Capítulo 212
Dafne bajó la mirada -Él seguramente no será tan tonto como para involucrarse a sí mismo.
Agustín giró la cabeza hacia Baltasar, que estaba acostado en la cama del hospital, y con un tono de voz ligeramente apenado le dijo: -Señor, lamento haberte involucrado, todo esto comenzó por mí.
Baltasar tenía un aspecto pálido y enfermizo, estaba
muy debilitado.
-Ay, Agustín, Dafne ya me contó todo. ¿Acaso la familia Junco, con todo su poder y recursos, no puede hacer nada contra ese Tristán? ¿Lo van a dejar seguir haciendo lo que quiera?
-Lo siento, señor. Por ahora solo tenemos sospechas que él está detrás de todo esto, aún no tenemos pruebas, y la policía no puede intervenir sin ellas.
-Agustín, a veces no se le puede confiar todo a la ley. Hay una frase que dice que si quieres la paz, prepárate para la guerra, y en la guerra todo se vale. Si ese Tristán usa trucos sucios, tienes que ser más calculador que él para vencerlo. No eres policía, ¿para qué necesitas pruebas?
Agustín bajó la mirada.
Claro que entendía sus palabras.
No es que necesitara pruebas para enfrentar a Tristán, sino que Tristán acababa de regresar a Solarenia, su paradero era desconocido y, varias veces, cuando enviaron gente tras él, todo resultó en vano.
Agustín le explicó pacientemente la situación actual a Baltasar.
Baltasar, aparentemente insatisfecho, suspiró, se tomó su medicina y no habló más.
Después de informarles sobre los detalles del incidente, Agustín le dejó una tarjeta bancaria -Señor, esto es solo un gesto de mi parte, por favor, acéptelo.
Baltasar, sintiéndose insatisfecho, miró la tarjeta -No necesito ese dinero, lo que necesito es que atrapes a Tristán.
Frente a su futuro suegro, Agustín, para quedar bien con Dafne, mostraba una paciencia y cortesía impecables.
-Por supuesto -le respondió con gesto respetuoso.
Antes de irse, Dafne guardó su computadora y le habló con serenidad -Agustín, me iré contigo. La mirada de Baltasar se posó en ella con desagrado.
Dafne suspiró -Papá, ellos te hicieron daño para obligarme a aparecer. Solo si me voy, tú, Clara y Jana estarán a salvo.
Clara se sorprendió -Dafi, ahora tenemos guardaespaldas, no debería pasarnos más nada,
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Capítulo 212
pero por favor, ten mucho cuidado.
Baltasar resopló -Si mi hija se va a casar contigo solo para traernos desgracias, entonces mejor que ni se casen.
Dafne se detuvo, sintiendo un frío intenso, como si estuviera en un abismo helado.
Sabía que Baltasar hablaba en serio.
Lo más desalentador era que no tenía argumentos para oponerse.
Porque los que habían sufrido eran su hermana y su padre, no ella. No podía permitir que su familia siguiera sufriendo por su amor por Agustín.
-Papá -Dafne le habló con voz ronca-, necesito hablar sobre esto con Agustín.
Baltasar asintió con la cabeza, con un rostro serio -Es necesario que lo hagan.
En el estacionamiento subterráneo del hospital.
Dentro del coche se sentía cálido y acogedor.
Agustín se quitó el abrigo, debajo llevaba una camisa negra con corbata.
-Agustín -Dafne lo llamó-, hablemos.
Agustín bajó la mirada, ocultando sus emociones -¿De qué quieres hablar?
El corazón de Dafne se encogió de dolor, no podía pronunciar esas palabras.
Pero su familia había sido lastimada una y otra vez, no podía ser tan egoísta pensando solo en su amor y felicidad.
Ayer secuestraron a Jana, hoy su padre sufrió un atentado, ¿y mañana quién será?
¿Sería Clara o ella misma?
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