apítulo 640
Capítulo 640
Desvió la mirada y unas lágrimas rodaron por sus mejillas.
-¿Por qué lloras, hermana? -Pedro se asustó al verla así. Tomó una servilleta para ofrecérsela- No llores, por
favor.
-No lloro de tristeza… lloro de alegría. Luciana sonrió entre lágrimas. Eres un chico increíble: bueno, inteligente… me enorgulleces mucho.
-Jaja… -Pedro se rascó la cabeza, algo apenado. Pero es porque tú me criaste bien. Eres mi hermana y también mi mamá.
-Mi niño…-susurró Luciana, sin dejar de asentir conmovida.
Desde el pasillo, Ricardo escuchaba con las manos cubriéndole el rostro. Se contenía para no romper en llanto, pero las lágrimas ya le recorrían la cara.
-Luciana, Pedro… -murmuraba con voz ahogada-. ¡Su padre es un miserable! Los he defraudado tanto…
Una y otra vez evocaba a su esposa fallecida, la madre de Luciana, y su llanto se volvía aún más desgarrador.
-Lucy, ¡soy un maldito! ¡No sirvo! ¡Te fallé! ¡No pude cuidar bien de nuestros dos hijos!
Cuando Luciana salió de la habitación, encontró a Ricardo encorvado, con los ojos totalmente hinchados de tanto llorar. Ella entendió de inmediato que había escuchado toda la conversación. Se preguntó por un segundo para qué se lamentaba así; ¿de qué servía?
Sin mencionar nada, Luciana se limitó a pasar de largo.
-Vámonos -soltó con frialdad.
Ricardo, evitando alterar a Pedro, la siguió en silencio. Se subieron al coche para llevarla de vuelta a su departamento. En el trayecto, padre e hija no cruzaron palabra. 2
De pronto, el celular de Luciana comenzó a sonar. Mostraba un número oculto.
-¿Bueno? -respondió con extrañeza—. ¿Quién habla?
-¿Luciana? -dijo una voz distorsionada, como si usara algún filtro electrónico.
Ella se puso alerta.
-Sí, soy yo. ¿Con quién hablo?
-No importa quién soy–contestó la voz-. Solo dime, ¿te interesa saber quién es el padre de tu hijo?
-¿Qué?-Las pupilas de Luciana se contrajeron de golpe. Sintió cómo se le tensaba todo el cuerpo y su respiración se aceleraba. Un ligero sudor frío humedeció sus palmas. Jamás imaginó que, después de más de medio año, alguien volvería a sacar ese tema.
En su momento, tras aquel incidente, se le pasó por la mente averiguar quién era el padre del bebé. Pero ¿cómo hacerlo? El Hotel Real, un siete estrellas de Muonio, resguardaba la privacidad de sus clientes con rigurosa confidencialidad. Ella ni siquiera habría podido hospedarse, mucho menos acceder a los datos de un huésped. Además, ¿de qué serviría averiguarlo? Aquella noche fue un encuentro fortuito, incluso producto de una confusión suya al meterse por error en la habitación de otra persona. ¿Acaso esperaba que el hombre asumiera alguna responsabilidad?
Si existía una mínima posibilidad de que él quisiera hacerse cargo, habría aparecido hace tiempo. Al fin y al cabo,
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Capitulo 640
+25 BONUS
si ese VIP del Hotel Real quería localizar a la mujer que pas la noche con él, le hubiera bastado con un par de llamadas. Pero no lo hizo. Aquello lo dejaba muy claro: para él, simplemente fue una aventura pasajera, un juego erótico y nada más.
En última instancia, Luciana tampoco creía que dos desconocidos estuvieran obligados a unirse por un tropiezo de una sola noche. Había tenido la tentación de hallarlo, pero fue un impulso efímero.
Sin embargo, a medida que su embarazo avanzaba, en ocasiones se preguntaba qué clase de persona sería el padre del bebé. Recordó que, en su día, Mónica insinuó que lo sabla, pero nunca llegó a revelarlo.
Entonces, ¿quién era esa persona que ahora la llamaba? ¿Qué sabía? Sus pensamientos se arremolinaron en apenas segundos. Sostuvo con fuerza el teléfono, notando como le temblaban un poco los dedos. -¿Te refieres a… que conoces la identidad de quien…?–le costó hilar la frase.