Capítulo 112
-Sí.
Elsa miró a Agustín-. ¿Estás lleno? ¿Quieres comer más? Traje todo lo que te gusta.
Agustín respondió- No hace falta, la comida que Dafi preparó con sus propias manos me cayó perfecto, me la comí toda.
Al oírlo, Elsa mostró una sonrisa de complicidad-. Muy bien, si ya comiste, entonces no más.
Jaime puso una expresión traviesa-. ¿Oh? ¿Comida hecha por Dafi?
Dejó la canasta de frutas y los suplementos que tenía en las manos, y mirando a Agustín, bromeó- Tienes suerte, amigo.
Agustín le respondió- Sí, es una felicidad que los solteros no entienden.
La sonrisa de Jaime se congeló- Vale, un día de estos también conseguiré una novia y te haré
envidiarme mostrándote nuestro amor en la cara.
Iris abrió los ojos sorprendida-. ¿Dafi, tú cocinas ahora?
Dafne sonrió levemente. Lo acabo de aprender.
-Vaya, el amor hace maravillas.
Iris aún incrédula, dio una vuelta alrededor de Dafne.
-Todavía recuerdo cuando en la universidad fui a tu apartamento a verte y me preparaste un huevo frito. Cuando lo mordí, estaba crujiente, y tú dijiste que la cáscara de huevo tiene calcio. ¡Y ahora sabes cocinar!
Dafne se tocó la nariz, algo avergonzada-. Bueno, la cáscara realmente tiene calcio.
–
Iris se rio
festín, ¿no?
Está bien, me das huevos con cáscara a mí, pero para tu prometido cocinas un
Dafne sonrió ampliamente- La próxima vez te haré un festín a ti también.
Iris sonrió de oreja a oreja- Entonces me lo tomaré en serio.
Jaime la miró de reojo- Dafi cocina para su amado, ¿por qué te metes tú?
Iris levantó la barbilla con aire de superioridad- No te metas.
Bromeando entre risas, el ambiente se volvió animado.
Elsa también rio un poco, y con el rabillo del ojo notó el termo que Dafne sostenía- Dafi, ¿vas a lavar eso?
-Sí, sí–respondió Dafne.
-Dáselo al personal de limpieza -dijo Elsa, guiñándole el ojo a la empleada a su lado.
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La empleada se acercó rápidamente a recoger el termo-. Srta. Rosales, yo me encargo.
Dafne le entregó el termo a la empleada.
Elsa no se quedó mucho tiempo; recibió una llamada y salió apresurada.
Dafne tenía trabajo que atender por la tarde, así que tras acompañar un rato a Agustín, también se fue.
Al salir del hospital, se encontró con alguien que no quería ver.
Bruno García se acercó- Dafi, por fin te encuentro. ¿Por qué no has vuelto a casa estos días?
Con “casa“, él se refería al apartamento en la Villa Serena.
Era la única dirección que Bruno conocía.
Dafne lo miró con cautela- ¿Qué quieres?
Los ojos de Bruno brillaban de emoción mientras miraba a Dafne- Escuché que cancelaron su ceremonia de compromiso.
Dafne respondió, molesta- ¿Y eso qué te importa? ¡Déjame pasar!
Bruno bloqueó su camino- Dafne, ¿crees en el destino? La cancelación de su compromiso demuestra que el destino no está de su lado.
-Ja–respondió Dafne con seriedad-. Estamos en el siglo XXI, ¿cómo es que aún tienes creencias supersticiosas?
Bruno no se molestó; estaba más feliz que nadie por la cancelación del compromiso.
Sobre todo porque Agustín casi había perdido la vida apuñalado.
¡Incluso el destino parecía estar a su favor!
Una sonrisa apareció en su rostro- Dafne, sabes quién fue el agresor, ¿verdad? Es una admiradora obsesionada de Agustín, lo ha perseguido durante diez años. Mucha gente en Silvania la vio ese día en la fiesta de compromiso.
-Dime, ¿cómo podría Agustín no sentirse afectado por una mujer que lo ha perseguido tan intensamente durante diez años?
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