Capítulo 182
Dafne extendió la mano y acarició suavemente la cabeza de la pequeña, diciéndole en voz baja: -Eres muy linda, ¿sabes?
Dafne se quedó conversando con Yolanda.
El teléfono de Agustín sonó, y él lo levantó para mostrárselo a Dafne, indicando que iba a salir a atender la llamada.
Dafne asintió.
Después de que Agustín salió, solo quedaron Dafne y Yolanda en la habitación del hospital.
La pequeña parecía querer decir algo, pero siempre se detenía, como si tuviera algo importante que contarle a Dafne.
Dafne notó su expresión y le preguntó: -Yolanda, ¿quieres decirme algo?
La pequeña, dudando, le respondió: -Dafi, ¿podrías… podrías maquillarme?
Dafne se sorprendió un poco.
Yolanda continuó: -Ultimente me siento cada vez peor, y seguro lo has notado. Mi rostro está cada día más pálido, y mi hermano siempre viene a verme con los ojos llorosos. Sé que está sufriendo por mí, y no quiero que se preocupe más.
Un nudo se formó en la garganta de Dafne, y sus ojos se llenaron de lágrimas.
-Claro que sí, Yolanda. Eres tan linda que con maquillaje te verías preciosa.
Yolanda sonrió, y en su pálido rostro le salieron dos pequeños hoyuelos. -¿De verdad?
-¡Sí, sí! -asintió Dafne, sintiendo un nudo en la nariz-. Mañana, cuando venga a verte, te traeré maquillaje para dejarte hermosa.
-De acuerdo. -Yolanda sonrió con los ojos brillantes.
En el pasillo, Agustín estaba hablando por teléfono con Samuel.
Samuel le dijo: -Señor, desde Aquilinia nos informan que ya se han reunido con Viriato. En estos días discutirán el plan para asegurar el proyecto de Tristán.
-Bien.
Samuel le informó sobre otros asuntos de trabajo, y después de colgar, Agustín regresó a la habitación del hospital.
Dafne y Yolanda estaban conversando. Ambas estaban sonriendo, parecían muy felices.
Él miró hacía ellas, y Yolanda rápidamente desvió la mirada, susurrándole algo a Dafne.
Dafne la escuchó y su sonrisa se hizo aún más amplia.
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Capítulo 182
Agustín las miró curioso. -¿De qué están cuchicheando?
Dafne, con un aire misterioso, le respondió: -Es un secreto.
Agustín estaba a punto de decir algo cuando volvió a sonar su teléfono.
Esta vez, no salió a atender la llamada.
Al contestar, le dijeron a través al teléfono: -Señor Junco, hemos encontrado un donante de médula compatible con la niña, tal como solicitó.
Agustín instintivamente miró hacia Dafne. -Tráiganlo mañana para hacer las pruebas.
-Si, señor.
Después de colgar, Agustín se acercó a Dafne y le dijo con una voz suave: -Dafi, hemos encontrado un donante compatible.
Dafne, un poco aturdida, le preguntó: -¿Qué dijiste?
Con una expresión gentil, Agustín le respondió: -Dije que hemos encontrado un donante de médula compatible. La enfermedad de Yolanda se puede curar.
El rostro de Dafne cambió, y las lágrimas brotaron de sus ojos, era un llanto de alegría.
Se secó las lágrimas y, emocionada, tomó la mano de Yolanda, riendo y llorando a la vez: -¡Yolanda, lo escuchaste! Hemos encontrado una médula compatible contigo, ¡te vas a curar!
Yolanda, sorprendida, con los ojos enrojecidos, murmuró: -¿De verdad mi enfermedad tiene
cura?
Con lágrimas en los ojos, Dafne le aseguró, sollozando: -¡Sí, tiene cura! Te dije que no perdieras la esperanza, itu enfermedad se curará!
-Qué bien, qué bien… -las lágrimas brillaban en los ojos de Yolanda mientras murmuraba—. Mi hermano ya no tendrá que preocuparse por mí…
Era una noticia maravillosa.
La tristeza que había acompañado a Dafne durante tantos días desapareció.
En el carníno de regreso, ella no dejó de hablar de lo emocionada que estaba, incluso al llegar al apartamento, su entusiasmo siguió latente.
Agustín, al ver cómo Dafne finalmente se sentía más animada, también se sintió mejor.
Ambos se acurrucaron en el sofá del apartamento, y en algún momento, el ambiente se tornó íntimo.
Agustín estrechó más a Dafne entre sus brazos, y sus ojos reflejaban sus crecientes deseos.
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