Capítulo 142
Dafne llevaba puesto un conjunto crema de Chanel, su largo cabello recogido en un moño detrás de la cabeza, adornado con pendientes de perlas. La elegancia y el porte de una dama de alta sociedad se reflejaban en cada uno de sus movimientos.
Sin embargo, a Paula no le complacía.
La observó de arriba abajo, frunciendo ligeramente el ceño -La ropa de esas marcas extranjeras no va con las chicas de nuestro país. A mi parecer, un vestido tradicional queda mucho mejor. Mira lo hermosa que se ve Fátima con su vestido tradicional.
Dafne bajó la mirada y respondió suavemente -Tiene razón, abuela.
Paula levantó una ceja -Aún no te has casado, no necesitas cambiar la forma de llamarme tan pronto, sigue llamándome señora como los demás.
Elsa, que estaba al lado, se quedó atónita.
¿Qué significaba eso? La actitud de Paula hacia Dafne no era la que esperaba.
¿Acaso no estaba todo listo para que Dafne y Agustín se casaran? Llamarla “abuela” no debería ser un problema. ¿Por qué insistía en que la llamara “señora” como si fuera una extraña?
Elsa no podía evitar sentirse molesta; Dafne era su futura nuera, no debería ser tratada como una extraña.
Dafne también se sorprendió.
Parecía que Paula tenía algo en su contra.
Al ver a Fátima sonriendo con satisfacción al lado de Paula, Dafne comprendió todo.
Era probable que Fátima hubiera dicho algo malo sobre ella.
Dafne mantuvo una expresión tranquila, inclinándose ligeramente -Está bien, señora.
Elsa no pudo aguantar más y sonrió diciendo -Suegra, Dafne es la prometida de Agustín, su futura nieta política, no hay problema en que la llame abuela. Llamarla señora es demasiado distante.
Paula sostenía una taza de porcelana, y tras dar un sorbo, miró a Elsa con frialdad y respondió con firmeza -La ceremonia de compromiso se canceló. Ahora ella y Agustín son solo novios, es demasiado pronto para que la llame abuela.
Elsa frunció el ceño, ¿qué estaba tramando Paula?
Después de hablar, Paula tomó la mano de Fátima, ignorando completamente a Dafne.
Dafne percibió la actitud deliberadamente difícil de Paula, pero no se molestó.
Era natural que Paula prefiriera a Fátima, y Fátima no la quería a ella, por lo que Paula tampoco
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la aceptaría.
Dafne lo veía claramente. Después de todo, ella se casaría con Agustín, no con Paula, así que no importaba si Paula la aprobaba o no.
Además, su futura suegra Elsa la apreciaba mucho. Mientras Paula la ignoraba, Elsa la mantenía a su lado, conversando amablemente.
Paula, al ver lo bien que se llevaban Elsa y Dafne, frunció el ceño.
Echando un vistazo al reloj de pared, dijo con indiferencia -Ya casi es la hora de comer, Dafne, ¿puedes ayudar a servir la comida?
Dafne frunció levemente el ceño, y antes de que pudiera responder, Elsa intervino para defenderla -Suegra, servir la comida es tarea de los empleados, Dafne es una invitada, no es adecuado que lo haga. Esq no está en las reglas.
La mirada de Paula se tornó aguda, y con un tono airado replicó -¿No dijiste que era mi nieta política? Como su mayor, pedirle que sirva la comida no rompe ninguna regla.
Dafne se quedó sin palabras.
Qué curioso, hace un momento decía que era demasiado pronto para llamarla abuela, que
debía tratarla como a una extraña.
¿Y ahora que se trataba de hacer tareas, de repente era su nieta política?
Y se ponía en el papel de la mayor.
Vaya, qué manera de imponer respeto.
La última vez que se vieron, aunque Paula no fue especialmente afectuosa, al menos fue cortés. ¿Por qué ahora mostraba tanta hostilidad?
Quién sabe qué historias inventó Fátima para Paula.
Justo cuando Dafne iba a responder, una voz firme se escuchó desde la salida del ascensor -Abuela, mi Dafne es demasiado delicada para hacer tareas de empleada.