Capítulo 231
Maya, con un toque de coquetería, se acomodó el cabello y se aferró al brazo de Agustín, marcando su territorio -¿Eres la Srta. Rosales? Hola, soy Maya, la novia de Agustín.
Dafne bajó sus pestañas, enfocando su mirada en donde Maya tenía su mano, sintiendo un pinchazo en el corazón.
Agustín permanecía inmóvil, su mirada se deslizaba ligeramente sobre la mano de Maya. Tragó saliva, quería justificarse, pero las palabras no le salieron de su boca.
Iris no pudo soportarlo más y se lanzó a separar la mano de Maya del brazo de Agustin -¡Quita tu mano de ahí!
-¡Si quieren presumir su amor, vayan a otro lado! ¡A nadie aquí le interesa su romance! -Iris, con el rostro rojo de ira y sus ojos chispeando indignación, continuó- ¿Qué pasa? ¿No tienes dinero para un hotel, Sr. Junco?
Eso fue un golpe bajo.
Jaime, sorprendido, se apresuró a intervenir para calmar las aguas.
Tiró suavemente de Iris hacia atrás -Ay, ya, ya, tranquila, todos somos amigos, no hagamos una tormenta en un vaso de agua.
Iris forcejeaba -¡Suéltame, no me detengas!
Jaime la sostenía sin soltarla, tratando de calmarla.
Maya, con una tranquilidad pasmosa, le sonrió con dulzura a Agustín, proponiéndole -Agustin, parece que tus amigos no nos quieren aquí. ¿Por qué no vamos a un lugar más privado para disfrutar de nuestro tiempo juntos?
Maya, con su talento de actriz, mantenía un perfecto equilibrio entre dulzura y provocación.
Dafne escuchaba aquellas palabras con el corazón apesadumbrado, sus ojos se llenaron de lágrimas, sintiendo una tristeza que casi la hacía llorar, pero se negaba a mostrarse débil frente a Agustín y a Maya.
Miró a Agustín con determinación, con su voz temblorosa, intentando mantener la compostura -Agustín, ¿hay algo que me estás ocultando? Por favor, dime la verdad. No me hagas esto, me duele mucho… Podemos hablar de esto, ¿si?
Sus ojos se llenaron aún más de lágrimas, su voz se quebraba -¿No dijiste que mientras yo no quisiera separarme de ti, nunca me dejarías?
Los ojos oscuros de Agustín eran como un mar profundo, sin luz, mientras esbozaba una sonrisa sarcástica -Srta. Rosales, todos somos adultos, ¿realmente te creiste ese cuento de hadas que te monté?
El rostro de Dafne perdió todo color.
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Capitulo 231
Sus ojos reflejaban un dolor abrumador, sus labios temblaban, intentando hablar, pero no podía. Agustín, herido por la expresión de Dafne, desvió su mirada, su voz era fría como el hielo -Srta. Rosales, ya dejé todo claro. No insistas en algo que no tiene sentido, mejor mantén la dignidad.
Dafne, como un globo desinflado, dejó caer sus hombros, tambaleándose de un lado a otro.
Penélope, preocupada por Dafne, se acercó y la abrazó suavemente -No pasa nada, Dafi, nos tienes a nosotros, todo estará bien…
-¡Agustín, no seas tan cruel con Dafi! -le gritó Iris, queriendo lanzarse a golpearlo, pero Jaime la sujetaba firmemente.
-Iris, calma, calma -Jaime intentó calmar a Iris, que estaba al borde del colapso.
Mientras Penélope consolaba a Dafne, le hizo señas a su hermano Eduardo con la cabeza.
Eduardo se acercó y le susurró algo a Agustín.
Luego Agustín se fue con Maya.
-¡Estoy tan enojada que podría explotar, esto es demasiado! -Iris seguía despotricando.
Jaime la sostenía, sintiéndose abrumado.
De repente, Iris se giró y lo miró fijamente.
Jaime sintió un mal presentimiento.
Y efectivamente, Iris descargó su frustración sobre él, lanzándole un puñetazo -¡Tú también lárgate de aquí!
-¡lris, yo no tengo la culpa de nada! -Jaime se sintió más inocente que cualquiera.