Capítulo 177
Saliendo del apartamento, Agustín arrojó la bolsa que trajo Bruno al basurero de abajo y, con frialdad, le ordenó a su acompañante investigarlo.
Pronto se aclaró todo.
Bruno había pagado una buena suma de dinero a la empresa de administración para obtener la dirección detallada de Dafne.
Agustín de inmediato ordenó demandar a la empresa, al tiempo que llamó al director de la
misma.
El director, un hombre de mediana edad de unos cuarenta años, no tenía idea del problema en el que estaba metido. Pensaba que el presidente del Grupo Junco lo buscaba para hacer negocios.
Para un personaje tan insignificante, no valía la pena que Agustín lo viera personalmente.
El encargado de recibirlo fue Gustavo, el asistente de Agustín.
El hombre, sonriendo de manera servil, le preguntó -Sr. Gustavo, ¿el Sr. Junco me ha llamado para plantear una colaboración con nuestra empresa?
Gustavo alzó una ceja, con un destello de burla en sus ojos –Con una empresa como la suya, que vende información de los propietarios de sus casas, ¿cómo podríamos colaborar con
ustedes?
La expresión del hombre pasó de la sorpresa al pánico, y su rostro palideció al instante -¿Qué? ¿De qué están hablando?
Gustavo lanzó un montón de documentos a su mesa -Sr. Rufino, échele un vistazo a esto. Estas son las pruebas de que su empresa vendió información de los propietarios. El Sr. Junco quiere que entienda bien por qué va a caer.
Con manos temblorosas, el hombre comenzó a hojear los documentos, y su rostro se volvía más pálido a medida que avanzaba, con un sudor frío que empapaba su frente.
-Esto… debe haber algún error… yo… ¡yo verificaré esto de inmediato con mi equipo!
Gustavo sonrió -No es necesario, Sr. Rufino. Ya hemos investigado todo. Usted es el principal responsable de vender esa información, y casi todo el dinero de Bruno fue a parar a su bolsillo. Estamos preparando una demanda contra usted, y lo hemos llamado solo para notificarle que, a partir de hoy, su vida va a cambiar por completo. Podría terminar en la ruina, y todo esto es consecuencia de sus propios actos.
El hombre, pálido y con las piernas temblorosas, le suplicó con voz temblorosa -Por favor, pídale al Sr. Junco que me dé una oportunidad. Cambiaré, estoy dispuesto a entregar la mitad de mis bienes al Sr. Junco como compensación.
Gustavo se burló -¿Cree que al Sr. Junco le importa tu basura de empresa? Le diré la verdad, la
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Capítulo 177
información que Bruno compró era sobre la esposa de nuestro presidente. ¿Ahora lo entiende?
En un instante, el hombre se quedó completamente abatido, con una desesperación reflejada
en sus ojos.
En los últimos días, Dafne había estado extremadamente ocupada, con audiencias judiciales diarias y además había sacado tiempo para ayudar a Marcelo con el reconocimiento de lesiones laborales y la evaluación de su capacidad laboral.
El pronóstico del tiempo anunciaba una ola de frío, con un descenso de las temperaturas para el día siguiente, con un mínimo previsto de cuatro grados bajo cero.
Dafne ya había preparado todo para que Marcelo y Yolanda fueran ingresados en una habitación individual de un hospital de alto nivel, y le pidió a Inés que les comprara abrigos, edredones gruesos y mantas eléctricas para ellos.
Cuando Inés regresó después de entregar las cosas, sus ojos estaban rojos.
La joven le dijo, con un tono de voz lloroso -Srta. Rosales, ya he preparado todo lo necesario.
Dafne, escribiendo en la computadora, al escuchar el tono de voz ligeramente quebrado de Inés, levantó la vista y se detuvo un momento -¿Por qué estás a punto de llorar?
Inés apretó los labios, con lágrimas en los ojos -La condición de Yolanda está empeorando. El médico dijo que si pronto no encuentran un donante de médula compatible, puede que no sobreviva este invierno…
Las manos de Dafne se detuvieron, y sus pestañas se humedecieron.
-Esperemos un poco más. Ya le he pedido a alguien que busque un donante compatible. Seguro… seguro que lo encontraremos… le dijo Dafne con un leve temblor en su voz.
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