Capítulo 75
Capítulo 75
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Luciana se sentó en un banco cerca de la entrada y sacó su teléfono para pedir un taxi. Después de lo ocurrido, no podía quedarse más tiempo allí. Sin embargo, justo cuando pensaba que podía irse, el problema volvió a molestarse.
Clara y Mónica la encontraron. Clara se acercó a grandes zancadas y le gritó:
—¡Luciana Herrera! ¡Así que tú eres la maldita zorra que obligó a Alejandro a casarse contigo! ¿ No tienes vergüenza? ¡Él es el novio de Mónica!
Luciana se quedó momentáneamente sorprendida. ¿Ya lo sabían? Bueno, las noticias viajaban rápido.
-Clara Soler -respondió Luciana con una sonrisa suave y fría-. Esa palabra, «vergüenza»>, cualquiera podría usarla, menos tú. ¿Ya se te olvidó que la que más falta de vergüenza ha tenido eres tú? Si no fuera por eso, tu hija ni siquiera existiría.
Clara se quedó sin palabras, su rostro se puso morado de ira.
-¿Compararte conmigo? ¡Yo y tu padre nos amábamos de verdad! No como tú, que no tienes vergüenza. ¡Señor Guzmán nunca quiso casarse contigo!
Luciana contuvo el asco.
-¿Amor de verdad? Vaya, ¡realmente sabes cómo embellecer lo que no es más que una relación de amantes!
-¡Tú…! -Mónica temblaba de rabia—. Luciana, ¿cómo te atreves a hablarle así a mi mamá?
-¿Y qué si lo hice? -Luciana respondió con tranquilidad-. De hecho, debería agradecerles. Si no me hubieran acorralado, ¡nunca habría recurrido a la familia Guzmán!
Los ojos de Luciana brillaban con una chispa de desafío.
-Cuando supe que eras su novia, jme dio tanta alegría!
Mónica se quedó paralizada, su cuerpo se tensó.
-¡Lo hiciste a propósito! ¡Querías arruinarme la vida!
-Sí–Luciana asintió sin dudarlo.
-¡Eres increíblemente cruel! -Mónica respiraba con dificultad, furiosa-. ¡Pero no importa! ¡
Alex me ama a mí!
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Capitulo 75
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-Eso da igual -Luciana se encogió de hombros, como si realmente no le importara-. Lo único que sé es que mientras yo sea su esposa legal, tú seguirás siendo solo una amante, una querida escondida en las sombras. Quiero que, cada vez que pienses en eso, no puedas ni comer ni dormir.
Decir todo esto de un tirón le proporcionó una sensación de liberación incomparable.
Observando el rostro pálido de Mónica, Luciana levantó la mano y le dio unas palmaditas en la mejilla.
-¿Estás así de afectada? Mónica, te voy a decir algo: todo lo que haces tiene consecuencias. Yo soy tu merecido castigo.
-¡Luciana Herrera! -Mónica casi gritó, completamente fuera de sí-. ¡Esto no ha terminado! ¡Vas a ver, no vas a salirme ganando!
-¡Cuando quieras!
Luciana, sin molestarse en mirarlas más, se dio la vuelta y se fue, buscando un lugar diferente para esperar su taxi.
-¡Mamá! -Mónica, llorando, se lanzó a los brazos de Clara-. ¿Qué vamos a hacer ahora?
-No llores, cariño. Aún no hemos perdido -Clara la consoló, recordando algo-. El señor Guzmán dijo que su abuelo lo obligó a casarse, que fue un compromiso arreglado desde que eran niños.
-Si eso es cierto…
Clara apretó los dientes y murmuró con desprecio:
-¡Maldita Lucy! ¡Incluso después de muerta sigue arruinando mis planes! ¡Qué descaro! ¡ Madre e hija, ambas son unas desgraciadas!
***
El teléfono de Luciana sonó varias veces. Era Alejandro, pero ella decidió ignorarlo y colgar
cada vez. (1
-Sergio -Alejandro sostenía su teléfono, con el ceño fruncido. Luciana no contestaba sus llamadas. Recordando su actitud al irse, claramente estaba molesta-. Revisa las cámaras de
seguridad cerca de la piscina.
Sergio comprendió de inmediato.
-Sí.
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Cuando Alejandro regresó al salón y charlaba con Salvador, Jael y Jacobo, recibió la llamada de Sergio.
-Dime. -Alejandro se apartó para contestar.
-Te envié el video de las cámaras a tu celular.
-Perfecto.
Colgó la llamada y abrió el video en su teléfono. Las imágenes eran claras. Se veía cómo Mónica agarraba a Luciana para que no se fuera, lo que provocó que ambas cayeran a la piscina. Después de caer al agua, Luciana intentó salir, pero Mónica la arrastró hacia el fondo…
Alejandro cerró los ojos brevemente antes de volver a abrirlos. Había sido precipitado en su juicio, ¡y la había culpado injustamente!
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