Capítulo 141
Al día siguiente, después de regresar de Monte Cielo Azul, Fátima fue directamente a la casa de Paula Junco para quejarse.
-Abuela, parece que a Dafne no le caigo bien. No entiendo por qué. Lo del hipódromo fue un malentendido y ya le pedí disculpas, pero parece que aún no me ha perdonado.
Sentada en el sofá de la sala junto a Paula, Fátima tenía los ojos enrojecidos y su voz temblaba como si estuviera a punto de llorar. -Siento que me tiene una especie de enemistad inexplicable, no sé por qué siempre se mete conmigo.
Al ver a su nieta con los ojos llorosos, la anciana se sintió muy angustiada y tomó la mano de Fátima. -Querida, cuéntame cómo esa chica de la familia Rosales te ha estado fastidiando.
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Fátima sorbió por la nariz y, sollozando, explicó:-Quizás piensa que le he robado el cariño de mi hermano, y por eso siempre me deja de lado. Cuando estábamos descansando en la base al pie de la montaña, cociné algo para mi hermano. Dafne no permitió que mi hermano lo comiera, le arrebató el plato y se lo comió ella, diciendo que lo que cociné sabía horrible.
Paula frunció el ceño. -¿De verdad hizo eso?
-Eso no es todo -dijo Fátima, con expresión de pena-. Cuando estaba cansada, quería que mi hermano me ayudara a llevar la mochila, pero ella no me dejó. Dijo que era la novia de mi hermano y que él solo debía cargar su mochila. ¡Abuela, dígame usted, hemos crecido juntos, soy su hermana, no puedo pedirle que me ayude con la mochila?
Paula apretó los labios, visiblemente molesta. -Esa chica de la familia Rosales es muy insolente. Ni siquiera se ha casado y ya actúa como si fuera la dueña de la casa.
-Así es, estoy tan afligida. No solo eso, cuando cruzábamos el río, no dejó que mi hermano me ayudara y casi me caigo.
Paula Junco inhaló profundamente y apretó la mano de Fátima. -¡Esa Dafne es demasiado! Fati, ¿te lastimaste?
Fátima asintió mientras sollozaba, -Sí, me lastimé.
Levantó su falda para mostrar la herida en su tobillo. Aunque la noche anterior solo era un rasguño leve que casi había sanado, se había frotado el tobillo en el suelo esa mañana, creando una nueva herida para ganarse la compasión de la anciana.
La herida en su tobillo estaba ahora muy visible, y para intensificar el efecto, Fátima no había limpiado ni vendado la lesión, dejando que la sangre se filtrara y apelando a la simpatía de Paula.
La táctica funcionó. Paula se sintió conmovida y llamó rápidamente a una empleada para que limpiara y vendara el tobillo de Fátima.
-Anoche, como tenía el pie lastimado, no podía caminar bien, así que le pedí a mi hermano que me llevara al mirador para ver la lluvia de meteoros. Dafne no quiso, y dijo… dijo…
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Capitulo 141
Antes de terminar la frase, Fátima rompió a llorar.
Paula, cuya ira ya se había encendido, preguntó con firmeza: -¿Qué más dijo?
-Dijo que ahora que ya soy adulta, debería mantener mi distancia de mi hermano para evitar rumores. Además, presumió ante sus amigas que pronto se casaría con mi hermano y se convertiría en la señora de la familia Junco. Dijo que ella era la esposa de mi hermano y que él solo podía llevarla a ella.
Fátima lloraba desconsoladamente. -Abuela, ¿realmente debería mantener mi distancia de mi hermano? ¿No puedo pedirle que me cargue si estoy herida?
-¡Esto es el colmo! -exclamó Paula, furiosa-. ¡Ni siquiera ha entrado a la familia y ya se comporta así!
-Abuela, tiene que hacerme justicia -suplicó Fátima entre sollozos.
-No te preocupes, Fati, siempre estaré de tu lado. En la próxima reunión familiar, me aseguraré de darle una lección a esa chica de la familia Rosales.
Pronto llegó el día de la reunión familiar de los Junco.
Agustín fue a buscar a Dafne para llevarla a la casa de los Junco.
Tan pronto como entraron, Paula encontró una excusa para apartar a Agustín.
Dafne se quedó con Paula y Elsa Junco en el sofá de la sala.
Fátima estaba sentada junto a la anciana. Ese día se había arreglado con esmero, luciendo un maquillaje suave y vestida con un elegante vestido tradicional de seda color blanco perla. Su apariencia era serena y elegante, tal como le gustaba a Paula.