién te crées, maldito…?!
Fernando no era rival para la fuerza de Alejandro. Aun así, recibió los golpes sin retroceder, negándose a rendirse:
-Je… ¿Eso es todo lo que sabes hacer, nieto?
-¡Sigues buscando que te reviente! -bramó Alejandro, con los ojos inyectados de furia. Sin pensarlo, lo inmovilizó contra el suelo y le soltó otro puñetazo que lo dejó aturdido-. ¿Aprendiste a medir tus palabras, ahora? La sangre se acumuló en la comisura de los labios de Fernando, pero él no se rindió. Lo miró de vuelta con una media sonrisa:
Vamos, ¿eso es todo? -lo provocó-. Oye, nieto, ¿acaso no me vas a decir “abuelo” otra vez?
-¡Estás pidiendo a gritos que te mate! -replicó Alejandro, con el puño levantado-. Hoy mismo te haré ese favor. Y cuando te vea en la tumba, no me des las gracias.
