Capítulo 188
La anciana gritó con enojo: -¡Todavía te estoy hablando, Dafne! ¿Cómo puedes ignorarme para comenzar una conversación con otra persona? ¿Acaso ya no me respetas?
Dafne bajó la cabeza, respiró profundamente y luego la levantó para responderle con seriedad: -Sra. Junco, no sé qué he hecho para que siempre me trate así tan mal. Si le molesto tanto, ¿no sería mejor que ni me hablara?
Con estas palabras, Dafne no esperó a que Paula le respondiera y tomó de la mano a la pequeña, dándose la vuelta para marcharse.
Agustín miró a Fátima con una expresión cargada de enojo, y su rostro se ensombreció. -Si descubro que estás provocando a la abuela para que maltrate a Dafne, no te lo perdonaré.
Fátima puso cara de inocente. -Hermano, yo no hice nada.
Paula miró a Agustín con enojo. -Esto no tiene nada que ver con Fati. ¿Has visto cómo me trata Dafne? ¿Esperas que esté satisfecha con ella?
-Jaja -Agustín soltó una risa sarcástica-. Ella no tiene que satisfacerla, de todos modos se
va a casar conmigo, no con usted.
Paula estaba actuando de una manera completamente irracional, y Agustín sabía que hablar con ella no llevaría a ningún puerto, así que decidió no perder más su tiempo.
-¡Oye! -Paula estaba furiosa-. ¿Cómo te atreves a hablarme así? ¡Soy tu abuela!
Agustín la ignoró y se dio la vuelta para irse.
La anciana respiraba con dificultad, ahogada por la ira.
-Abuela, cálmese le dijo Fátima, tratando de aliviar la respiración de la anciana-. No discuta con mi hermano, todo es culpa de Dafne, que le lavó el cerebro. Él está cegado por ella, y esa mujer no es digna de él.
La anciana hizo un esfuerzo por calmarse.
Después de un momento, habló con pesadez: -Tienes razón, esa mujer no es digna de Agustín. Una sonrisa maliciosa destelló fugazmente en los labios de Fátima.
…
Dafne jugaba un rato con la niña hasta que la madre de la pequeña apareció.
-Srta. Rosales, disculpe, la niña no quería molestarla -le dijo la mujer con una expresión de genuino arrepentimiento, muy amable y cortés.
Dafne sonrió con dulzura. -No se preocupe, la niña es muy buena y adorable.
La pequeña miró a su madre y le dijo con voz dulce: -Mamá, la señorita es muy hermosa.
Capítulo 188
Quiero tomarme una foto con ella, ¿puedes tomarnos una?
La mujer parecía incómoda, y miró a Dafne. -¿Está bien?
Dafne aceptó con gusto: -Por supuesto que sí.
Después de tomarse la foto, la niña se despidió de Dafne con un gesto de la mano.
Dafne le respondió con una sonrisa radiante.
Agustín se acercó. -Dafi, lo siento.
Dafne no le dio importancia. -No fue tu culpa, ¿por qué te disculpas?
-No sé por qué la abuela te está tratando de esa manera. Ella no solía ser así le dijo Agustín mientras agarraba la mano de Dafne-. Si no podemos resolver este conflicto, será mejor que no hables más con ella. No hay necesidad de soportar su mal humor.
Dafne lo miró fijamente a los ojos. -¿Y si tu abuela se opone a nuestro matrimonio?
Agustín le respondió: -Yo decido sobre mi matrimonio. Su oposición no me importan.
Dafne asintió con la cabeza. -Con que tengas eso claro, es suficiente para mí.
Dafne vislumbró a sus amigas entre la multitud y le dijo: -Voy a acompañar a Penélope e Iris. Quédate aquí un momento.
Agustín sintió que se iba a quedar solo.
Aunque estaba algo dolido, no lo expresó.
Con semblante sereno y un tono de voz calmado, Agustín le respondió: -Está bien, ve.
Dafne se dirigió hacia donde estaban Penélope e Iris.
De repente.
Fátima apareció de la nada y chocó con Dafne, haciendo que la copa de vino que sostenía cayera y todo el vino se derramara sobre el vestido de Dafne.
Fátima se tapó la boca ligeramente, con una expresión exagerada de sorpresa y con los ojos muy abiertos. -¡Ay, Dafne, andas perdida! ¿Por qué no miras por dónde caminas?
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