Capítulo 804
Mm… Alba asintió con un puchero.
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Madre e hija se quedaron abrazadas y llorando juntas, mientras los otros tres ocupantes de la sala se hallaban en una especie de shock. Habían pasado tres años y, con tan solo mi vistazo, tanto Alejandro como los demás reconocieron a Luciana al instante.
Comparada con la de hace tres años, Luciana parecía casi la misma Solo llevaba el cabello mucho más corto (antes lo tenía hasta la cintura, ahora apenas le cubría las orejas). Ese cambio le daba to aire más ligero y transmitía cierta frialdad distante.
Fuera de eso, era la misma mujer: el embarazo no había dejado rastro en su cuerpo esbelto, y su porte seguía siendo impecable.
Lo más impactante no era su apariencia, sino el hecho de que estuviera allí, de regreso en Muonio, después de desaparecer sin dejar rastro. ¿Cómo volvió? ¿Cuánto tiempo llevaba?
Luisa y Rosa se miraron de reojo, y luego posaron la vista en Alejandro, quien permanecía de pie, erguido y con la expresión impasible. Sus ojos, ligeramente entornados, ocultaban cualquier emoción. 2
—Ya no llores, Alba. Mamá tampoco va a llorar–susurró Luciana, impiándole las lágrimas a la niña. En ese instante notó restos de pastel y crema batida en la comisura de sus labios.
Sacó una toallita húmeda y le limpió la boquita con cuidado.
-¿Qué estuviste comiendo, eh?
—Ehhh… pastel -respondió Alba mientras, de golpe, recordaba como lo consiguió. Subió su brazo gruesecito y apuntó en dirección a Alejandro-. El tío me lo dio.
Entre sollozos, añadió: 1
-Mami, el tío es bueno. Le dio de comer y además le ayudó a encontrarla.
-Ya veo. -Luciana sonrió y elevó la mirada.
En cuanto sus ojos se posaron en Alejandro, se detuvo un segundo… pero no pareció demasiado sorprendida. Lo cierto era que, igual que él la había reconocido al oír su voz por teléfono, ella había identificado la suya. 3
–Señor Guzmán… cuánto tiempo sin vernos -dijo Luciana con una sonrisa serena-. Muchas gracias por ayudar a mi hija.
Ni siquiera pretendió desconocerlo. Aceptaba su presencia de manera abierta, como si no le afectara el pasado que compartieron. Para Alejandro, esa despreocupación representaba cierta indiferencia, como si ya no le importaran los viejos lazos que las
unieron.
-No ha sido nada -respondió él con un leve asentimiento-. Fue algo circunstancial.
-Entonces… —Luciana parpadeó y se dirigió a la pequeña-. Alba, despídete del señor y de las señoritas.
Con esas palabras, quedó claro que también había notado la presencia de Luisa y Rosa. Ambas sintieron un súbito calor en las mejillas, mezclado con la incomodidad de no saber cómo reaccionar. Alba, por su parte, movió la manita, enfocando toda su atención en Alejandro.
-¡Señor, adiós! -soltó con su voceçita, abrazándose más fuerte al cuello de su mamá.
En cambio, pareció pasar por alto a Luisa y Rosa por completo, acurrucándose en el regazo de Luciana.
¿Por qué no te despides de las señoritas también, eh? -bromeó Luciana.
-¡No hay problema! -se apresuraron a decir Luisa y Rosa, casi al unísono, tratando de restar importancia a l
ación.
-Disculpen por las molestias -dijo Luciana con una sonrisa-. Mi hija las ha interrumpido… y, bueno, lamento si las distraje de su… cita. 1
Aquella última frase hizo que Luisa y Rosa enrojecieran todavía mas, sintiéndose un tanto expuestas.
Capitulo 804
Alejandro permaneció en silencio, sin mostrar la menor reacción.
Alba.
Luciana habló de nuevo, con su tono suave pero firme- sef amables. ¿Qué debería decirle Alba a las señoritas?
La pequeña, un poco reticente, acabó volviéndose hacia Luisa y Rosa.
-Adiós, señoritas.
-Sí… adiós, pequeña.
-¡Qué niña tan linda!
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Recuerdas lo que te dije? Las niñas buenas siempre deben
-¿Verdad que eres un sol? -dijo Luciana, acariciándole la mejilla Luego la alzó en brazos. Con su permiso, ya nos retiramos. No queremos molestarlos más.
Con una sonrisa amable, se dio la vuelta y se dirigió a la salida.
んんん