Capítulo 121
Agustín se encontraba jugando a las cartas con algunos amigos.
Jaime tomó una carta, con un cigarrillo en la boca y bromeando con desenfado: -Vaya, ¿el sol salió por el oeste hoy? ¿Cómo es que Agustín tiene tiempo para reunirse con nosotros y no va a recoger a su pequeña Dafi del trabajo?
Desde que Dafne comenzó a trabajar y se mudó a un apartamento, Agustín siempre que podía iba por la Villa Serena.
Hacía mucho que no se reunía con ellos.
La última vez fue en la ceremonia de compromiso cuando Agustín tuvo un accidente y estuvo un tiempo en el hospital. Después de salir, su relación con Dafne se fortaleció aún más, y casi todos los días encontraba tiempo para recogerla del trabajo.
Agustín, con una expresión impasible, jugó una carta: -Esta noche tiene una cena con sus
colegas.
-¿Te dejó plantado? -Jaime soltó una risa exagerada, con una expresión de burla evidente.
Con un tono sarcástico añadió: -¿El Sr. Junco también es dejado por una mujer? ¿Qué clase de reunión con colegas es esa, que es más importante que tú?
Agustín, con un aire ligeramente frío, levantó la vista y miró a Jaime: -¿Dejado?
-Eso no es posible -sonrió Agustín-. ¿No vuelve a casa después de su reunión? ¿Y tú? ¿Vas a recoger a tu novia más tarde?
Ese comentario fue un golpe bajo, ya que todos sabían que Jaime estaba soltero, ¿de dónde iba
a sacar una novia?
Jaime, enfadado, se volvió hacia Eduardo intentando provocar: -Mira a este tipo, ¿quién se burla así de sus amigos? Eduardo, tú también estás soltero, ¿puedes soportarlo?
Eduardo tosió: -Lo siento, yo también estoy en una relación.
-¿Qué? -Jaime se quedó boquiabierto, tanto que el cigarrillo se le cayó. ¿Dijiste que también
estás en una relación?
Eduardo asintió.
-No lo habías mencionado, ¿de quién se trata? ¿Srta. Zaldívar? ¿Srta. López? -Jaime estaba muy curioso.
La familia Zaldívar es una de las más reconocidas en Silvania, mientras que la familia López tiene conexiones gubernamentales, siendo de gran influencia, solo por detrás de la familia Junco y la familia Zúñiga,
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Capitulo 121
Eduardo era de la tercera generación en cargos públicos, un verdadero hijo de la élite, así que Jaime asumió que la chica que Eduardo veía sería alguien de su mismo estatus.
Antes de que Eduardo pudiera responder, Jaime continuó: -Vi a la Srta. Zaldívar hace poco, acaba de regresar de estudiar en el extranjero, es muy hermosa, ¿es ella?
Sin embargo, Eduardo negó: -Solo es una estudiante universitaria común.
-¿Qué? -Jaime estaba incrédulo, repitiendo lentamente-. ¿Una estudiante universitaria
común?
Agustín no mostró sorpresa, solo lanzó una mirada a Eduardo: -¿Tu familia estará de acuerdo? Eduardo exhaló un anillo de humo, con tono indiferente: -Solo estamos saliendo, no es que nos vayamos a casar, ¿por qué no estarían de acuerdo?
Jaime hizo un gesto de desaprobación: -¿Estás saliendo con una universitaria? ¿No temes que luego sea difícil terminar?
Eduardo se rio sin preocupación: ¿Difícil de terminar? Le compro un par de bolsos y le doy algo de dinero, si no quiero verla, ¿cómo podría?
Jaime asintió: -Eso es cierto.
En su nivel social, si no deseaban, era poco probable que alguien común pudiera acercarse a
ellos.
Agustín tomó otra carta, mirando a Eduardo con un tono neutral: -¿No temes que jugar con los sentimientos de las chicas te traiga consecuencias?
Eduardo sonrió: -¿Jugar? Solo es un intercambio de necesidades.
Agustín: -Solo ten cuidado de no quedar atrapado tú mismo.
Jaime tenía los ojos brillantes de curiosidad y chisme -¿Cómo es? Un día de estos deberías traerla para que la veamos.
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