Capítulo 21
Agustín le envió un Bentley Continental GT, de color azul glaciar, único y absolutamente hermoso. Esto hizo que los ojos de Dafne brillaran.
Este coche era increíble.
Un hombre vestido con traje bajó del auto con reverencia, entregándole las llaves a Dafne. -Srta. Rosales, este es el auto que el Sr. Junco le ha enviado.
Dafne tomó las llaves, sintiendo una leve emoción en su corazón.
Agustín realmente era generoso con ella, este coche costaba más de 400,000 dólares.
-Gracias le dijo Dafne al hombre.
-No hay de qué. Si no necesita nada más, me retiraré -le respondió el hombre inclinándose ligeramente, manteniendo siempre una actitud respetuosa.
-Está bien.
Justo cuando el hombre se iba, Dafne recibió una llamada de Agustín.
-¿Qué tal el coche? -le preguntó él con un tono de voz despreocupado, como si estuviera preguntando cualquier cosa.
Un coche de 400,000 dólares, para él, era como comprar una patineta.
Para las personas de su nivel, regalar un auto así a una prometida era algo habitual. Tal vez Dafne había pasado tanto tiempo viviendo una vida sencilla en los últimos tres años que había perdido el contacto con su antiguo círculo, por eso se sentía un poco abrumada al recibir semejante coche.
-Me gusta mucho, gracias, Agus -le respondió Dafne.
-Me alegra que te guste. Recuerdo que te gusta el azul -le dijo Agustín con una voz baja y
suave que cautivaba.
Dafne se sorprendió un poco. -¿Cómo lo sabes?
No recordaba haberle dicho a Agustín qué color le gustaba.
Agustín pareció soltar una ligera risa. -Cuando te daba clases particulares, noté que tus cuadernos y tu estuche eran de color azul claro.
Dafne no esperaba que Agustín recordara tal detalle.
Realmente le gustaba el azul, y cuando vio el Bentley de ese color, se quedó maravillada.
-Cuando vi este coche por primera vez, pensé que te encantaría -le dijo Agustín amablemente. ¿Por qué no lo conduces un rato? Es un coche muy cómodo, perfecto para
chicas.
15:22
Capítulo 21
-Sí, manejaré más tarde.
Después de colgar, Dafne se sentó al volante, pero no arrancó de inmediato. Sus manos descansaban en el volante mientras su mente navegaba por sus pensamientos.
Dafne tenía licencia de conducir y había manejado bastante en los últimos tres años.
Pero siempre conducía el coche de Bruno. Su propio auto estaba acumulando polvo en el garaje subterráneo de la villa en Silvania.
Durante los tres años que estuvo con Bruno, a menudo se sentía más como su chofer que
como su novia.
Bruno disfrutaba de sus fiestas alocadas, y cuando se emborrachaba, la llamaba para que lo
recogiera.
También había escuchado de los amigos de Bruno que, después de romper con su exnovia, él le regaló un BMW de más de 80,000 dólares.
Aunque Bruno sabía que su trabajo requería que viajara frecuentemente para asistir a juicios, ver a clientes y discutir casos, nunca mencionó lo de comprarle un coche.
No es que Dafne anhelara que Bruno le comprara coche, pero al comparar a Bruno con Agustín,
la diferencia era evidente.
El trato que le daba Bruno realmente dejaba mucho que desear.
Dafne estaba absorta en sus pensamientos cuando de repente escuchó un grito de sorpresa.
-¡Guau! ¡Qué coche tan hermoso! Quise comprar este auto antes, pero al final no me atreví
-era la voz de Macarena.
Dafne miró por la ventana y vio a Macarena y Bruno acercándose al coche.
Macarena no esperaba ver un Bentley Continental GT en azul glaciar, el coche de sus sueños, justo en la puerta de la casa de Bruno.
Aunque su familia y la familia García eran amigos de toda la vida, la suya no era una familia extremadamente rica, más bien era de clase media acomodada.
2/2