Capítulo 125
La chica, que ya se había quedado dormida, frunció los labios y soltó un pequeño gemido mientras aferraba la manga de la camisa de Agustín.
-¿Despertaste? -Agustín se inclinó ligeramente, apoyando sus manos a ambos lados del cuerpo de Dafne, y la miró con ojos entrecerrados.
-Pru… -Los ojos de Dafne seguían cerrados; movió un poco los labios y murmuró suavemente una palabra, -Pru…..
-¿Bru? -Agustín entrecerró los ojos, sus profundos ojos oscuros como el ébano brillaban con un destello frío.
¿Bruno García?
¿Estaba llamando a Bruno incluso estando borracha?
Que estuviera diciendo tonterías fuera sobre su desempeño ya era suficiente, pero ¿atreverse a
mencionar el nombre de Bruno?
¡Claro, había olvidado por qué había ido al bar en primer lugar!
Inicialmente, fue a confrontarla.
¿Nunca lo había probado y ya decía que no era capaz?
Agustín frunció el ceño, sintiendo una punzada de desilusión.
Vaya, qué desagradecida.
Se levantó, enderezándose, y miró a Dafne desde arriba -¿Todavía piensas en él? -preguntó Agustín, aunque sabía que ella no podía escucharlo.
El aire estaba impregnado de un fuerte olor a celos.
¿Quién había derramado el frasco de vinagre?
-Dafne -la voz de Agustín sonaba grave, casi amenazante-. Piensa bien lo que vas a decir…..
En ese instante, las pestañas de la chica se movieron un poco, se dio la vuelta inquieta en la cama, enterró el rostro en la almohada y murmuró con voz mimada: -Prueba del Crimen, quiero leer Prueba del Crimen…..
Agustín se quedó sin palabras.
¿Una historia?
Resulta que no era “Bruno“, sino “Prueba“.
Agustín se rió, aflojando la tensión.
Se acercó un poco más, con un tono lleno de cariño-. Dafi, primero te llevaré a bañarte, y después te cuento la historia para que duermas, ¿te parece?
16:42
A su Dafne le gustaba estar limpia. Si al día siguiente se despertaba y descubría que todavía llevaba la ropa de ayer y olía a alcohol, seguro que se disgustaría consigo misma.
El cuarto estaba tan silencioso que se podía escuchar la suave respiración de la chica.
Dafne dormía plácidamente, incapaz de responderle.
Después de esperar unos segundos, Agustín exhaló un suspiro, se dio la vuelta y fue al baño para preparar el agua. Luego regresó y levantó a Dafne.
-Vamos a bañarte, así dormirás limpia.
Le quitó la ropa y la colocó en la bañera.
Dafne sintió el movimiento, abrió los ojos, su mirada aún confusa-. Agus…
-Dafi, compórtate.
Agustín actuaba con cuidado y gentileza, primero humedeciendo el cabello de Dafne, aplicando champú en sus manos y luego masajeando suavemente su cabello.
Dafne se recostó en la bañera, aún no completamente despierta, pero el agua tibia la relajó por completo.
Exhaló un suspiro de satisfacción, disfrutando del servicio de Agustín.
Después del baño, Agustín secó las gotas de agua del cuerpo de Dafne, la envolvió en una
toalla y la llevó al dormitorio para secarle el cabello.
Una vez seco, Dafne también despertó.
-Quédate conmigo -dijo, aferrándose a su camisa.
Agustín, con los ojos bajos, la consoló suavemente. Está bien, me quedaré contigo.
-Cuéntame una historia -murmuró Dafne.
Agustín, dócil y obediente, respondió-. Claro.
Abrió su celular, buscó algunos cuentos cortos para dormir y comenzó a narrárselos con una voz baja y tierna.
Poco a poco, Dafne dejó de inquietarse.
Su mano, que antes tiraba de su camisa, cayó a un lado.
Finalmente, Agustín logró que Dafne se durmiera.
Inicialmente, pensaba regresar, pero como Dafne estaba borracha y no había nadie para cuidarla, decidió quedarse a pasar la noche.
No tenía con él sus artículos de aseo ni ropa de cambio.
Agustín hizo una llamada para que la empleada de la familia Junco le llevara ropa y artículos de aseo, y se duchó en el baño de Dafne.
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Capítulo 125
La chica en la cama dormía profundamente.
Agustín sonrió con ternura, su mirada profunda y suave se posó en su hermoso y claro rostro.
Después de mirarla fijamente durante unos minutos, Agustín se acercó para arroparla bien, se inclinó y dejó un beso en su mejilla. -Buenas noches.
16:12