Capítulo 645
Tras una breve pausa, añadió:
-Aun así, te adelantaré algo: tengo pruebas. Puedo garantizar que mi información es confiable.
Luciana sintió un escalofrío.
-¿De verdad?
-Ya lo oíste. -El tono sonó seguro-. Repito: fuera de confiar en mí, no tienes otra opción. Te quedan dos días. Piénsalo bien y no salgas con que aún no decides… porque no pienso esperar más.
Acto seguido, colgó. Luciana se quedó agarrando el teléfono, con el ceño fruncido y mordiéndose el labio. Su intuición le decía que tal vez no era una simple extorsión; quizás esa persona hablaba en serio.
***
Al día siguiente, el misterioso interlocutor no llamó. Y, por su parte, Alejandro cumplió su promesa de no aparecerse, así que Luciana disfrutó de un día de relativa calma.
Pasada la medianoche del tercer día, volvió a sonar el teléfono con aquella extraña voz.
Ya se cumplieron las 72 horas. ¿Tomaste tu decisión?
-Sí.
-Perfecto, te enviaré la cuenta.
El tono de quien hablaba era tan confiado que ni siquiera preguntó cuál había sido la respuesta de Luciana. Minutos después, le llegó un mensaje desde un número desconocido con una larga serie de dígitos y una nota aclaratoria:
–“Es una cuenta en el extranjero, la transferencia puede tardar, pero tranquila: una vez que reciba el dinero, obtendrás lo que quieres.”
Luciana leyó el texto, dejó el celular a un lado y suspiró. Solo esa persona podía contactarla; ella no tenía forma de devolver la llamada. Su única opción era obedecer.
Ya era de noche, y para transferir 100,000 pesos a una cuenta internacional – además de que el monto superaba los límites en línea- tendría que ir al banco personalmente a la mañana siguiente.
Temprano, incluso antes de que sonara su alarma, Luciana se despertó, se arregló y salió de casa. Al llegar al banco, habló con el gerente de transferencias y completó la operación. Girar de golpe tanto dinero le dolió en el alma. Mientras acariciaba su vientre, pensó:
-Bebé, ojalá que tu papá sea alguien decente.
No quería que él se hiciera responsable ni mantener ningún lazo, pero esperaba al menos que no fuera un mal hombre. Y si lo fuera, se prometió que guardaría el secreto toda la vida.
De camino de regreso a su apartamento, recibió una llamada de Ricardo. Al contestar, asumió que sería para hablar sobre el trasplante de hígado:
-¿Ya ingresaste al hospital? -preguntó ella, refiriéndose a la futura cirugía con Pedro, dado que las pruebas de compatibilidad habían salido favorables. Sin embargo, Ricardo aún no había organizado todo lo necesario en su entorno familiar, ya que la operación sería considerablemente seria para él, quien pasaría tiempo en la UCI.
—Todavía no. En realidad, te llamo por otra cosa.
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Capitulo 645
-¿Ah, si?-Luciana frunció el ceño, sin saber qué podía ser
-Luciana, este viernes podrías sacar algo de tiempo y acompañarme a un lugar.
-¿A dónde?
Ricardo guardó silencio un segundo y luego respondió con un dejo de misterio:
-Cuando llegues, lo sabrás. No es nada malo, tranquila.
—Está bien.
Tras colgar, Luciana se quedó pensativa, sin poder adivinar las intenciones de su padre. 1
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Durante el resto del día, todo transcurrió en paz. Pasaron dos jornadas más en la misma tónica, y Luciana empezó a impacientarse. Ya habían transcurrido tres días desde que envió el dinero… y no tenía ninguna notícia. ¿Sería un timo? ¿Habría caído en una estafa por precipitarse?
Llegó el viernes, el día del compromiso con Ricardo, y el misterioso comunicador seguía sin dar señales. A primera hora, Ricardo pasó por ella.
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