Capítulo 737
-¡No! -saltó Alejandro, negándose de inmediato.
-De acuerdo -dijo Mónica, contrariando a Alejandro.
—Mónica… —Alejandro frunció el ceño-. Es muy peligroso. ¡No sabes lo que puede hacerte! -¿Qué otra opción hay? -respondió ella, con un suspiro.
-Dices que solo quiere dinero…
-Sí -replicó ella, con mirada tensa y algo húmeda-. Alex, es mi madre. ¿Te crees que, sabiendo el riesgo, no voy a hacer lo necesario?
Era un deber filial: aunque fuera una situación peligrosa, no podía desentenderse. Alejandro no supo cómo rebatir eso. Tomó el maletín de las manos de Sergio y se lo entregó a Mónica.
-Por favor, ten cuidado. No te acerques demasiado. Si notas algo raro, corre de vuelta.
—Ajá —Mónica esbozó una leve sonrisa.
Al ver que su brazo izquierdo seguía en recuperación, Alejandro preguntó:
—¿No te pesa mucho? ¿Podrás llevarla?
Estoy bien heridas.
-contestó Mónica, levantando la maleta con la mano derecha-. Aquí no tengo
-De acuerdo, ve con cuidado -dijo él, soltándola con cierta reticencia.
Mientras se alejaba con la maleta, Mónica avanzaba cautelosamente. Ni muy rápido ni demasiado cerca. Desde allí, distinguió cómo Clara seguía maniatada a un barandal.
-Aquí tienes el dinero —anunció con voz firme, sosteniendo la maleta contra su cuerpo.
-¡Ábrela, quiero ver! —Ovidio mostró un brillo de avaricia en los ojos.
-Está bien.
Mónica se inclinó y abrió el maletín. Había fajos de billetes usados, perfectamente apilados.
-¿Listo? ¿Quieres que te los cuente uno por uno?
No hace falta -soltó Ovidio, eufórico-. Ciérrala, ciérrala rápido.
La joven siguió sus instrucciones, cerró y aseguró de nuevo.
-¡Acércala! -apremió él.
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Capítulo 737
Mónica vaciló, adelantando un par de pasos con gesto de disgusto.
—Mónica… —Ovidio la miró con un dejo de ternura falsa—. No me tengas miedo, no voy a hacerte daño. ¡Soy tu padre! Ven, deja que papá te mire bien…
Alargó la mano, intentando tocarla.
-¡No te atrevas! -Mónica se estremeció, retrocediendo sin soltar la maleta—. ¡Tú no eres mi padre!
-¿No me reconoces? -Ovidio perdió la compostura. Llevaba años reprimiendo el deseo de reconocer públicamente a su hija, así que explotó de rabia. Para enfatizar, le dio una patada a Clara, que seguía atada—. ¡Todo es culpa tuya! ¡Por tu culpa, mi propia hija ni me mira!
-¡Eres un desgraciado! -gimió Clara, sin saber dónde meterse . ¡Cállate! ¡¿Quieres acabar con Mónica?!
-¿Yo, acabar con ella? -Ovidio se irritó aún más-. ¿No se supone que debe ser mi hija y llama “papá❞ a otro hombre? ¿Te parece justo? ¡Estoy harto!
¡Basta, cállate! ¡Te exijo que te calles! —aulló Clara, empapada en lágrimas. ¡Perdóname, Mónica!
Ahogada en sollozos, no pudo decir más, porque Ovidio levantó la mano y le plantó una bofetada que la dejó atontada.
-¿Todavía te atreves a llorar? —espetó él. Luego se volvió hacia Mónica con la mandíbula apretada—. ¡Mónica, llámame papá!
-No… Mónica contuvo las lágrimas, pero le era imposible. Dos gruesos goterones cayeron por sus mejillas.
-¿Te niegas? -Ovidio, fuera de sí, le soltó otra cachetada a Clara-. ¡Si no me reconoces, la mato!
-¡Tú…! -exclamó Mónica, sintiéndose totalmente humillada. No pudo contener las lágrimas, que brotaron con más fuerza.
-Perdóname, perdóname… -Clara sollozaba en el suelo. Todo ha sido mi culpa…
-¿De qué sirve disculparse ahora? -bramó Mónica, incrédula. Dejó caer la maleta y avanzó hacia Clara, agarrándola del cuello de la camisa-. ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué te juntaste con este sujeto…? ¿Te das cuenta de que me arruinaste la vida?
Clara seguía llorando, sin poder responder con claridad. El absurdo de la situación era tan grande que Mónica se sentía al borde de la locura.
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Capítulo 737
-¿No entiendes? -exclamó, volteándose para ver a Ovidio. ¿Qué veías en él? ¿Acaso mi papá no te bastaba? ¡¿O eras tan ciega que preferiste al peor de los hombres?! ¡Mira lo que lograste: me destruiste, ¿te das cuenta?!
-Mónica…snif…snif… —sollozó Clara.
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