Capítulo 150
Ahora él ya tenía el porte de un gestor empresarial, ya no andaba todos los días holgazaneando sin rumbo, y su contacto con Romeo se había vuelto cada vez menos frecuente.
Romeo soltó una risa sarcástica -Ay, ni te imaginas, acabo de ver a tu exnovia Dafne.
Bruno se detuvo en seco.
Había llegado a la puerta de la oficina, pero se detuvo, sin intención de abrirla.
Romeo hizo una pausa y continuó -Y su novio, el heredero de la familia Junco. Parecen estar muy bien, caminaban de la mano, súper enamorados.
Bruno guardó silencio por un momento.
Su respiración se volvió más pesada, y su voz se tensó y se tornó ronca -¿Dónde?
-En Valenciora, Villa de los Ecos, al pie de Sierra de la Luna.
Dafne había sido quien organizó el hospedaje para este viaje.
El pueblo antiguo aún no estaba completamente desarrollado, era pequeño, y no contaba con hoteles de lujo, solo había alojamientos locales.
Dafne eligió una posada con buena ubicación, al abrir la ventana se podía ver la montaña nevada.
Era la temporada alta de turismo en Villa de los Ecos, y había mucha gente, todo estaba muy animado.
Recién llegados el primer día, agotados del viaje, Dafne y Agustín no fueron a ningún lado, se quedaron en la habitación viendo una película.
Dafne encendió la televisión y seleccionó una película clásica de amor, “Expiación“, protagonizada por James McAvoy y Keira Knightley.
El interior estaba bien calefaccionado, con luces tenues y un ambiente íntimo.
Dafne, apoyada en el hombro de Agustín, miraba la película con atención.
Aunque ya sabía que era una tragedia, al llegar al final no pudo evitar llorar en silencio.
La chica, con los ojos enrojecidos y la voz entrecortada, comentó -Qué pena, Cecilia y Robbie se amaban tanto, pero por una mentira de Briony, desperdiciaron tantos años y al final no pudieron volver a verse.
Dafne suspiró, indignada -Vaya expiación, ¿cómo va a expiar Briony sus pecados? Nunca podrá redimirse, los protagonistas ya no están, nunca podrán encontrarse de nuevo.
Agustín la consoló suavemente, acariciándole la espalda -En otro mundo, ellos se han vuelto a
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encontrar.
Afuera, comenzó a nevar fuertemente.
La villa estaba al norte y al pie de la montaña nevada, el invierno llegaba antes que a Silvania.
La nieve caía en copos grandes.
Agustín besó la frente de Dafne -Dafi, está nevando.
Dafne seguía inmersa en la película, con el ánimo decaído.
Agustín la abrazó, acercándose más y más, hasta que sus narices se tocaron.
Con una voz llena de ternura, le dijo -Dafi, no llores más, si sigues llorando, mañana tendrás
los ojos hinchados y no podrás salir bien en las fotos, ¿verdad?
Dafne sorbió por la nariz, mirando a Agustín con una mezcla de diversión y ternura.
No era la forma más común de consolar a alguien.
Pero tenía razón, a las chicas les encantaba salir bien en las fotos.
Con los ojos hinchados, las fotos no lucirían bien, y eso no era bueno.
Dafne lo escuchó, y poco a poco, calmó sus emociones, guardando las lágrimas.
Agustín le secó suavemente las lágrimas del rostro -Las niñas obedientes tienen recompensa. Diciendo esto, le mostró una golosina en la palma de su mano.
Dafne, con la voz aún nasal, comentó -Pareces estar consolando a una niña.
Agustín sonrió con ternura -Lo eres, mi pequeña.
Dafne tomó la golosina de su mano, la desenvolvió y se la metió en la boca.
Era de su sabor favorito, melocotón.
Con ese gesto de Agustín, y la golosina, Dafne se sintió mucho mejor.
-¿Te sientes mejor? -preguntó Agustín con la voz un poco ronca.
Dafne asintió.
Agustín se acercó, susurrándole al oído -¿Ahora que ya te sientes mejor, no sería justo darme una pequeña recompensa?
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