Capítulo 123
La chica, después de beber, hablaba de manera suave y melosa, con una ligera entonación ascendente al final de sus palabras, como si estuviera poniendo pequeños signos de tilde, lo cual resultaba sumamente seductor.
El cuerpo de Agustín se puso rígido al instante.
Una chispa de fuego se encendió en él de repente.
Desde el público, Inés observaba con ojos brillantes, grabando todo con su celular, emocionada, le dio un codazo a una compañera al lado -¡Esto es genial, son una pareja de verdad! ¡Estamos salvados!
La compañera asintió con entusiasmo -¡Qué pareja tan perfecta, como salida de una novela! ¡Estoy dispuesta a hacer lo que sea por ellos!
Sentado detrás, Jaime se dio una palmada en la frente, como si no pudiera soportarlo más -¡Soy un masoquista! Vine aquí a ver esto y me siento como un tonto.
Agustín, tras escuchar el par de “esposo” de Dafne, tardó diez segundos en reaccionar y decidió bajarla del escenario.
La levantó en un abrazo tipo princesa y comenzó a caminar hacia abajo.
Instintivamente, Dafne rodeó el cuello de Agustín con sus brazos, recostándose en su pecho mientras lo miraba fijamente al rostro.
Qué guapo es.
Como si hubiera salido de un cómic.
Dafne, embelesada, comenzó a decir tonterías -Esta noche quédate conmigo, yo… tengo mucho dinero, lo que quieras te lo doy, jejeje.
Justo cuando dijo esto, Agustín pasaba junto a Jaime.
Jaime no pudo contener la risa y estalló a carcajadas.
-¡Ja ja ja ja ja, Dafne, ¿quieres decir que lo estás comprando?
Con una expresión seria, Agustín lanzó una mirada afilada como un cuchillo a Jaime.
Jaime inmediatamente hizo un gesto de cerrar la boca como si se pusiera una cremallera, indicando que no diría más tonterías.
Agustín aún no había respondido.
Dafne, en sus brazos, lo miraba fijamente con una sonrisa adorable, y de repente dijo algo aún más sorprendente -Guapo, ponle precio.
Incluso Eduardo, que generalmente era serio, no pudo evitar reírse.
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Capítulo 123
Jaime se cubrió la boca con la mano, riendo tanto que sus hombros temblaban.
Se escabulló detrás de Agustín, sacó su teléfono y comenzó a grabar el video.
¡Un momento tan raro y divertido tenía que quedar grabado!
Con el rostro aún serio, Agustín miró hacia abajo a la chica en sus brazos, hablando con una voz que parecía salir entre dientes -Dafne, ¿quién te enseñó eso?
Dafne parpadeó suavemente, parecía sentirse intimidada, y con un gesto de puchero protestó -Si no quieres, no quieres, ¿por qué te pones así conmigo?
Su cuerpo era tan suave como si no tuviera huesos, y su voz tan dulce, que Agustín, aunque intentó mantener la seriedad por unos breves segundos, no pudo evitar suavizar su expresión.
-Guapo, dame un beso -Dafne, completamente borracha, abrazó el cuello de Agustín y se impulsó hacia arriba, acercando sus labios a él.
Jaime, Eduardo, Inés y los demás abrieron los ojos de par en par, temiendo perderse el espectáculo.
Un beso en público, algo que Dafne nunca haría estando sobria.
Incluso Agustín se sorprendió.
¡Dafi borracha era tan atrevida que lo dejaba perplejo!
-Vamos, dame un beso… -Dafne, con las mejillas sonrojadas, se acercó a Agustín, su aliento caliente lo hizo sentir un cosquilleo por todo el cuerpo, y casi se le doblaban las piernas.
Con los labios apretados, Agustín intentaba controlarse, desviando la mirada para no ver su rostro enrojecido por el alcohol -Dafi, no hagas esto.
Dafne, con su cara pegada a la de él, frotó suavemente, y de repente se echó a reír con una voz clara y vivaz -Agus, tú eres Agus, solo tú puedes pronunciar mi nombre con tanta ternura.