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Capitulo 566
Capítulo 566
Luciana, con cubrebocas y guantes, salió a recibirlos:
–¿Qué tenemos?
—Una herida por asta de toro, con daño en la zona torácica
-Aquí se ve más abdominal–corrigió ella. Entren de una vez y pónganlo en monitor. Necesito a una enfermera que inicie la vía y prepare el abdomen. Informenta quirófano que se prepare la mesa; yo haré la extracción de sangre para mandar análisis y pedir sangre al banco si hace falta.
-¡Entendido, doctora!
A pesar de lucir una barriga ya notable, Luciana no se vefa apocada en lo más mínimo; se desenvolvía con la misma agilidad de siempre.
Alejandro llegó justo para verla girar hacia la sala de emergencias, mientras las puertas se cerraban tras ella con un suave “whoosh“. Se quedó en la sala de espera, sin más remedio que sentarse y aguardar.
Poco después, Luciana salió con un expediente en la mano, alzando un poco la voz:
-¿Quién es el familiar?
-¡Yo! -se escuchó del otro lado.
-Necesito que me acompañe; hay que aclarar algunos detalles y firmar autorizaciones -indicó Luciana, adentrándose en un consultorio.
Luego de eso, desapareció de la vista otra vez, ocupada en su rutina. Alejandro frunció el ceño, sintiendo que la ira inicial se diluía en el trajín de la sala de urgencias, y quedándose con otra pregunta: «<¿Para qué vine exactamente?
<<¿Verla?»>, se contestaba. <<¿Y una vez que la viera, qué le diría?»>
Quizá haya malinterpretado lo de aquel día en el hospital, pero Luciana no se molestó ni en aclararlo. Tenía la oportunidad… y prefirió callar. Prefirió cargar con la acusación de “mujer infiel“, antes que explicarse. ¿Por qué? 2
Alejandro sonrió con amargura, estirando un poco los labios. «Claro», pensó, «porque en realidad no me quiere. Desde siempre ha estado conmigo por obligación. Y en cuanto ha tenido una ocasión para marcharse, la ha aprovechado sin dudarlo. Ahora, al fin, lo consiguió…» 1
Treinta minutos después, Luciana salió de la sala otra vez. Ya se había quitado la mascarilla y los guantes.
-Doctora Herrera, beba un poco de agua -le ofreció una enfermera.
-Gracias–respondió Luciana, bebiendo grandes tragos. Dos pacientes acababan de pasar a quirófano. A esas alturas de su embarazo ya no podía participar directamente en la cirugía; se quedaba en Urgencias para recibir más casos.
Alejandro se incorporó de donde esperaba, acercándose a ella.
La enfermera fue la primera en verlo y tocó ligeramente el brazo de Luciana para avisarle:
Doctora Herrera…
-¿Eh?-Luciana levantó la mirada y vio a Alejandro. Parpadeó con sorpresa. ¿Alejandro?
Él esbozó una media sonrisa, serena:
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Capitulo 566
¿Estás muy ocupada? ¿Podríamos hablar un par de minutos?
-¿Ah?-repitió Luciana, todavía desconcertada-. Estoy de guardia, no sé si…
Lo sé. Solo quiero un momento. No te quitaré mucho tiempo.
Tras vacilar unos segundos, Luciana acabó aceptando:
-De acuerdo. Volteó hacia la enfermera–Si surge algo avísame en la sala de descanso.
-Claro, doctora.
—-
-Ven conmigo le dijo a Alejandro, guiándolo hasta el cuarto de guardia-. Podemos hablar aquí, no puedo alejarme demasiado de Urgencias.
-Está bien–asintió él, observándola con detenimiento. Le parecía que llevaba siglos sin verla. «Está más embarazada que antes», pensó. «El bebé debe moverse mucho, ¿le estará costando trabajo?» De pronto, Alejandro retiró una silla:
-Siéntate.
-¿Ah? -Luciana se sorprendió; pensó que él mismo quería sentarse-. Gracias —dijo ella, tomando asiento.
Dime… -comenzó Alejandro, sentado enfrente con el ceño fruncido.
Pasó un instante antes de que hablara en voz baja-: ¿Podrías decirme por qué estabas en la cama de Fernando aquel día? ¿Fue iniciativa tuya acostarte junto a él?
—¿Qué…? —Luciana alzó la mirada con los ojos muy abiertos. «¿A esto vino?» pensó. «¿Sigue pensando en lo del hospital?>>
– Mírame a los ojos —insistió él— y responde, ¿fuiste tú quien subió voluntariamente a la cama de Fernando?