Capítulo 578
Alejandro se limitó a asentir. Bajó la vista hacia Luciana y habló con voz serena.
-Tranquila, aquí estaré. No tengas miedo.
–De acuerdo… -respondió ella, tomando aliento antes de entrar.
El profesor las condujo a una pequeña sala de reuniones. Allí se encontraban el decano y el director académico, además de otros representantes de la facultad. También estaba Delio, quien, al ver a Luciana, la saludó con una leve inclinación de cabeza y una sonrisa alentadora. Solo ese gesto la hizo sentir algo de calma. Aunque seguía sin saber qué había hecho exactamente Alejandro.
-Tomen asiento -indicó el decano.
Luciana y Luisa obedecieron. Enseguida, el decano sacó dos copias de un documento y las colocó frente a ellas.
-Este es el informe pericial. El original lo conservamos nosotros.
Luciana lo tomó y comenzó a revisarlo con cuidado. El texto explicaba con todo detalle los resultados de un análisis forense sobre los documentos que ambas habían presentado (tanto en papel como en formato digital).
Los hallazgos eran claros:
**El “Documento A” (de Luciana), tanto en su versión manuscrita como impresa, mostraba signos de ser antiguo. El análisis confirmaba que la tinta y el papel tenían por lo menos un año y medio de antigüedad, respaldando que se trataba de su trabajo original.
**Además, en el archivo digital del “Documento A” (contenido en una memoria USB), se habían identificado rastros de edición que databan de hace seis meses.
**En cambio, el “Documento B” (de Luisa) resultó ser mucho más reciente. El análisis indicaba que los archivos se habían creado, a lo sumo, hacía un par de semanas.
Para validar esos resultados, al final del informe se veía el sello del Departamento Forense de la Policía General de Muonio.
El corazón de Luciana latía con fuerza. Ni siquiera sabía que Alejandro había llegado a este punto para ayudarla: someter el material a un peritaje profesional y obtener evidencia tan contundente. Parpadeó, intentando contener la emoción que se asomaba en forma de lágrimas.
“¿Así que fue esto lo que él hizo en silencio?“, pensó, conmovida.
A su lado, Luisa se puso pálida como el papel, como si de pronto hubiera perdido el alma.
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Capitulo 578
Debió imaginar que hacerle caso a su tía Leticia era una mala idea. Esta le había prometido que con solo culpar a Luciana, ella se libraría de cualquier consecuencia. Y Luisa, por un poco de dinero, había caído en la trampa. Ahora, el plan no solo había fallado; su propio futuro estaba en juego.
-Luisa -el decano golpeó la mesa suavemente con los nudillos, emanando frialdad–¿ Tienes algo que agregar?
-Yo… yo… ella se mostró muy alterada, mirando al decano y luego a Luciana-, ¡Lo hice por órdenes de otra persona! ¡No fue mi intención…!
Luciana frunció el ceño. Que Luisa afirmara que no había sido intencional era pasarse de la raya.
El decano ni siquiera se molestó en seguir escuchando.
-Ese es tu problema. No intentes justificártelo conmigo. A partir de ahora, te informo de forma oficial que, como institución, hemos decidido retirarte el grado académico, Luisa Ramos. Has difamado a una compañera y tu conducta es inaceptable. Puedes irte.
-¡No! Luisa se puso más pálida aún y rompió en llanto-. ¡Por favor, decano, no haga esto! ¡ Entendí mi error…!
-¡Fuera! -exclamó él, impasible. Esta no era la clase de lugar donde permitir a un estudiante armar todo un drama.
Entre sollozos, Luisa lanzó una mirada cargada de resentimiento hacia Luciana, pero esta última, al sentirse aliviada porque al fin se hacía justicia, ni se percató de lo ocurrido.
-Luciana, sentimos mucho lo que has pasado -intervino el decano con voz más amable-. Ahora que todo está aclarado, nos pondremos en contacto con la clínica universitaria para que te reintegren de inmediato.
-Gracias, decano… y gracias a todos ustedes -respondió ella, profundamente agradecida.
El decano asintió y Luciana, al levantarse, saludó con respeto a los profesores antes de salir. Apenas cruzó la puerta, vio a Alejandro de pie en el mismo lugar de antes, esperando pacientemente, tal como había prometido.
Al cruzar sus miradas, Luciana sintió que la invadía una mezcla de alivio y emoción. Unas lágrimas cayeron de sus ojos, pero en sus labios apareció una sonrisa suave.
Alejandro también sonrió, de un modo tranquilo y gentil.
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