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Capitulo 698
Capítulo 698
-¡Cof, cof! -Martina, que justo estaba tomando agua, se hogó por completo. ¡Cof, cof…!
-¿Estás bien?-Luciana se inclino a darle palmaditas en la espalda-, Toma con calma. ¿No se te habrá ido por el otro lado?
Como estudiante de medicina, sabía lo peligroso que era si de verdad el líquido se iba a los pulmones.
-No, ya estoy… Martina hizo un ademán con la mano, el rostro encendido. Es solo que… es inesperado que saques el tema de Salvador. ¡Ese hombre es un verdadero caso especial!
Para que Luciana no se cansara, decidieron no extender mucho la caminata. Alrededor de las tres de la tarde, regresaron al apartamento de ella y todavía tenían tiempo para una siesta.
Mientras se cambiaba de ropa, Luciana recibió la llamada de Alejandro.
-¿Ya estás en casa?
Él sabía que había salido y calculaba que a esa hora estaría de vuelta.
Sí, ya llegué y planeo descansar un rato. ¿Tú qué haces? ¿Por qué llamas a esta hora?
Para ella era media tarde, pero en Estados Unidos seguramente era de madrugada.
Alejandro captó la pregunta implícita.
-Estoy con el cambio de horario. No puedo dormir. Ya me reuní con el especialista, así que mañana regreso.
Solo había viajado para asegurar la contratación del médico y ocuparse de un par de pendientes laborales, sin planear quedarse más tiempo.
-Ah, entiendo contestó Luciana, acomodándose en la cama y encendiendo la tele.
Él había hecho instalar televisores por toda la casa: en la habitación, frente a la cama, también en el comedor y hasta en el baño, todo con tal de que ella pudiera distraerse un poco sin moverse demasiado. Dadas sus condiciones, necesitaba reposo y su entretenimiento era limitado.
Luciana empezó a cambiar canales, hasta que comentó a modo de broma:
-Así que te quedas fuera tanto tiempo… ¿me extrañas?
-Sí.
-¿Y en qué me extrañas?
Al otro lado de la línea, Alejandro alzó una ceja con una sonrisa pícara. Le encantaba ese aire cada vez más atrevido que mostraba Luciana.
-Te extraño en todo.
Vaya… Luciana contuvo la risa-. Eres de lo peor, porque yo no te extraño ni tantito.
-¿Ah, no? –Alejandro sintió una punzada de anhelo-. Chiquilla traviesa… espera a que vuelva, ya verás.
A continuación, preguntó:
-¿Quieres que te lleve algún regalo?
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Capítulo 698
No pensaba regresar con las manos vacías, y siempre le gustaba consentirla con algún detalle.
Hmm… Luciana medito un segundo, dejando salir su vena juguetona. No, mejor no te digo…. no podrías conseguirlo.
-¿Cómo? -Alejandro frunció el ceño. No me vengas con eso. ¿De verdad hay algo que no pueda conseguir? Imaginate los demás hombres, jentonces estarían perdidos—bromeó, divertido. Anda, dime qué es lo que quieres.
-Que no, de verdad no podrías.
-Habla, por favor.
-Quiero la Luna.
Alejandro guardó silencio unos instantes. ¿La Luna? ¿La del cielo?
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-¡Ja, ja, ja! -Luciana estalló en risas, el cabecero-. Ya ves… te dije que no podrías. Señor Guzmán, no presumas tanto, ¿sí?
Él no supo qué contestar.
-No te sientas mal, hombre, nadie es omnipotente. ¡Ja, ja…!
Cuando Luciana colgó, Alejandro se quedó mirando el teléfono con una leve sonrisa.
-Eres una loquilla… —susurró, imaginando cómo cumplire hasta ese capricho imposible—. Quiere la Luna, ¿eh?
Más tarde, Luciana se durmió un rato. Al despertar, Amy llamó a su puerta para llevarle la cena. Cuando casi había terminado de comer, sonó el timbre de la puerta otra vez.
-Descansa, yo voy–se ofreció Amy.
Abrió y se encontró a un mensajero del área de logística de Grupo Guzmán.
-¿Se encuentra la señora Guzmán?
-Sí, está adentro.
Luciana, que acababa de dar el último bocado, se acercó.
-Soy yo.
-Señora Guzmán, el señor Guzmán envió este paquete para usted. ¿Podría firmar aquí, por favor?
425 BORUS
Capitulo 699
Capítulo 699