Capítulo 58
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A la mañana siguiente, Luciana despertó en una cama suave. Fernando no estaba en la habitación; la noche anterior, antes de quedarse dormida, lo había visto sentado en el sofá. Al poco tiempo, la puerta se abrió y Fernando entró.
-¿Ya despertaste? -le dijo con una sonrisa, mientras dejaba una bandeja con comida sobre la mesa-. Ve a lavarte la cara, te traje algo para desayunar.
-Ah, está bien.
Después de arreglarse, comieron algo ligero y bajaron juntos. Fernando fue a buscar el coche, y cuando lo tuvo listo, lo estacionó frente a la entrada del hotel. Luciana le hizo un gesto con la
mano.
-No hace falta que te bajes, puedo subirme sola.
-Como quieras -contestó Fernando, mientras ella subía al coche.
Mientras tanto, Alejandro y su grupo acababan de bajar por las escaleras. Simón reconoció a Luciana y le dio un codazo a su hermano Juan.
-¡Mira, es Luciana! ¡Finalmente la encontramos! ¡Nos hizo buscarla toda la noche!
Alejandro también la vio, con su mochila, subiendo de un brinco a un Bentley Continental. Aunque no podía ver claramente quién estaba en el interior, pudo distinguir vagamente que el conductor era un hombre. Sus ojos se entrecerraron, y una expresión helada se apoderó de su rostro. Había pasado toda la noche preocupado por ella, y resulta que ella estaba cómodamente en un Bentley Continental. ¡Qué irónico!
-Alex, voy a llamarla… -Simón comenzó a caminar hacia ella, pero Juan lo detuvo rápidamente, agarrándolo por el cuello.
-¡Quédate aquí! -murmuró Juan, lanzando una mirada hacia Alejandro, quien de repente se dio la vuelta y comenzó a alejarse sin decir una palabra.
***
En el coche, Fernando le pasó una manta a Luciana.
-Tápate con esto.
-Gracias.
Luciana la tomó y al ver que era una manta con un estampado de flores pequeñas, no pudo evitar sonreír-. ¿Este es tu estilo ahora? Antes no te gustaban estas cosas.
El diseño era bastante idílico, justo como a ella le gustaba, pero al decirlo, Luciana recordó que Fernando tenía novia ahora.
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Capitulo 58
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-¿Es de tu novia? -preguntó, y al instante se arrepintió de haberlo hecho. Sentía que la pregunta la hacía parecer demasiado interesada en su vida personal. Se sintió incómoda y evitó su mirada.
Fernando sonrió con calma.
-Sí, es de mi novia.
Claro que su novia era ella, aunque Luciana no lo sabía. La manta era nueva, comprada especialmente para ella.
Al escuchar su respuesta, Luciana no supo bien cómo sentirse y simplemente bajó la cabeza.
-Ah, ya veo.
Fernando levantó una ceja, notando el cambio en su actitud. ¿Estaba molesta? ¿Acaso estaba celosa porque él tenía novia? Esa idea le llenó el corazón de esperanza. Si Luciana seguía sintiendo algo por él, significaba que aún había una oportunidad. A pesar de la emoción que sentía, Fernando decidió no precipitarse. Sabía que no podía apresurar las cosas después de estar ausente de su vida durante tres años.
Luciana se recostó en el asiento, sintiendo el vaivén del coche que la adormecía. Justo cuando estaba a punto de quedarse dormida, su teléfono sonó de nuevo. Medio dormida, lo sacó y lo desbloqueó, echando un vistazo rápido a la pantalla. De repente, se despertó por completo.
-¡Oh! -exclamó Luciana, emocionada, llevándose la mano a la boca.
Fernando, sonriendo, le preguntó:
-¿Qué pasa? ¿Por qué estás tan contenta?
-Jaja —Luciana inclinó la cabeza y murmuró con una sonrisa-. Me pagaron por una traducción, y esta vez fue bastante.
-¿En serio? -Fernando tamborileó los dedos sobre el volante-. Eso es genial, Luci. —Su tono era el mismo que usaba para felicitarla cada vez que aprobaba un examen en el pasado.
-¡Sí! —Luciana, inmersa en su alegría, no prestó mucha atención a la familiaridad de su
comentario.
Luego, se giró hacia él y dijo:
-Gracias por todo. ¿Qué te parece si te invito a tomar algo?
-Me parece bien. -Fernando estacionó el coche frente a una tienda de bebidas.
Luciana pidió un chocolate caliente para ella y un helado flotante con crema para Fernando. Le dijo al empleado:
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Capitulo 58
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-El helado flotante con crema, por favor, con extra de crema. -Era lo que a Fernando le gustaba. Luego se volvió hacia él y le preguntó-: Tu gusto no ha cambiado, ¿verdad?
Fernando la miró con ojos brillantes.
-No, no ha cambiado. -En realidad, nada en él había cambiado, en ningún aspecto. Pero lo que más le importaba era que Luciana todavía recordara sus preferencias.
-Luci -dijo Fernando mientras la observaba beber de su taza.
-¿Sí? -Luciana levantó la mirada.
Fernando tragó saliva, sintiendo los nervios, y se atrevió a preguntar: 1
-¿Podemos… llevarnos bien como amigos en el futuro? Como tú y Vicente.
Luciana se quedó un momento en silencio, sorprendida, y luego sonrió.
-Claro.
No había rencores entre ellos, no había razón para no ser amigos. Sin embargo, ella tomó su comentario como una simple cortesía. Sabía que en el mundo de los adultos, las amistades eran difíciles de mantener con tanta frecuencia, y menos aún cuando él tenía una novia. Su relación era cosa del pasado…
Pero Fernando no pudo ocultar su felicidad.
-Perfecto.
***
Unos días después, Luciana recibió una llamada de Vicente.
-¿Qué pasa?-contestó.
-¡Ay, mi querida Luci! -Vicente soltó una risa burlona y dijo: Nuestra pequeña Martina cumple años la próxima semana, no me digas que lo olvidaste.
Luciana se llevó la mano al cuello, sorprendida.
-Si no me lo recuerdas, lo hubiera olvidado.
-¡No tienes remedio! Ni novio ni corazón -bromeó Vicente.
-Para eso te tengo a ti, que siempre recuerdas todo -respondió Luciana con una sonrisa.
-Como siempre, yo organizo la reunión y tú te encargas del regalo.
-Entendido.
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Capítulo 58
Asumiendo la tarea con diligencia, Luciana aprovechó un día libre para llevar a Martina de compras al centro comercial GD, específicamente a la sección de ropa para mujeres. Martina había estado mirando un vestido largo desde hacía tiempo.
-Luciana, ¿cuál te gusta? ¿Por qué no elegimos uno igual para las dos y hacemos juego como buenas amigas?
Era una tradición de Vicente. Cada vez que era el cumpleaños de alguna de ellas, él compraba dos regalos idénticos. Había sido así durante años. Luciana no lo dudó y respondió:
-¿Qué te parece si me pruebo el que elegiste? Si me queda bien, compramos dos iguales.
-¡Claro!
Luciana tomó el vestido y entró en el probador. Mientras tanto, la puerta de la tienda se abrió y Alejandro entró, acompañado de Mónica, quien estaba del brazo de él.
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