Capítulo 614
+25 BONOS
Aquel día se habían marchado sin darle muchas explicaciones, y ella sentía disculpa. Martina, sin embargo, negó con la cabeza.
que
le debían una
-Mejor no. Hoy es día laboral, él debe de estar trabajando. No es como nosotras, que andamos de ociosas.
Luciana lo pensó unos instantes y decidió no insistir. Para adaptarse a su embarazo, Martina la acompañó a la clase de yoga para futuras mamás. Más tarde, fueron al cine, pero la película resultó bastante aburrida, y al salir ambas estaban a punto de quedarse dormidas.
Ese día, Muonio seguía cubierto por una intensa nevada.
-¡Ay, qué frío! -Martina se frotó las manos y dio un par de pisotones para entrar en calor-. Se me antoja un buen arroz con mariscos, bien picante.
-Vayamos a nuestro lugar de siempre -sugirió Luciana.
-¡Claro!
Coincidía que estaban cerca de la Macroplaza, así que se dirigieron hacia allí. Sin embargo, en cuanto pusieron un pie en la entrada, Martina se detuvo en seco.
-¿Pasa algo? -preguntó Luciana, intrigada. Siguió la dirección de la mirada de su hermana y descubrió la razón.
No muy lejos de ahí, Vicente salía de la plaza acompañado de una chica joven. Ambos conversaban con familiaridad, y Vicente, atento como siempre, le acomodaba un abrigo a la muchacha, ofreciéndole una sonrisa llena de calidez.
-Marti… Luciana se dio cuenta de inmediato de lo que sentía su hermana, y la tomó de la
mano.
-¿Hmm? -Martina le sostuvo la mirada y esbozó una sonrisa forzada-. ¿Ves? Menos mal que no lo invitamos. Está ocupado, y nosotras aquí, interrumpiendo…
Luciana frunció el ceño. ¿No que Vicente había dicho que no saldría con nadie más? ¿Entonces quién era esa chica? Luciana se indignó un poco; quería pedirle explicaciones.
-Vamos a saludarlo -propuso con determinación.
-Ay, no se resistió Martina, sujetándola del brazo –. Se ve que están en una cita. Mejor no
nos metamos…
-Pero… -Luciana insistió.
Capítulo 614
+25 BONOS
-¡Ni pero ni nada! -Martina rodeó su vientre con el brazo-. ¡Me muero de hambre! ¿Tú no? Vámonos a comer, ¿sí?
Luciana no tuvo más remedio que ceder. Después de la comida, ya eran casi las ocho de la noche. Dado que Luciana estaba embarazada, decidieron no seguir paseando y volvieron juntas al departamento de Luciana.
Charlaron a gusto mientras salían del elevador, enlazadas del brazo y riendo, hasta que la luz del pasillo se encendió de pronto. Entonces lo vieron: apoyado contra la puerta estaba Alejandro, alto y elegante con su abrigo negro. Parecía haber llegado hacía poco, pues la nieve que cubría su cabello y su cuello aún no se derretía.
Luciana frunció los labios, molesta. Había pasado apenas un día y él aparecía de nuevo. ¿Es que no iba a dejarla en paz?
Al oír sus pasos, Alejandro se giró hacia ellas con una suave sonrisa. Llevaba en brazos un enorme ramo de rosas rojas.
-Luciana… susurró, mostrando el obsequio.
Martina le apretó el brazo a su hermana y le susurró con entusiasmo:
-¡Son rosas, Luci!
-¿Y qué? -replicó ella en voz baja, con la mirada entrecerrada-. Para él es como si comprara un kilo de tomates.
Martina se quedó pasmada. ¿Acaso el precio no importaba? ¡Era un gesto precioso! Luciana dio un par
de pasos hacia Alejandro, levantando la vista hacia su rostro con un cansancio palpable.
-Señor Guzmán, ¿a qué viene esta vez?
-Luci… Alejandro bajó la vista hacia el rostro de ella, cautivado por su serena belleza. De pronto, se acercó lo suficiente para aspirar el aroma que la envolvía; luego esbozó una sonrisa
–. ¿Comiste arroz con mariscos esta noche?
-¿Ah? -Luciana se quedó muda por un instante. ¿De verdad tenía el olfato tan agudo? Sin embargo, enseguida le habló con frialdad-. ¿Y eso qué? ¿Qué te importa lo que cene o deje de cenar?
Alejandro dejó escapar una ligera risa.
-¿Estás molesta? ¿Porque anoche no vine? Fue por cuestiones de trabajo y, cuando por fin terminé, ya era muy tarde. No quise molestarte…
-¡Basta! -lo interrumpió Luciana, frunciendo el ceño y adoptando un gesto distante-. ¿Te das cuenta de lo extraño que suena todo esto? ¿Por qué actúas así…?
Capítulo 614
+25 BONO
-¿De verdad no sabes por qué? -Él también la cortó de golpe, mirándola directamente a los ojos. Había un choque de voluntades entre ambos.