Capítulo 163
Él empujó suavemente a Dafne hacia el baño. -Dafi, cariño, primero ve a asearte.
Dafne se aseó y se sentó a la mesa.
Agustín había preparado tres platos y una sopa.
Tomates revueltos con huevo, carne de cerdo asada, camarones y sopa de costillas. Todos eran platos caseros que a Dafne le encantaban.
Dafne no había desayunado, y su estómago gruñía de hambre.
Después de lavarse la cara, también se despejó.
Tomó los cubiertos y comenzó a comer.
Agustín se sentó frente a ella, con una ligera sonrisa en sus ojos y una expresión de ternura
mientras la observaba comer.
-¿Está rico? -le preguntó Agustín suavemente.
-¡Mmm, sí! -Dafne asintió con la cabeza-. Tu comida me encanta.
-Agus, tú también come le dijo Dafne con una sonrisa-. No vayas a quedarte con hambre.
-Dafi -la voz de Agustín llevaba una sonrisa.
-¿Mmm? ¿Qué pasa? -la chica levantó la mirada hacia él.
Agustín sonrió, con sus ojos encantadores llenos de afecto. -Anoche ya me llenaste, ahora me
toca llenarte a ti.
-¡Pff! -Dafne se atragantó con la sopa y comenzó a toser.
-¡Oye…! La chica se sonrojó, mordiendo suavemente su labio, avergonzada hasta el extremo. ¿Por qué dices eso?
Agustín se rio con ternura y cariño. -Está bien, ya no diré más nada, come tranquila.
En la villa privada de Fátima.
-Señorita, Tania fue llevada por los hombres del Sr. Junco -le dijo un hombre vestido con un uniforme negro de guardaespaldas, inclinándose respetuosamente hacia Fátima.
-¿Cómo es que esos inútiles no la mataron? -Los ojos de Fátima brillaron con una mirada feroz, rechinando los dientes-. ¡Son un montón de idiotas!
-Sí -el guardaespaldas le respondió mecánicamente, como si fuera una máquina.
Fátima giró bruscamente y miró con furia al guardaespaldas-. ¡Tú también eres un inútil! ¡Idiota!
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Capitulo 163
-Sí.
Fátima se quedó sin palabras.
-¡Fuera! -Agarró un vaso de cristal y se la lanzó al hombre.
-Sí–le respondió el guardaespaldas.
Después de que el guardaespaldas salió, Fátima miró fríamente los pedazos de vidrio en el
suelo y sacó su teléfono para enviar un mensaje.
“Tania fue encontrada por Agustín, ¿qué hacemos ahora?”
Le respondieron rápidamente: “Enviaré a alguien para silenciarla.”
“¿Necesitas que haga algo?”
“No hagas nada, tranquila, no llegarán a ti.‘”
Después de comer, Dafne, sonrojada, empujó a Agustín hacia la puerta.
Ella lo llevó hacia afuera-. Bueno, bueno, Agus, será mejor que te vayas, tengo una cita con Iris
y Penélope para ir de compras esta tarde, no tengo tiempo para estar contigo.
El hombre la miró con ojos tristes, sin moverse-. ¿Ya te has cansado de mí tan rápido?
Él medía casi un metro noventa, y Dafne realmente no podía empujarlo hacia afuera.
Dafne hizo un puchero, instintivamente adoptando una actitud de niña mimada-. Ay, no es por eso, ¿cómo podría cansarme de estar contigo, Agus? Ya quedé con ellas ayer, y es una reunión de chicas, no sería adecuado que un hombre nos acompañe, ¿verdad?
Agustín levantó ligeramente una ceja-. ¿Por qué no sería adecuado? Puedo llevarte las bolsas, seguro que comprarán muchas cosas, ¿no? ¿Cuánto puedes cargar con ese cuerpo tuyo tan liviano?
Dafne pisoteó ligeramente el suelo. Ay, te dije que te fueras, ¡así que vete! Tengo que maquillarme, no tengo tiempo para esto.
Los ojos de Agustín se llenaron de diversión. Puedo ayudarte a maquillarte.
Dafne se rio, medio en broma-. ¿Qué vas a saber tú de maquillaje?
-Está bien, está bien, te buscaré por la noche, ¿de acuerdo? -Dafne suavizó su tono de voz, como si estuviera calmando a un niño.
-¿De verdad?
Dafne asintió. De verdad, ¿por qué te mentiría?
Agustín cedió-. De acuerdo, entonces llámame cuando termines, para ir a buscarte.
-Está bien.
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Capítulo 163
En la villa privada de Penélope.
Las risas resonaban una tras otra.
Hace media hora, las tres amigas charlaban sin parar, y de repente la conversación giró hacia la noche en que Dafne se emborrachó y comenzó a hacer tonterías, y no podían parar de reír.
-¡Jajaja! Dafi, no tengas pena, recuerda que somos como hermanas. Cuéntanos, ¿Agustín realmente tiene problemas en ese aspecto?
Iris, la que más se estaba riendo, se sujetaba el estómago mientras reía tanto que le salían lágrimas. —¡Jajajaja, Penélope, déjame contarte! Anoche mi hermano llegó y me dijo que Dafi se emborrachó y delante de un montón de gente en el bar dijo que Agustín es malo en la cama. ¡Me morí de risa, Dafi, eres increíble!–
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