Capítulo 86
New Horta.
En ese momento, el hospital rural era un caos. Aunque todo parecía desordenado, cada equipo se preparaba para adentrarse en la montaña. Luciana no estaba en la zona del deslizamiento, pero formaba parte de los que se alistaban para ir hacia allá. Junto a ella estaban su amiga y colega, Martina y Jhonny.
-¡Luciana, ¿lista?! ¡Súbete al camión!
-¡Voy!
Luciana, cargando su mochila médica y un paquete de esterilización de óxido de etileno, corrió hacia el patio.
-Dámelo. -Martina tomó sus cosas y, junto con Jhonny, la ayudaron a subir a la camioneta.
El vehículo los llevó hasta la entrada de la zona montañosa, donde se detuvieron.
-De aquí en adelante tenemos que caminar.
Jhonny, siendo el más fuerte, llevaba la
carga
más pesada.
Martina le dio un codazo a Luciana y le susurró:
-Es un buen tipo, ¿segura que no lo vas a considerar?
-Concéntrate en el trabajo.
Luciana no tenía ganas de responder. ¿Considerar qué? Todavía no sabía qué hacer con el bebé en su vientre. Estaba a punto de llegar a los tres meses. Si iba a interrumpir el embarazo, debía decidirlo pronto, antes de que fuera demasiado tarde.
***
En la zona del deslizamiento, los bomberos ya estaban presentes. Habían delimitado un área despejada para el equipo médico y montado carpas provisionales. Apenas llegaron, Luciana y su equipo se sumergieron en el trabajo de rescate.
No fue sino hasta las dos de la tarde que pudieron rotar para tomar un rápido bocado.
-¡Luciana!
Luciana, que apenas lograba tragar un trozo de pan, se dio la vuelta al escuchar su nombre. Era Alonso, el jefe de la brigada en esta ocasión.
-Estoy aquí. —Luciana se levantó apresurada.
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Capítulo 86
Alonso nunca había sido amable con ella, por la relación cercana que tenía con el doctor Delio. Y, como era de esperarse, no traía buenas noticias.
-Prepárate para ir al área del deslizamiento y realizar primeros auxilios.
-Entendido.
El llamado era urgente, así que Luciana dejó la mitad de su pan y se apresuró a unirse al equipo. Jhonny también estaba ahí, y todos, excepto ella, eran hombres. 1
Las primeras líneas de rescate requerían fuerza física, ideal para hombres que debían mover y arrastrar heridos. Al ver a Luciana, Jhonny frunció el ceño.
-¿Por qué Alonso te manda a ti, siendo mujer? Voy a hablar con él…
-No es necesario. —Luciana negó con una sonrisa—. Delio está a punto de ser nombrado jefe de cirugía, déjalo desahogarse.
-Uf. —Jhonny suspiró—. Solo ayúdanos con los vendajes y el tratamiento de los heridos. No hagas esfuerzo físico.
-Entendido. Gracias. -Luciana sonrió ampliamente-. Te lo agradezco.
-No hay de qué.
***
El equipo de rescate partió. Al principio, Jhonny vigilaba de cerca a Luciana, pero a medida que empezaron a sacar a los heridos, se distrajo. Luciana, concentrada en su trabajo, también dejó de prestar atención.
-Doctora, por favor, acompáñenos más adentro.
-¡Entendido!
Cuando Jhonny se dio cuenta, Luciana ya no estaba a la vista. Al principio, no le dio mayor importancia, asumiendo que ella debía estar cerca. Sin embargo, el cielo comenzó a oscurecer y, durante el cambio de turno del equipo de rescate, el desconcierto se apoderó de él.
-¿Dónde está Luciana? -preguntó alarmado.
Nadie la había visto desde hacía un buen rato. Todos sacudieron la cabeza.
-¿Tal vez se fue con los heridos que transportaron antes? -sugirió uno de los compañeros,
-Es posible, -respondió otro-. Joe y Tadeo se fueron con los primeros heridos.
Jhonny asintió, intentando tranquilizarse.
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Capítulo 86
-Terminemos el turno y volvamos al hospital.
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De regreso en el hospital, Jhonny se apresuró a buscar a Martina.
-¿Luciana ya volvió?
Martina se quedó helada.
—¿Qué estás diciendo? ¡Luciana fue contigo! ¿Cómo es que tú volviste sin ella?
Jhonny sintió que la sangre se le congelaba en las venas.
-¿No ha regresado? -balbuceó. Su rostro palideció.
Martina no podía creer lo que escuchaba.
-¡Empieza a buscarla! -gritó, perdiendo la calma.
Ambos recorrieron el hospital preguntando por Luciana, pero nadie la había visto. Jhonny se culpaba más con cada minuto que pasaba.
-Si se quedó atrapada en la montaña, sola… -murmuró con desesperación.
Martina, al borde de las lágrimas, gritó:
-¡Todo es culpa de Alonso! No puede soportar que Delio sea mejor que él, ¡y ahora se desquita con Luciana! ¡Es injusto!
En ese momento, una figura alta pasó junto a ellos, deteniéndose de repente. Alejandro, con una mano en el bolsillo, los miraba con los ojos oscurecidos por una ira contenida.
-¿Quién le hizo qué a Luciana? -su voz, baja y amenazante, cortó el aire.
Martina quedó paralizada al verlo.
-S–señor Guzmán… -balbuceó.
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