Capítulo 790
Capítulo 7901
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¿Será que… me voy a morir?” se preguntó con una extraña serenad, sintiendo que su conciencia flotaba.
Veía rostros borrosos: la doctora Alondra, varios enfermeros… Todos se movían con apuro, pero ella los sentía lejanos, como si estuviera al borde de dejarlo todo.
No sentía miedo. Al contrario, pensaba en su padre, en Fer… y astia que tal vez era su turno de partir.
“Si muero, al menos… será una forma de expiar mis culpas. Aunque no sirva para regresar a quienes perdí, mi conciencia descansará un poco más.”
Con ese pensamiento, Luciana cerró los ojos, dispuesta a abandonarse a su destino.
-¡Doctora Alondra, esto no es bueno! -gritó alguien. ¡La pacier te dejó de respirar!
-¡Suban el flujo de oxígeno!
Alondra, en un acto de desesperación, comenzó a darle palmadas suaves en las mejillas:
-¡Luciana, reacciona! ¡Piensa en tu hija! ¡Apenas nació y está en la incubadora porque víno antes de tiempo! ¿En serio vas a dejarla sola? 2
Hablo con fuerza, casi enojada:~
-¡No seas ingenua! ¡Si tú faltas, al señor Guzmán no le costará rehacer su vida! ¿Quieres que tu bebé se crie con una madrastra? ¿ No has escuchado aquello de “con madrastra, padre ausente“?
Las palabras taladraron la mente de Luciana y la sacaron de su trance. Tenía razón. No podía darse por vencida. Ella llevaba consigo un enorme peso de culpa, pero… ¿y su hija? Era responsable de esa criatura, la trajo al mundo y debía protegerla.
-Lo siento, papá… lo siento, Fer… -gimió Luciana, soltando un llanto quedo-. Todavía no puedo pagar lo que les debo…
Su llanto destapó de nuevo sus vías respiratorias.
-¡Doctora Alondra! -exclamó
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enfermera-. ¡Está respirando de nuevo!
-¡Luciana, excelente! -dijo Alondra con alivio-. Las mujeres pueden parecer frágiles, pero son sumamente fuertes cuando deben luchar.
-¡Llegó la sangre! -anunció otra vo
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—¡Apliquen de inmediato! -ordenó Alondra-. Métanle fluidos por doble vía.
-¡Entendido!
Siguieron momentos de tensión mientras estabilizaban a Luciana. Finalmente, cuando la puerta del quirófano se abrió, la doctora Alondra salió con el rostro agotado y se quitó la mascarilla
Alejandro se puso de pie de un salto, sintiendo que el corazón se le detenía.
-¿Mi esposa…?
-Logramos controlarlo -respondió con un suspiro de alivio-. Estuvo a punto de un paro cardiorrespiratorio, pero es muy fuerte y resistió. Está a salvo.
Alejandro sintió que el pecho se le aflojaba. Una emoción abrumadora se apoderó de él. No lograba articular otras palabras:
-Gracias… de verdad, muchas gracias.
No hay de qué. Sólo cumplimos con nuestro deber.
Justo entonces, él recordó otra preocupación: la visión de Luciana.
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Capitulo 790
-¿Y sus ojos…? Antes del parlp, ella perdió la vista.
Alondra miró a Alejandro con pesar:
Es una complicación del embarazo, y me temo que no se recuperará pronto.
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-¿Cómo…? –La expresión de Alejandro se ensombreció todavía más ¿Quiere decir que mi esposa… será ciega?
-Hay una alta probabilidad -admitió la doctora. Le adverti antes que mantener el embarazo era riesgoso para su salud. Pero tampoco hay que perder toda esperanza. Lo ideal es seguir con revisiones e intentar recuperarla cuando su cuerpo esté más estable.
Para Alejandro, esa explicación era inaceptable. Pero la doctora Alondra no podía prometerle nada más. Se limitó a señalar el interior del quirófano.
Entre a verla. Lo que más necesita ahora es su apoyo.
-De acuerdo.
En la sala, una enfermera terminaba de limpiar a Luciana. Ella yacía recostada con los ojos cerrados, tan inmóvil que daba la impresión de estar inconsciente.
-No se preocupe, señor Guzmán -susurró la enfermera-. No está en coma; simplemente se quedó dormida por el agotamiento.
Alejandro soltó el aire contenido, sintiendo un gran alivio. Se acercó hasta la cama y se inclinó para rodearla con cuidado, posando la mejilla contra la de ella.
—Luciana… lo hiciste muy bien, ¿lo sabías? —murmuró con cariño aunque ella no podía oírlo. Después, besó suavemente su frente-. Descansa. Nuestra pequeña está en la incubadora, prometo cuidarla por ti. 4