Capítulo 711
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Cuando quiso pensar más al respecto, oyó ruidos en la sala ¿Será Alejandro?“. Desde que aceptó que se quedara a dormir allí, le había dado una copia de la llave.
Salió a ver y, en efecto, era él, quien acababa de dejar el desayuno en la mesa y venía a abrazarla.
Sin decir nada, le sujetó el rostro con ambas manos y la beso. Todavía olía a menta, recién enjuagado con enjuague bucal.
-Mmm… -Luciana intentó apartarlo. Ni siquiera the le cepillado los dientes.
-No importa -respondió Alejandro, con una voz ronca y baja-. Me encanta tu sabor sin importar qué… Anoche me moría de ganas de tenerte abrazada.
Le explicó que había llegado demasiado tarde y temió interrumpir el sueño de Luciana, así que prefirió no entrar a su habitación. Sobre su seguridad, no había problema: durante el cambio de cama, él instaló cámaras con monitoreo en tiempo real desde su celular. Si Luciana se sentía mal por la noche, él podía acudir de inmediato.”
Mientras desayunaban, ella miraba de reojo a Alejandro, como si quisiera decir algo pero no se atreviera. Él se percató y recordó lo que ella había mencionado por teléfono.
-Ayer dijiste que tenías algo que contarme. ¿De qué se trata?
-Es que… —Luciana mordió suavemente sus palillos y respiró hondo-. Fui a ver a Fernando.
Le resumió la visita, mencionando también la petición de Victoria de que lo visitara cuando tuviera tiempo. Evitó dar detalles sobre sus propias emociones para no provocar un disgusto. Como era de esperarse, el gesto de Alejandro se fue oscureciendo poco a poco.
-¿Así que la señora Domínguez quiere que…?
-Sí, ella espera que yo, cuando pueda, vaya a verlo. Su condición es de verdad muy delicada.
Se hizo un silencio tenso. Tras unos segundos, Alejandro frunció el ceño y se pronunció:
-Si me preguntas mi opinión, no estoy de acuerdo.
-¿Por qué?
Aunque se lo imaginaba, Luciana no pudo evitar molestarse. Él podía estar pendiente de Mónica, ¿y ella no podía ayudar a Fernando?
-No te enojes–le pidió, tomando su mano y besándosela. No es que no confíe en ti; no confío en Victoria.
Alejandro expuso su postura con calma:
-¿Ya te olvidaste de lo que hizo la vez anterior? No quiero juzgar su carácter, pero un instinto de madre es algo muy poderoso. Cuando se trata de su hijo, no sabes hasta dónde puede llegar.
Luciana bajó la cabeza, sintiendo un nudo en el pecho.
-Entiendo…
Al ver lo desanimada que se puso, Alejandro le acarició el cabello.
Hablaré con Lorenzo, él es experto en estos casos. El tratamiento de Fernando podría requerir algo más de tiempo.
-Sí, lo sé.
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Capitulo 711
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Decidieron no darle más vueltas al asunto. Alejandro andaba muy atareado entre el hospital y la empresa, así que casi siempre, cuando regresaba al apartamento de Luciana, la encontraba dormida. Apenas coincidían unas horas por la mañana. ↑
Ese día, Luciana fue a despedirlo hasta la puerta y le acomodó la corbata:
-¿Podrás venir más temprano hoy?
Esa misma noche, Pedro tenía el vuelo hacia Canadá..
-Por supuesto contestó él, inclinándose para tomar suavemente el rostro de Luciana y besarla-. Si no voy, Pedro se preocupará por ti. Espérame.
-De acuerdo -sonrió ella, dándole un leve empujoncito Mejor corre, termina tus pendientes y regresa cuanto
antes.
Luciana, por su parte, salió temprano hacia la Estancia Bosque del Verano. Quería pasar todo el día con su hermano, revisando mil veces las maletas, la documentación y todo lo necesario.
Balma, sonriendo, le aseguró:
-Descuide, señora Guzmán, está todo en orden.
Juan tenía a su cargo la misión de llevar a Pedro a Canadá. Además de ir él, se sumaban dos integrantes del personal de seguridad de Grupo Guzmán, tipos corpulentos que transmitían confianza. Luciana suspiró aliviada. Pasó el día y, cuando comenzó a oscurecer, llegó el momento de partir al aeropuerto. Pero Alejandro seguía sin aparecer. Él mismo había dicho que vendría a recoger a Pedro para ir juntos al aeropuerto.
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