Capítulo 170
Ella condujo hacia un restaurante cercano para cenar algo rápido. Cuando regresó a su barrio, ya eran las diez de la noche.
Dafne estacionó el coche y presionó el botón del ascensor.
Al llegar a la puerta, justo cuando desbloqueaba con la puerta con su huella digital, escuchó a alguien llamarla desde atrás.
-Dafne.
Era Bruno.
Vestía un abrigo gris oscuro, su rostro era sereno y se mantenía de pie bajo la luz con una leve
sonrisa.
Parecía todo un caballero.
Al ver a Bruno aparecer de repente, Dafne frunció el ceño. -Bruno, ¿qué haces aquí?
Bruno no le respondió, sino que le preguntó: -¿Dónde estuviste hoy? ¿Por qué has regresado tan tarde?
Dafne, con el ceño fruncido, le replicó: -¿Y eso qué te importa?
Bruno se encogió de hombros. -Solo me preocupo por ti.
-No es necesario que te preocupes por mí.
Dafne no quería decirle una palabra más, abrió la puerta y entró en la casa.
-Dafne, ¿sabes a dónde fue Agustín esta noche?
Dafne se detuvo.
Bruno continuó: -Está ahora mismo con Tania.
Viendo que Dafne había detenido sus pasos, una sonrisa satisfecha cruzó los ojos de Bruno. Le habló lentamente: -¿No te lo dijo? Claro, ¿cómo te lo iba a decir si fue a ver a Tania?
Dafne se giró y lo miró. -Bruno, ¿viniste hoy solo para decirme estas tonterías? ¿Crees que te voy a creer?
Bruno esbozó una sonrisa, parecía estar de buen humor.
-Sé que no me vas a creer. -Sacó su teléfono y reprodujo una grabación-. Escucha primero y luego decide si me crees o no.
-Agustín, casi no sobreviví. ¿Sabes? Durante todo este tiempo, tú fuiste mi única esperanza para no rendirme. Solo pensar en ti me daba el valor para sobrevivir…
-Todos los dias me convencía que debía resistir, que tenía que sobrevivir para poder salir de alli. Solo estando viva podría verte. Si moría, ya no podría encontrarte nunca más…
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Capitulo 170
-Agustín, te lo suplico, quédate conmigo, estoy perdiendo la cabeza. Cada vez que cierro los ojos veo a esos monstruos atacándome. El dolor en mi corazón es mil veces más intenso que el de mi cuerpo…
-¿Podrías hablar conmigo un poco más? Aunque solo sea para recriminarme… por favor, no te vayas, no me dejes… realmente… realmente quiero verte… eres la única luz en mi vida.
Era la voz de Tania.
Cuanto más escuchaba Dafne, más angustiada se sentía.
Apretaba sus puños con fuerza, sus nudillos se sobresalían, y sus emociones en los ojos
cambiaron.
Bruno se acercó un poco más, inclinándose ligeramente para mirar a Dafne a los ojos. -¿Agustín no te dijo que Tania fue secuestrada hace más de un mes? ¿Todavía crees que está en el centro de detención esperando ser juzgada?
-¿Qué dices? -Dafne abrió los ojos de par en par, llena de incredulidad, su tono de voz se
elevó.
La reacción de Dafne llenó de satisfacción a Bruno.
Parece que había acertado.
La familia Junco había mantenido todo en secreto. Dafne no tenía idea de que Tania había sido
secuestrada.
Bruno estaba bastante complacido.
Se enderezó, y su figura alta e imponente se alzaba frente a Dafne.
Bruno mostró una ligera burla en sus ojos. -¿De verdad crees que después de que esa mujer estuvo detrás de Agustín durante diez años, él no siente nada por ella? Dafne, sigues siendo tan ingenua. No entiendes nada de los hombres.
Dafne bajo la mirada sin decir nada, sumida en sus pensamientos.
Bruno continuó: -El día de tu fiesta de compromiso, Tania fue llevada por la policía, pero luego dijo que estaba embarazada. En camino al hospital para un chequeo, fue secuestrada.
-Piensa bien, en Silvania, ¿quién tiene tanto poder para arrebatarle a una persona a la policía a plena luz del día?
La respuesta era evidente.
En Silvania, la familia más poderosa era la familia Junco.
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