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Capítulo 567
Capítulo 567
Tras la sorpresa inicial, Luciana se recompuso. No le contestó de inmediato; en cambio, soltó una risa cargada de ironía:
-¿Por qué lo preguntas?
A Alejandro le bastó ver esa reacción para intuir que, en efecto, la había juzgado mal. Quizá sentía un extraño alívio
.. y, a la vez, cierta desazón. No sabía si alegrarse o frustrarse. Sostuvo su mirada y dijo en voz firme:
-Solo quiero saber la verdad.
-¿La verdad…?–repitió Luciana, con una sonrisa aún más cínica, como si de pronto se divirtiera con sus palabras. Qué curioso. Lo tenías ya “todo claro“, y ahora vienes a “reabrir el caso“? ¿A “exhumar el cadáver“? ¿Le preguntaste a la difunta si quería…?
-Ya entendí -cortó Alejandro con el ceño fruncido, sus ojos brillando entre remordimiento y’un amago de enfado. “Sigue teniendo una lengua afilada como siempre” pensó con amargura.
-No hace falta que me lo digas. Sé que te difamé -admitió, en tono algo rígido-. Me equivoqué.
-¿Eh…?–La sonrisa de Luciana se congeló en un instante. No esperaba que él viniera a disculparse. “¿Por qué lo hace?“, se preguntó. “¿Pretende llevarme de vuelta a su mansión…?”
Mientras su mente se llenaba de dudas, Alejandro continuó, mordiéndose el labio:
-Lo siento, Luciana. De verdad… Lo siento. Te debo una disculpa.
-¿Tres veces? –Luciana abrió grandes los ojos, su corazón dio un vuelco y no halló palabras por unos segundos. Fue capaz de captar la sinceridad de su arrepentimiento. Pero ¿por qué se disculpaba justo ahora? ¿Acaso quería ” arreglarlo” y llevársela de nuevo?
Entonces, reaccionó. Sin demasiadas ceremonias, esbozó una sonrisa tranquila:
-Así que, si lo tenías claro y me pides disculpas, yo las acepto. ¿Necesitas algo más?
Se levantó de la silla con un ademán que dejaba claro: “Ya terminamos“. Su intención de mantenerlo a distancia era innegable. Alejandro sintió una punzada de dolor ante esa actitud fría; aun así, asintió, poniéndose también de pie.
-No, nada más. Tenía que preguntártelo. Y ahora que me disculpé, no hay más que decir.
-Exacto -musitó Luciana, señalando la puerta-. Debo volver a mis tareas.
-En ese caso, me voy. No quiero entorpecerte.
Ella asintió. Se dirigió hacia la puerta para sostenerla. Alejandro se detuvo en el umbral. Antes de salir, él se volvió
a mirarla con firmeza.
-Lo que pasó… fui injusto contigo; mi actitud no fue la mejor. Solo… no te quedes con rencor.
-No te preocupes -contestó Luciana, esbozando una sonrisa ligera-. Fue un malentendido, lo entiendo.
Aun así, Alejandro sabía que, pese a sus palabras conciliatorias, aquello no significaba que ella lo hubiese perdonado de corazón. Lo percibía en su mirada. Pero de todas formas prosiguió:
-Si necesitas ayuda con algo, puedes buscarme.
-De acuerdo aceptó Luciana sin darle mucha importancia-. Gracias por adelantado. Hasta luego.
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Capitulo 567
-Hasta luego–murmuró él, saliendo finalmente.
Luciana cerró la puerta, apoyó la mano en el pomo y se quedó un segundo absorta, como si parte de ella no hubiera asimilado lo ocurrido. El se había disculpado, algo así como un pacto de tregua… pero de un modo totalmente distinto a lo de antes.
-¿Cómo podría llamarse esto? -susurró con la frente apoyada en la puerta. “¿Seremos amigos de ahora en adelante o… simples esposos separados, al borde del divorcio?” De cualquier forma, ya no regresarían a lo que fueron. Ni siquiera lo deseaba.
Por otro lado, Alejandro no se fue de inmediato. Se quedó un rato más en la sala de urgencias, sentado en un banco del pasillo. Únicamente para asegurarse de que Luciana parecía bien y tranquila. Y, al ver que estaba conversando con unas enfermeras, sonriendo, se sintió más aliviado y decidió marcharse.