Capítulo 180
-Tristán, ¿cómo puedes hablar así de la chica? -le dijo la mujer con un tono de voz de reproche.
Viola se mostró coqueta, con una mirada seductora que atrapaba la atención.
Tristán sonrió, levantó el mentón de Viola y se inclinó para besarla.
Su deseo era fuerte. Aunque hace poco se había desatado con ella, la provocación de Viola lo despertó de nuevo.
Ambos se entregaron a una pasión desenfrenada, llenando la habitación de un aire lujurioso que persistía.
Después de hablar por teléfono con Tristán, Fátima finalmente pudo sentirse tranquila.
Al parecer, todavía tenía algún valor para Tristán.
Ya que Tristán le aseguró que lo de Tania no la afectaría, él debía estar completamente seguro de que esta vez Agustín no la descubriría.
Por fin podría dormir tranquila.
En el despacho de la casa de la familia Junco.
Agustín le informó detalladamente al mayor de la familia y a Carlos sobre las acciones de Tristán.
Carlos tenía el semblante serio.
Sobre la mesa había una computadora portátil, y en la pantalla se veía el rostro severo de Miguel.
Miguel hablaba con Carlos a través de una videollamada, con una voz que emanaba autoridad:
-Carlos, te dije desde el principio que ese bastardo no debía quedarse, no debiste ser tan blando. Con Agustín como heredero, nos es suficiente para la familia.
Carlos, sintiéndose culpable y arrepentido, mostraba un rostro sombrío.
-Papá, cometí un error, no debí ser tan misericordioso, solo pensaba que llevaba nuestra
sangre…
Miguel, furioso, exclamó:
-¡Por culpa de tu compasión, creaste a un monstruo mucho peor! ¿Has visto las atrocidades que ha cometido? ¡Ha matado sin piedad, como si la vida no valiera nada! ¡Son tres vidas las que se ha llevado!
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Capítulo 180
Agustín permanecía en silencio, de pie a un lado.
Carlos escuchaba las reprimendas de Miguel con la cabeza baja, sin atreverse a contradecirlo:
-Tiene razón, papá. -le dijo Carlos, manteniendo la cabeza agachada, aceptando el regaño sin
rechistar.
Miguel estaba visiblemente molesto, despotricando frente a la pantalla de la computadora.
Ocupaba un alto cargo en Clarosol, lo que requería un permiso especial para ausentarse, así que no podía regresar pronto y solo podía regañar a su hijo a través de una videollamada.
Después de un rato, Miguel finalmente se calmó.
Con una voz firme, le dijo:
-Ponme a Agustín.
-Voy. -le respondió Carlos, girando la computadora hacia Agustín, quien estaba de pie a un
lado.
-Abuelo -lo saludó Agustín con respeto.
Miguel levantó la mirada hacia Agustín, con una expresión seria mientras le preguntaba:
-¿Qué planeas hacer ahora?
Agustín le respondió:
EN
-Tristán ha tomado un nuevo proyecto importante recientemente. Planeo hacer que le cueste un poco. Ha invertido mucho tiempo y esfuerzo, y si lo arruina, será un golpe significativo para
él.
-Bien -murmuró Miguel-. Dale una lección para que sepa que con nuestra familia no se juega.
-Sin embargo… -le dijo Miguel con seriedad y preocupación-, por su estilo de actuar, te advierto que él es un completo lunático. Ya que has decidido enfrentarlo, debes estar completamente preparado para lo que se te viene.
Agustín, con la mirada baja, le dijo con tranquilidad:
-Lo sé, no estaba preparado antes, por eso tuvo éxito.
Miguel asintió ligeramente:
-Siempre me has dado tranquilidad con tus acciones, mucho más que tu padre.
Miró con enfado a Carlos, quien seguía con la cabeza baja a un lado, sin atreverse a replicarle.
Poco después.
El anciano le dijo a Agustín: -Agustín, ya no eres un niño. Es hora de que tomes las riendas de la familia. Sé que antes, debido a algunas limitaciones de poder, muchas cosas eran difíciles de investigar o llevar a cabo. Ahora, con lo que ha sucedido, poner el poder y los negocios de la
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familia en tus manos también te ayudará a enfrentar a Tristán. He oído que en estos años ha expandido su poder en el extranjero, y su influencia no es algo que debas subestimar.
Agustín le respondió con calma: -Sí, abuelo, no se preocupe. Sé lo que debo hacer.
El anciano asintió con la cabeza: -Siempre he confiado en cómo manejas las cosas, excepto aquella vez que actuaste impulsivamente para proteger a Dafne.