Capítulo 71
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No le sorprendió verla; Mónica era la novia de Alejandro, así que era natural que estuviera allí. Sin embargo, la reacción de Mónica al verla fue como si hubiera visto un fantasma.
-¿Qué haces aquí?
Pero lo que realmente la dejó sin aliento fue el vestido que Luciana llevaba puesto.
¡Era el mismo vestido que había visto en la sala de descanso de Alejandro!
Luciana, sin saber nada de esto, sonrió con indiferencia.
-¿Desde cuándo hay una ley que diga que no puedo estar aquí?
No quería perder más tiempo; su estómago rugía de hambre. Pero al intentar pasar junto a Mónica, esta la agarró con fuerza.
—¡No te vayas!
Luciana se quedó atónita.
-Mónica, ¿estás loca? ¡Suéltame ya!
Pero Mónica la sujetaba con tal fuerza que su expresión se tornó casi enloquecida.
-Te dije que no te vayas.
-¡Qué demonios te pasa! —Luciana intentó soltarse, pero no pudo-. ¿Qué quieres? ¡Ay…!
El dolor en su brazo era intenso, y al bajar la vista, ¡vio que las uñas de Mónica se le clavaban profundamente en la piel!
Mónica levantó la barbilla, su rostro deformado por el odio.
-¿De dónde sacaste ese vestido?
Luciana se quedó perpleja. ¿Estaba perdiendo la razón por un vestido?
-¿Y por qué debería decirtelo?
—¿Qué relación tienes con Alejandro? –Mónica estaba fuera de sí, sus ojos llenos de furia—. Este vestido me lo compró él. ¿Por qué lo llevas puesto?
-¡Ja! —Luciana soltó una risa cortante-. Tienes razón, es de Alejandro. Si quieres saber qué lo llevo yo, ¿por qué no le preguntas a tu novio?
por
Intentó zafarse de Mónica y marcharse.
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Capitulo 71
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-¿Te quieres ir?
Mónica, desesperada, agarró el borde del vestido y gritó:
-Puedes irte, pero primero quítate ese vestido. -Sin más, comenzó a tirar del vestido, intentando arrancárselo-. ¡Ese vestido no es para ti! ¡Es mío! ¡Quítatelo! ¡Devuélvemelo!
Luciana, incrédula, replicó:
-Mónica Soler, por lo menos ten un poco de dignidad, eres una figura pública. ¡Suelta ya!
-¡No quiero!
-¡Suéltame!
—¡Ah…!
El lugar donde estaban paradas estaba justo al lado de una gran piscina. Entre forcejeos y jalones, ninguna se dio cuenta hasta que, de repente, ambas cayeron al agua, levantando una gran salpicadura.
-¡Ah!
-¡Alguien cayó al agua!
Nadie reconoció a Luciana, pero Mónica era otra historia.
-¡Creo que es Mónica Soler, la actriz que está de moda! -gritó alguien, y la situación se volvió caótica.
Luciana, sabiendo nadar, intentó salir a la superficie. Pero Mónica, tosiendo y luchando por respirar, la agarró con desesperación.
-¡No te vayas! ¡Cof, cof…! Luciana, jexplícame qué le hiciste a Alex! Si no me lo explicas, ¡juro que me ahogaré contigo! ¡Cof, cof…!
-¡Suéltame! -Luciana luchaba por liberarse, pero Mónica la sujetaba con fuerza.
El vestido empapado de Luciana pesaba cada vez más, arrastrándola hacia abajo. Justo antes de perder la conciencia, pensó con frustración: «¡Voy a morir por culpa de esta loca!»>
-¡Luciana!
Fernando, que regresaba con la leche caliente, vio a ambas forcejeando antes de caer al agua. Tiró la leche al suelo y corrió hacia la piscina, lanzándose al agua. Al mismo tiempo, otra figura se zambulló: Alejandro, que había llegado apresurado al escuchar los gritos.
El agua de la piscina se agitaba violentamente mientras los dos hombres nadaban hacia ellas.
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