Capítulo 98
+25 BONUS
-¡¿Qué?! -Jacobo saltó de su asiento, claramente alterado. ¿Quién dice que tengo un historial amoroso extenso? ¡No me pongan etiquetas así! Lo mío son solo amigas especiales…
Los otros tres le lanzaron miradas de desaprobación sin piedad.
-Jaja -Jacobo levantó una ceja, riéndose sin preocupación-. Con hijos, la verdad, no he salido con ninguna…
—¡Ja! —Jael se rio sin contenerse-. Eso es porque ninguna te interesó lo suficiente. Si te hubiera gustado, ¿qué más daría si tenía hijos o no?
—¿Te estás burlando de mí, verdad? -Jacobo sonrió-. Y si lo hiciera, ¿qué? A estas alturas, ¿ quién se va a atar solo por un hijo?
-Lo que dices es verdad, pero no del todo -intervino Salvador, quien había estado callado hasta ese momento—. ¿Qué significa «<a estas alturas»? Mira a la reina Carolina, la madre del rey Boris. Se casó con el rey después de haber tenido hijos en un matrimonio anterior y tuvo a Boris y a sus tres hermanas, ¿no?
Miró a Alejandro, sus palabras cargadas de significado.
-Cuando es de verdad, esas cosas no importan.
Alejandro mantuvo su expresión seria, sus ojos oscuros reflejando pensamientos profundos. Tenía demasiadas cosas en la cabeza, y con poca motivación, decidió irse antes de las diez.
De camino a casa, no dejaba de pensar en Luciana. ¿Ya habría terminado su turno? Y entonces, la vio bajar del autobús.
Desde allí hasta la Casa Guzmán había un buen tramo, y el autobús no llegaba hasta la casa. Sin decir nada, Alejandro manejó hasta detenerse junto a ella, bajando la ventanilla.
-Súbete.
Luciana lo vio y, sin pensarlo mucho, subió al auto.
-Qué coincidencia.
Apenas se acomodó en el asiento, su teléfono sonó. Al ver quién era, sonrió. Alejandro la miró de reojo.
-¿Qué es lo que te pone tan contenta?
Luciana no vio razón para ocultarlo, así que respondió:
Capitulo 98
+25 BONUS
-Quedé con unos amigos este fin de semana para llevar a mi hermano a «Arroyo de los Lirios >>. Canjeé unos cupones de descuento con puntos que tenía.
¿Amigos? ¿Qué amigos? ¿Serán hombres o mujeres? Alejandro levantó una ceja, fingiendo preguntar sin interés.
-¿Vas con la doctora Martina?
-No.
Luciana negó con la cabeza-. Martina no puede este fin de semana. Pero no dijo con quién iba.
<<Tch. Si no es con Martina, ¿será con Fernando?» Alejandro sintió una molestia que le punzaba el pecho, una incomodidad que no podía ignorar.
Alejandro estaba en la ducha, mientras que Luciana, ya bañada, descansaba en el sofá y llamar a Fernando.
-Fernando, solo quería confirmar contigo, ¿tienes tiempo este fin de semana?
Fernando aflojó su corbata, esbozando una ligera sonrisa.
-Sí, tengo tiempo.
Luciana dudó por un momento antes de preguntar:
decidió
-¿Seguro que no te interrumpo? En realidad, puedo llevar a Pedro yo sola, no hay problema.
Aparte de su tendencia a ignorar a la gente, Pedro solía portarse bien con ella.
Mientras Fernando respondía, la puerta de su habitación se abrió. Victoria, su madre, entró sin hacer ruido, ocupándose de arreglar la habitación. Fernando giró un poco, buscando continuar la conversación sin interrupciones.
-No te preocupes, no me estorba en absoluto. Además, me vendrá bien relajarme. Si le prometiste a Pedro que íbamos y luego no vamos, se pondrá muy mal. ¿Estás segura de que podrás calmarlo?
La verdad, no lo estaba. Pedro era especial, y cuando se ponía obstinado, era casi imposible calmarlo. Pero Luciana recordaba que Fernando tenía una novia, y le incomodaba pasar tiempo con él sin ella.
-¿Por qué no invitas a tu novia? Yo puedo invitar a Vicente, así somos más y la pasamos mejor.
Luciana había planeado todo. Le pediría a Vicente que se hiciera pasar por su novio, evitando cualquier malentendido. Fernando se quedó un momento en silencio, sorprendido.
+25 BONUS
Capítulo 98
¿Novia? Casi se había olvidado de eso. Sonriendo, respondió:
-Lo que
tú decidas está bien.
-Entonces compraré los boletos.
-Perfecto.
Después de colgar, Victoria, que había estado revisando unos papeles, se acercó con unos sobres en la mano. Los levantó frente a Fernando.
-Fernando, ¿qué es esto?
Fernando apenas miró los sobres antes de arrebatárselos.
-Es asunto mío, no necesitas saber.
-Son facturas. Vienen de Canadá -Victoria, ignorando el tono de su hijo, continuó—. El monto es considerable. ¿Qué es el Instituto Wells? ¿Qué estás haciendo que te cuesta tanto dinero?
—¡Mamá! —El rostro de Fernando se endureció, con un aire altivo y sarcástico-. Ya soy adulto, no necesito rendirte cuentas de cada cosa que hago.
—¿Eso te parece poca cosa? —Victoria estaba consternada, pero no pensaba dejar el tema—. Tú no eres de los que gastan sin sentido, por eso me preocupa que te estén engañando…
-¡Ya basta! -Fernando no pudo contenerse más—. Es mi dinero, y lo gasto como quiero. Si me engañan, jeso es asunto mío! No tengo que explicárselo a nadie. -Dándole la espalda, añadió –: Y no tienes que seguir arreglando mi cuarto, puedo hacerlo yo solo.
-Fernando…
Fernando cerró los ojos, conteniendo la irritación.
-Desde que volví, te has metido demasiado en mi vida. Estoy buscando un departamento y me mudaré pronto.
-¿Qué? -Victoria quedó atónita. ¿Su propio hijo ahora rechazaba incluso su preocupación?
Today’s Bonus Offer
X
GET IT NOW