Capítulo 82
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-Pedro se intoxicó con algo… -dijo Luciana, sus ojos llenándose de lágrimas. Luego recordó que Alejandro no conocía a Pedro-. Pedro es mi hermano.
Alejandro se tensó. Era la primera vez que escuchaba algo sobre su familia. No sabía un hermano.
-¡Voy contigo!
-No…
que tenía
-¿Qué de no? -la interrumpió Alejandro con firmeza-. A esta hora no conseguirás un taxi en Rinconada. ¡Vámonos!
Tomó la mano de Luciana.
-¿No estás preocupada por tu hermano?
-¡Sí!
No había tiempo que perder. Luciana acabó subiendo al auto con Alejandro.
-Lo siento mucho, es muy tarde y te estoy molestando.
Alejandro la miró de reojo.
-No digas eso. Me has ayudado tantas veces, ¿cómo no iba a estar aquí para ti en este momento?
-Gracias. -fue lo único que Luciana pudo decir, agradecida.
***
Pedro fue trasladado al hospital cercano al sanatorio. Cuando Luciana llegó, la sala de emergencias era un caos.
-¡Doctor, soy la hermana de Pedro Herrera!
El médico, visiblemente preocupado, se apresuró hacia ella.
-¡Por fin llegas! El paciente tiene autismo y no coopera para el layado gástrico. La única opción es anestesiarlo e intubarlo. ¡Necesitas firmar los papeles!
Luciana sintió que las piernas le fallaban. Aunque era doctora, cuando se trataba de Pedro, todo profesionalismo desaparecía.
-¡Luciana!
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Capitulo 57
425 BONUS
Alejandro la sostuvo justo a tiempo, evitando que cayera. No soportaba verla así, así que la abrazó suavemente y la guió hasta un banco.
-Espérame aquí.
-¿Qué? – Luciana lo miró, confundida. Antes de que pudiera reaccionar, Alejandro ya estaba hablando con el médico.
-¿Dónde firmo?
El médico lo miró, desconfiado.
—¿Quién eres tú? No cualquiera puede firmar. Es una responsabilidad legal.
-Soy el cuñado de Pedro Herrera. Reconocido legalmente. -respondió Alejandro con frialdad, extendiendo la mano-. ¿Me da los papeles?
–Está bien.
El médico le entregó el consentimiento y Alejandro firmó.
Desde el banco, Luciana lo observaba en silencio, las lágrimas corriendo por sus mejillas. Alejandro había dicho ser el cuñado de Pedro… aunque sabía que no era cierto.
-Luciana
Alejandro regresó después de firmar y la vio llorando en silencio. Sintió un dolor agudo en el pecho. Sin pensarlo, se agachó frente a ella.
-No te preocupes, todo saldrá bien. —murmuró, mientras le limpiaba suavemente las lágrimas-. No llores, ¿sí?
—Sí… —asintió Luciana entre sollozos, pero sus ojos seguían llenos de lágrimas.
Alejandro se sentó a su lado y le ofreció un pañuelo.
-Tu madre ya falleció, ¿y tu padre?
Luciana se quedó inmóvil unos segundos antes de sacudir la cabeza.
-Tampoco…
¿También había fallecido? Entonces, solo le quedaba Pedro, su hermano, con quien vivía. Y ese hermano tenía autismo.
Alejandro murmuró suavemente:
-¿Fue por tu hermano que te acercaste a la familia Guzmán?
Capitulo 82
+25 BONUS
El corazón de Luciana se encogió.
-Lo siento, fue una situación desesperada, pero aún así, lo siento.
Si no hubiera acudido a ellos, nada de lo que había sucedido después habría ocurrido.
¿Desesperada? Alejandro frunció el ceño. ¿Qué la había llevado a esa situación? Seguramente, aquel hombre que la había lastimado…
Con un hermano que necesitaba cuidados constantes y, además, haber sido abandonada por ese hombre… no le quedaba otra opción.
Un repentino sentimiento de ira se apoderó de Alejandro. ¡Quería encontrar a ese hombre y destrozarlo!
Mirando a Luciana en silencio, se preguntaba si ella aún pensaba en ese hombre.
En la sala de emergencias, Pedro fue trasladado a una habitación tras el lavado gástrico. Había comido hongos venenosos, al igual que otros en el sanatorio, incluidos algunos empleados, y sufrió una intoxicación alimentaria. Aunque el incidente parecía grave, no tuvo mayores consecuencias. Con el lavado y suero, Pedro se estabilizó.
Luciana, exhausta, se quedó junto a su cama, casi quedándose dormida, cuando Alejandro la levantó en brazos.
-Alex
Alejandro se detuvo por un instante. Su corazón se aceleró. Era la primera vez que ella lo llamaba así; hasta ese momento, siempre había sido «señor Guzmán» o «Alejandro>>. Ese simple <<Alex>> lo hizo sentir más cercano.
-Estoy aquí. -esbozó una pequeña sonrisa—. Ve al sofá a dormir, yo me quedaré cuidando.
-No, yo… -comenzó Luciana, pero Alejandro la interrumpió, cubriendo sus labios con un beso suave.
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