Capítulo 611
Luciana se quedó sin habla, con la boca entreabierta.
-¿Me estás amenazando por leer un par de libros? ¿No es una exageración?
-Luciana…-él pronunció su nombre con los dientes apretados. Mientras terminaba de acomodarle la manta, se detuvo un segundo, como tratando de serenarse-. ¿Qué edad tienes?
¿De verdad no entiendes? Te faltan menos de tres meses para dar a luz. 2
Frunciendo el entrecejo, ella comprendió la raíz de su preocupación.
-¿Estás tan pendiente de mi embarazo? ¿Te asusta que pase algo con… el bebé?
—¿Y qué tiene de malo preocuparme?
—Ja… —Luciana se rió con desdén-. Lo curioso es que “ese bebé” no tiene nada que ver contigo, ¿no? ¿Para qué tanto drama? Qué actuación tan ridícula. 3
-¡Luciana Herrera! -le espetó él, conteniendo su frustración. Parecía a punto de estallar, pero luego se contuvo sin saber dónde descargar su enfado. Finalmente, le soltó los hombros y respiró hondo.
-Ven a desayunar.
Luciana parpadeó. “¿De verdad no se enoja?“, pensó. De cualquier modo, lo siguió hasta la mesa donde estaba listo el desayuno, al parecer de la cafetería Brisa de Primavera. Se sentaron frente a frente, como si la pelea de hacía un instante jamás hubiera ocurrido.
Ella tomó un sándwich y le dio un bocado bastante grande, llenándose las mejillas.
-Come más despacio
-se quejó Alejandro-. ¿Te cuesta dividir el bocado en dos?
-¿Mónica parte sus bocados en dos? ¿Es por eso que te gusta? -soltó Luciana con total intención de pincharlo. Tenía la voz desenfadada, pero estaba claro que iba con doble sentido.
Alejandro sintió una punzada en el pecho y no supo cómo responder. Suspiró con resignación:
-Temía que te atragantaras… Quería prevenir un accidente, pero ya veo que no sirve de nada ser cuidadoso.
Luciana decidió ignorarlo y continuó comiendo. De pronto sonó el timbre.
-Sigue desayunando. Yo abro —dijo él.
Aparecieron Juan y Simón, a quienes Alejandro había llamado.
-Aquí estamos -informaron.
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Capítulo 611
+25 BONO:
-Bien. La habitación está por ahí, la que sigue es el estudio. Llévense todo lo que encuentren. Quiero que lo empaquen todo ordenó. 1
-Entendido respondieron ambos, cargando grandes cajas de cartón.
Luciana, desconcertada, se levantó de inmediato.
-¿Pero qué hacen? ¡No toquen mis libros! ¿Para qué empacarlos?
Alejandro la sujetó con firmeza por la cintura:
-Tranquila. Esos libros se guardarán hasta que nazca el bebé y luego podrás recuperarlos. 1
-¿Qué…? -Luciana se quedó pasmada. “¿Es en serio?”
-No quiero que te desveles leyendo de nuevo -suspiró Alejandro, hablando con seriedad—. Ya viste cómo te pones cuando trasnochas.
-¿Pero no crees que exageras un poco? -protestó ella—. ¡Alejandro, deja de hacer tonterías!
-¿Quién está haciendo tonterías? -respondió él con calma, luego volvió la mirada hacia Juan y Simón-. Háganlo rápido y con cuidado, no vayan a romper algo.
Sí, hermano contestaron ambos al unísono.
En un abrir y cerrar de ojos, los dos muchachos habían empacado todos los libros en cajas.
-Alejandro, Luciana, nos vamos.
—Ajá.
-¡Oigan, regresen! ¡No se vayan! -exclamó ella, sin éxito. Juan y Simón desaparecieron.
Luciana se quedó mirando con incredulidad al hombre que tenía enfrente, casi exigiendo explicaciones con la mirada.
-Quiero un motivo razonable
para esto.
-¿No te lo dije ya? —repuso Alejandro, intentando sonar paciente-. Necesitas descansar para llevar bien tu embarazo. Leer demasiado te agota y te estresa; así que, por ahora, me llevo los libros.
¿En serio? ¿De verdad pretendía prohibirle leer? Y encima, ¿a él qué le importaba su embarazo, si ya habían acordado divorciarse?
―Ya es tarde — agregó Alejandro, revisando su reloj—. Tengo que salir temprano a Reeton para una reunión. Volveré en la noche o quizá hasta mañana. Mientras, quédate en casa y descansa. Si te aburres, pídele a Martina que venga a acompañarte.
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Capítulo 611
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Le soltó una lista interminable de recomendaciones y, acto seguido, se fue. La casa quedó en silencio, sin nada que hacer: no podía trabajar ni leer. Por suerte, al poco rato apareció Martina, quien también estaba libre tras sus exámenes.
-Qué raro todo esto comentó Martina, perpleja ante la actitud de Alejandro-—. ¿Será algún intento de ganarse tu favor?
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