Capitulo 796
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Alex…susurró Luciana, enroscando los brazos alrededor de suello. Con la cabeza ligeramente inclinada hacia atrás, sus Tabios casi rozaban los de él. Su voz, suave como un susurro, tenia matiz Juguetón. Si no me demuestras que hablas en serio, estoy lista para entregarme a la policía… ¿No te dolería ver como yo misma entro en prisión?
El corazón de Alejandro dio un brinco, como si lo hubiera picado una abeja. ¿Acaso tenía otra opción? Con un gesto decidido, la tomó de la espalda y la cintura y apretó la mandíbula.
-Está bien… lo haré.
No esperó a que Luciana reaccionara. Se inclino y selló sus labios con un beso profundo, a la vez tierno e impetuoso.
-Mm…ella frunció el ceño y emitió un leve quejido. Me duele..
Él la estaba mordiendo con tanta fuerza que, cuando se separó, Luciana ya tenía los labios ligeramente hinchados.
-Vas a portarte bien, ¿si?-preguntó Alejandro con una mezcla de amor, enfado e impotencia.
Había decidido terminar con ese matrimonio impuesto para después volver a empezar, de la forma correcta. Y Luciana, por su parte, se había comprometido a quedarse a su lado. Con el tiempo, esperaba poder demostrarle la sinceridad que le reclamaba.
—¿Por qué estás tan tenso? –comentó ella, haciendo un ligero mohín. ¿A dónde podría ir así? Tanto Alba como yo dependemos de ti.
–Más te vale no olvidarlo ―rezongó Alejandro, y volvió a besarla con suavidad—. Si nuestro comienzo te dejó resentimientos, terminemos primero y empecemos de nuevo.
Luciana sonrió con un destello de picardía, acurrucándose contra su pecho.
-Eres tan bueno conmigo… 4
Más tarde, llegó Nathan con las indicaciones sobre cómo Luciana debía responder ante la policía. Frente a él, ella repitió de corrido y sin titubeos todo el guion que le habían preparado, palabra por palabra.
El abogado lanzó una mirada cómplice a Alejandro y asintió complacido.
-No se preocupe, señor Guzmán. La señora Guzmán es muy inteligente; siguiendo este relato no habrá complicaciones.
-Exacto coincidió Alejandro con un gesto de aprobación.
Acto seguido, Nathan sacó el borrador del acuerdo de divorcio. Tal como Alejandro había indicado, sería un trámite puramente formal, sin reparto de bienes. Prepararlo no había sido complicado, aunque el abogado no podía evitar pensar en lo enrevesada que era la historia de esta pareja tan adinerada.
Señor Guzmán y señora Guzmán llevaban tiempo con idas y venidas: un divorcio que no se consumaba, la intromisión de aquella actriz, ahora la exigencia de Luciana de un “nuevo inicio“… Y lo mas insólito era ver a Alejandro, siempre dispuesto a darle
gusto.
Nathan colocó dos copias del documento sobre la mesa, una frente a cada uno.
-Si todo les parece correcto, solo faltan sus firmas. Luego me encargaré de registrarlo.
No hace falta que lo revise —dijo Luciana con serenidad-. No puedo ver.
Alejandro… →giró un poco la cabeza hacia él—. ¿Dónde está la pluma? No veo nada, así que sujétame la mano para firmar.
Claro. —Alejandro esbozó una sonrisa llena de ternura. Puso el bolígrafo en la mano de Luciana y la guió hasta la línea de la firma-. Aquí está. 1
Nathan no pudo disimular la sorpresa y se quedó contemplando la escena con la boca abierta. Era una imagen extraña: la pareja,
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tan cariñosa entre ellos, firmando… su divorcio.
”
¿De verdad? ¿Están firmando un divorcio mostrándose tanto carino? Cualquiera pensaría que esto es una broma“, pensó, casi con un nudo en la garganta. Aquella exhibición de afecto en pleno trámite de separación le parecía insólita.
Después, Alejandro también tomó la pluma. Antes de firmar, dudó unos segundos, volviendo la vista hacia Luciana. ¿Temía algo? Al final, comprendió que no planeaba abandonarla. Apretó los dientes y plasmó su nombre, junto con la huella de sus dedos.
-Listo, quedó todo–anunció Nathan al recoger los papeles-. Sino hay más pendientes, me retiro. Señora Guzmán, descanse mucho.
Cuando Nathan salió de la habitación, se hizo el silencio. Alejandro se giró hacia Luciana.
-¿Te sientes cansada?
-Un poco–admitió ella, estirando los brazos hacia él.
Con un gesto casi automático, Alejandro la levantó y la acomodó con cuidado sobre la cama. Luciana le sujetó la manga.
-Quédate conmigo un rato, hasta que me quede dormida. 2
Capítulo 797