Capítulo 60
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Como dice el dicho: «no importa si llevas la misma ropa, lo incómodo es cuando la otra persona te supera». Y en ese momento, Mónica sabía que había perdido.
-Jeje… -Mónica forzó una sonrisa, tratando de disimular su incomodidad. Este vestido no es tan bonito después de todo. No lo quiero… -dijo, y comenzó a caminar de vuelta al vestidor.
-Espera -Alejandro la detuvo.
-¿Alex? -Mónica lo miró, confundida.
Alejandro la observó detenidamente, con una mirada suave.
-Te ves hermosa, cómpralo.
-Pero… -Mónica intentó protestar, insinuando con un tono suplicante-. Nos hemos puesto
lo mismo.
–
¿Y qué? —Alejandro respondió con indiferencia, lanzando una mirada hacia el mostrador—. Quiero todas las piezas de este modelo -ordenó-. Y díganle a la central que retire este vestido de la venta. Mi novia no quiere coincidir con nadie.
La vendedora se quedó atónita, sus ojos automáticamente se dirigieron a Luciana, que llevaba
el mismo vestido.
Alejandro lo notó y, con frialdad, añadió:
-Que se lo quite.
-¿Perdón? -La vendedora parpadeó, confundida.
–
-Dije… Alejandro clavó su mirada en Luciana, pronunciando cada palabra con precisión-. Que se lo quite.
Esta vez, la vendedora entendió claramente. Dudó un momento, pero en una ciudad como esa, Alejandro era un cliente muy especial, uno al que no podían darse el lujo de contrariar.
-Entendido, señor Guzmán -La vendedora se volvió hacia Luciana, disculpándose con la
mirada.
-Lamento mucho esto, pero por favor, ¿podría cambiarse de vestido? Puede elegir cualquier otro modelo, y le ofrecemos un 30% de descuento en toda la nueva colección como compensación. ¿Le parece bien?
Luciana no escuchó ni una palabra de lo que dijo la vendedora. En lugar de eso, mantuvo su mirada fija en Alejandro, esbozando una sonrisa fría.
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Capítulo 60
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-No hace falta, me lo quitaré ahora mismo.
-¿Por qué? -Martina, indignada, intentó detenerla-. ¡No tenemos por qué…!
-No importa Luciana le dio unas palmaditas en la mano para calmarla-. El señor Guzmán está cuidando a su novia, ¿cómo podríamos oponernos a eso? —Sin más, se dio la vuelta y entró en el vestidor.
-¡Luciana!
Martina se quedó ahí, fulminando con la mirada a Alejandro y Mónica.
-Señor Guzmán, de verdad cuidas a tu novia, ¿eh? Parece que harías cualquier cosa por ella. ¡ Qué combinación tan perfecta, un nuevo rico y su princesita falsa!
La expresión de Mónica se tensó.
-¿A quién estás llamando falsa? ¿Y quién es el nuevo rico?
-¿No lo entiendes? A ustedes dos, obviamente. -Martina se cruzó de brazos, mirándolos sin miedo. Señaló a Alejandro-. Tú, usando tu poder para intimidar a los demás. -Luego, apuntó a Mónica—. Y tú, aprovechándote de eso como una perra mimada. 1
-¡Cuida tu boca! -replicó Mónica furiosa.
-¡Digo lo que quiero!
Luciana salió del vestidor justo a tiempo para ver el enfrentamiento. Se apresuró a tomar del brazo a Martina.
-Ya basta, ¿qué sentido tiene pelear?
Lanzó una mirada cargada de ironía hacia Alejandro, su sonrisa más amplia.
-El señor Guzmán realmente sabe cómo cuidar a su novia. Comprar todas las piezas de un vestido solo para evitar que otra persona lo use. Qué gesto tan conmovedor, de verdad. — Luego, le hizo un gesto a Martina—. Vamos, sigamos comprando en otro lugar.
-¡Sí, vamos!
Luciana y Martina se marcharon, pero lejos de sentirse mejor, Alejandro se quedó con una sensación de ira creciente. ¡Lejos de calmarse, estaba aún más enfadado!
-Alex… -Mónica mordió su labio con timidez, sintiéndose igual que Luciana: «¡Alejandro era realmente generoso con ella!»> Al principio, Mónica había pensado que Alejandro tenía algo con Luciana, pero ahora veía que se había equivocado.
Mónica se sintió un poco apenada.
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Capítulo 60
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-En realidad, no tenías que hacerlo. Es solo un vestido.
Alejandro, que necesitaba desahogarse, encontró en Mónica el escape perfecto. Con una voz llena de ternura, le respondió:
-Tú misma lo dijiste, es solo un vestido. ¿Acaso no puedo complacerte ni con un simple vestido?
—Alex, eres tan bueno. —Mónica sonrió, encantada.
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