Capítulo 77
-¿Por qué colgaste? Era Alejandro, ¿verdad? Se nota que está preocupado por ti.
-Claro que no.
Luciana levantó ligeramente las cejas, sonriendo con indiferencia.
-Al igual que el señor Delgado, el señor Guzmán es solo otro paciente. Es normal que me pregunte por cortesía.
Sus palabras sonaban más a una excusa. Pero continuó:
-Hace poco, frente a Serenity Haven, el señor Guzmán fue apuñalado. Yo era su doctora a
cargo.
Fernando asintió, comprendiéndolo.
-Ya veo.
Sin embargo, un hombre siempre sabe interpretar a otro hombre. Fernando apretó el volante ligeramente.
-Pero yo creo que él te aprecia mucho. Quizás… hasta te gusta.
Luciana lo miró sorprendida, sus ojos muy abiertos.
-¿De qué estás hablando? ¡Él tiene novia! Es Mónica, ¿no la viste hace un rato?
Eso era cierto. Fernando suspiró, sonriendo con algo de autocrítica.
-Parece que fue solo una idea mía.
Aunque dijo eso, la preocupación se instaló en su interior. Debería acelerar las cosas. No podía arriesgarse a perder a Luciana de nuevo.
Cuando llegaron a la ciudad, Luciana señaló hacia la acera.
–Déjame aquí en la esquina, hay una estación de metro cerca.
Fernando la miró.
-¿A dónde vas? Te llevo, nada de tomar el metro.
-No te preocupes. -Luciana sacudió la cabeza-. Voy al Sanatorio Cerro Verde a ver a mi hermano. Está bastante lejos, no quiero hacerte perder el tiempo. Tú ve a hacer lo tuyo.
¿Qué podría tener tan urgente? -Fernando no tenía intención de detenerse-. Hace tiempo que no veo a Pedrito, te acompaño.
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Siguió conduciendo, y Luciana, sin otra opción, aceptó.
-Entonces, te lo agradezco.
-No hay de qué -respondió Fernando, añadiendo en su mente: «No es molestia, es lo que más deseo.>>
Al llegar al Sanatorio Cerro Verde, Luciana llevó a Fernando hasta la habitación de Pedro. Pedro estaba solo, jugando con piezas de Lego.
-Pedro, ya llegué.
Luciana se sentó frente a él v señaló a Fernando.
-Mira quién vino a verte.
Pedro mantenía la cabeza baja, sin mostrar ninguna reacción.
Luciana no se desanimó y continuó hablando como si nada.
-Es Fer, tu amigo. Fer ha vuelto del extranjero y vino a verte.
Aún así, no hubo respuesta.
-Disculpa – Luciana le sonrió a Fernando con una mezcla de disculpa y resignación-. Pedro ha mejorado, pero sigue siendo impredecible. No siempre responde.
-No te preocupes -respondió Fernando, restándole importancia.
-Por cierto añadió Luciana, señalando hacia la puerta-, voy a hablar con el doctor sobre su tratamiento. Quédate un momento.
-Está bien.
Luciana salió, y tardó un buen rato en regresar. Al acercarse a la puerta entreabierta, escuchó la voz de Fernando.
-Sí, así es… ¡Wow, Pedro, lo estás haciendo genial!
¿Qué estaban haciendo?
Empujó la puerta y entró. Fernando y Pedro estaban sentados juntos, y frente a Pedro había un celular, probablemente el de Fernando. Pedro parecía completamente concentrado, como si estuviera jugando un videojuego.
Al escuchar los pasos de Luciana, Fernando levantó la vista y le dio una palmadita en la cabeza
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Capítulo 77
a Pedro.
-Pedrito, sigue jugando un rato.
Pedro no levantó la cabeza, absorto en su juego.
-¿Qué están jugando? -preguntó Luciana, curiosa.
-Luci–Fernando la tomó de la mano y la llevó al balcón. Sus ojos brillaban de emoción-. Nunca notaste que Pedro es diferente a otros niños?
¿Qué clase de pregunta era esa? Luciana soltó una risa suave.
-Claro que lo sé. Todos los niños aquí son diferentes.
-No, no me refiero a eso -Fernando estaba visiblemente emocionado-. El juego que le di a Pedro es un juego de números que desarrollé, aún en fase de prueba. ¡Pedro ya llegó al nivel 72!
Luciana se quedó con la boca ligeramente abierta, sorprendida y sin palabras. Si Fernando, un prodigio académico, estaba impresionado, lo que Pedro había hecho no era nada común.
<<¡Crash!>>
De repente, se escuchó un fuerte ruido desde el interior. Luciana y Fernando se apresuraron a
entrar.
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