Capítulo 247
Elías pensaba que aunque ella supiera jugar golf, por lo general las chicas no tienen tanta fuerza. No estaba seguro de si llegaría al hoyo, y aunque lo hiciera, probablemente necesitaría más de diez golpes. Perder un poco de dinero para ganarse una sonrisa de ella valía la pena.
Dafne sonrió con los labios cerrados: -Puedo acompañarle a comer, pero apostar dinero no tiene gracia, apostemos algo diferente.
-¿Qué quieres apostar, Srta. Rosales?
-Si puedo colar la bola en el hoyo en diez golpes, usted firmará con nuestro bufete un contrato de asesoría legal por un año junto con un contrato de representación de casos. Si lo hago en menos golpes, por cada golpe menos, se sumará un año al contrato. Y si logro colar la bola en el hoyo de un solo golpe, firmaremos un contrato de diez años, durante los cuales su empresa deberá confiar todos sus casos a nuestro bufete. ¿Qué le parece?
Elías se rio, pensando que ella era muy buena negociando. No se conformaba con unos pocos miles de dólares, estaba tratando de alcanzar un gran acuerdo.
El Grupo Líder era una empresa tan grande que el volumen de casos de un año podría mantener a todo el bufete ocupado. La había subestimado.
Elías se giró hacia el director del bufete y bromeó con él: -Teo, ¿de dónde has sacado a la Srta. Rosales? Es tan dedicada y siempre velando por los intereses del bufete. Me gustaría llevármela a mi empresa para el departamento legal.
El director le respondió riendo: -Jajaja, Sr. Elías, usted siempre tan gracioso. Lo siento, pero yo la vi primero.
Elías, encontrando todo esto divertido, aceptó sonriendo: -Dado que me propones apostar los contratos, que así sea, lo importante es que estés contenta.
Dafne sonrió dulcemente: -De acuerdo.
El caddie le pasó el palo de golf, y Dafne lo tomó, haciendo un suave movimiento de práctica.
Elías, con un tono de voz halagador, sonrió y le dijo: —¡No está mal, no está mal! Pareces tener un talento innato.
Dafne sonrió ligeramente, sin decir nada, se posicionó, ajustó el ángulo y le dijo: -Sr. Elías, gracias por confiar en nosotros.
Antes de que Elías pudiera entender lo que quería decir, Dafne ya había ejecutado un golpe fluido y hábil. La pequeña bola blanca describió una perfecta parábola en el aire y aterrizó cerca del hoyo, colándose dentro por el impulso del golpe.
Elías se quedó boquiabierto.
¡Ella había acertado de un solo golpe!
El director del bufete, que estaba al lado, no pudo evitar aplaudir: -¡Genial!
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Capitulo 247
Dafne caminó hacia el hoyo y recogió la bola, con una sonrisa radiante: -Sr. Elías, acerté en el hoyo de un solo golpe, así que como acordamos, su empresa debe firmar con nosotros un contrato de representación y asesoría legal por diez años.
–
Elías, recuperándose de la sorpresa, aplaudió con alegría: ¡Bien! ¡Bien! No me lo hubieral imaginado. Srta. Rosales, eres bastante hábil jugando, parece que tienes más destreza que yo. Y eso que decías que solo sabías un poco, de verdad que la modesta es una virtud.
Dafne sonrió con los labios cerrados: -Gracias por sus halagos, Sr. Elías.
El director del bufete sonreía tanto que ya no podía cerrar la boca, jera un contrato de asesoría legal y representación de diez años!
Ese día, él solo pensaba en traer a Dafne para que acompañara y jugara un poco con el Sr. Elías, esperando que se divirtiera para luego hablar de los contratos. Pero Dafne, con una sola jugada, había asegurado un contrato de diez años con el Grupo Líder.
En toda su carrera no había conseguido un contrato tan jugoso de una sola vez, y el director se sintió un poco inferior.
Por otro lado, Viriato le dio un codazo a Agustín y señaló con la cabeza: -Tu exnovia es impresionante, insertó la bola de un golpe. Me atrevo a admitir que no tiene nada que envidiarles a los profesionales.
Agustín miró hacia ella, y en sus ojos apareció un destello de orgullo y cariño: -Dafi ya ganó el campeonato nacional juvenil cuando era una estudiante.