Capítulo 72
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Alejandro y Fernando eran excelentes nadadores, y en cuestión de segundos sacaron a Luciana y Mónica del agua. Alejandro sostenía a Mónica en brazos, dándole suaves golpecitos en la cara.
-Mónica, Mónica, ¿estás bien?
-¡Puaj! —Mónica escupió agua y recuperó la conciencia. Inmediatamente, se aferró a Alejandro y rompió en llanto.
-¡Alex! ¡Me asusté mucho, por favor, no me dejes! -sollozaba.
Pero la situación de Luciana era más grave.
-Luciana, ¿me escuchas?
Fernando la sostenía, pero no había respuesta. Con el corazón acelerado, la acostó en el suelo.
-Luci, no quiero faltarte al respeto, lo siento… -murmuró, preparándose para darle respiración boca a boca.
De repente, una mano fuerte lo detuvo. Al levantar la vista, vio que era Alejandro.
-¿Señor Guzmán?
-¡Apártate!
Alejandro habló con firmeza, su mirada reflejaba emociones intensas. Empujó a Fernando a un lado y se arrodilló junto a Luciana, cubriendo su boca y nariz con una mano. Luego, sin dudarlo, ¡presionó sus labios contra los de ella!
El lugar quedó en silencio absoluto. Mónica miraba la escena con la boca abierta, incapaz de creer lo que estaba viendo. ¿Qué… qué estaba haciendo?
Fernando, paralizado, no podía procesar lo que sucedía. Alejandro, ajeno a las reacciones, continuaba con las maniobras de respiración, insuflando aire en los pulmones de Luciana una y otra vez. Su rostro estaba pálido, reflejando angustia.
En su mente, una súplica silenciosa: «Luciana, ¡despierta ahora mismo! Si no lo haces, ¡juro que nos divorciamos de inmediato! ¡No me importa cuál sea tu razón!»
-¡Cof, cof…!
Como si hubiera escuchado su advertencia mental, Luciana empezó a toser y abrió los ojos lentamente. Lo primero que vio fue al hombre empapado frente a ella, con el cabello goteando.
-Ale… ¿Alejandro?
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Capítulo 72
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Al instante, Alejandro la envolvió en sus brazos.
-¡Soy yo!-respondió, apretándola contra su pecho. Su cuerpo estaba tenso, y podía sentir los latidos rápidos de su corazón.
Con un movimiento decidido, levantó a Luciana en brazos. La multitud, comprendiendo la urgencia, se apartó para dejarles paso.
-Alex… -Mónica lo miró con una mezcla de inocencia y dolor.
-Te lo explicaré después.
Sin más explicaciones, Alejandro se llevó a Luciana a la sala de descanso y le dio instrucciones a Sergio.
-¡Llama a un médico!
—Sí, primo.
Debido al tamaño del lugar, Ricardo y Clara llegaron justo en ese momento. Al ver la escena, quedaron atónitos.
Clara, tambaleándose, agarró el brazo de su hija.
-¿Qué está pasando aquí? ¿Por qué lleva a esa muchacha en brazos?
***
En la sala de descanso, el médico terminó de examinar a Luciana.
-Señor Guzmán, no se preocupe, tanto la madre como el bebé están bien. Sin embargo, en las primeras etapas del embarazo es crucial tener cuidado.
Alejandro asintió y dio instrucciones para que acompañaran al médico a la salida.
Después de todo el alboroto, Luciana estaba agotada. Cuando Alejandro entró para verla, la encontró profundamente dormida. Decidió no despertarla y salió en silencio.
En la puerta, la familia Herrera, junto con Fernando, esperaban.
–
-¡Señor Guzmán! -Clara fue la primera en acercarse, enfrentándolo con actitud desafiante
. Debe darnos una explicación. Mi hija ha soportado demasiado al estar con usted sin reconocimiento oficial, y hoy, frente a todos, la ha humillado de una manera imperdonable. ¿ Cómo espera que siga viviendo así? -dijo, aferrándose a Mónica, quien también comenzó a llorar.
-¡Ay, mi pobre hija!
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Capitulo 72
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-Mamá… -Mónica, con los ojos hinchados, miró a Alejandro con tristeza y reproche-. Yo confío en que Alex tiene sus razones. Sé que no me lastimaría intencionalmente, ¿verdad, Alex?
La voz de Alejandro, aunque firme, reflejaba cansancio.
-Hablaré contigo sobre esto en privado.
-De acuerdo. -Mónica asintió dócilmente y tomó su brazo-. Vamos a otro lugar para hablar.
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