Capítulo 168
Después de agregar su contacto, Marcelo entró en una plataforma de entrega de comida.
La zona de su mano derecha estaba completamente vacía, envuelta en una venda blanca.
Con dificultad, Marcelo usaba su mano izquierda para usar su teléfono y seleccionar su comida.
Dafne le echó un vistazo -Déjame ayudarte.
Marcelo sonrió con cierta vergüenza -Gracias, Srta. Rosales.
Dafne tomó el teléfono de Marcelo y, al mirar la pantalla, se quedó sorprendida.
En la pantalla, todas las opciones de comida costaban menos de un dólar.
Nunca había sabido que había comidas tan baratas.
Dafne frunció ligeramente el ceño, pensando que algo tan barato ni siquiera cubriría el costo de los ingredientes de la comida. Era evidente que los ingredientes utilizados no eran de buena
calidad.
Viendo que
Dafne no hacía nada mientras seguía frunciendo el ceño, Marcelo le preguntó con curiosidad -¿Qué ocurre, Srta. Rosales? Sólo elija algo que cueste menos de un dólar.
Dafne le devolvió el teléfono -Acabo de recordar que vi a alguien vendiendo comida en la entrada del hospital, también cuestan un dólar por caja. Puedo ir a comprarte una, es más rápido que pedir comida a domicilio y podrás comer antes.
-¿No será mucha molestia para ti?
Dafne negó con la cabeza -No es molestia, está justo abajo. Espérame un momento.
Dafne salió del hospital y entró en un restaurante cercano.
Sacó su teléfono y le envió un mensaje por WhatsApp a Inés.
“¿Yolanda todavía no ha almorzado?”
Inés le respondió rápidamente.
“Creo que no, cuando vino a verme eran poco más de las nueve y no habíamos tenido tiempo de comer.”
“De acuerdo.”
Dafne pidió comida para tres personas, toda ligera y adecuada para pacientes.
De repente, se le ocurrió algo y llamó a dos asistentes de enfermería.
Con las comidas empaquetadas, regresó al hospital, donde los asistentes ya habían llegado.
Uno era hombre y la otra mujer.
19:08
Capítulo 168
Dafne le entregó una comida al hombre -Esto es para el paciente en la cama cuatro de la habitación 503 del quinto piso, su nombre es Marcelo, y es a quien debes cuidar.
El asistente asintió al recibir la comida -Entendido.
Dafne entregó las otras dos comidas a la otra asistente -Estas son para el paciente en la cama tres de la habitación 602 del sexto piso.
Después de hacer esto, Dafne fue a la ventanilla de pagos del hospital para pagar las tarifas de hospitalización y tratamiento de Marcelo y Yolanda.
Al salir del hospital, Dafne recibió un mensaje por WhatsApp de Marcelo.
“Srta. Rosales, usted es una buena persona. Gracias por ayudar a mi hermana y a mí.”
“La enfermera me dijo que alguien pagó nuestras facturas médicas, pero sé que fue usted. Muchas gracias, de verdad. Cuando reciba la compensación de la fábrica, se lo devolveré.”
Dafne sintió un nudo en la garganta y le respondió con un simple emoji de pulgar arriba.
El frío viento cortaba, agitando el cabello de Dafne.
Permaneció en el borde del jardín del hospital, con el ánimo intranquilo.
Inés, de pie detrás de ella, se secaba sus lágrimas con una voz entrecortada -Srta. Rosales, el hospital acaba de emitir otra notificación de peligro inminente para Yolanda. El médico dijo que aún no han encontrado una médula compatible, y si no lo logran pronto, a Yolanda no le queda mucho tiempo… ¿Por qué tiene que sufrir así? Es tan buena y encantadora, y solo tiene once años… ¿Por qué la vida es tan cruel así?
Las lágrimas de Inés fluían sin control, mientras lloraba desconsoladamente.
Los ojos de Dafne también se llenaron de lágrimas.
Se quedó parada bajo el frío viento, con la nariz enrojecida por el aire helado y una opresión en el pecho.
Yolanda apenas tenía once años, y su vida pendía de un hilo.
Marcelo había dejado la escuela para trabajar y ganar dinero para su hermana, y ahora estaba discapacitado, apenas había cumplido diecinueve años.
Dafne se mantuvo en un largo silencio.
Luego sacó su teléfono y realizó una llamada.
-Necesito que contacten a un especialista en el tratamiento de leucemia y también gestionen el traslado de unos hermanos al hospital del lado este en Calle del Sol.
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