Capítulo 255
En la casa de los Junco.
En el sofá de la sala, Paula sostenía un montón de fotos, revisándolas una por una mientras murmuraba para sí misma:
-La Srta. Zaldívar tiene una gran presencia, la Srta. Estévez se ve encantadora, y la muchacha de la familia Pérez, recién graduada con una maestría de la universidad de Clarosol, tiene un aire intelectual que también me gusta mucho.
La anciana levantó la mirada y sonrió con ojos entrecerrados hacia Agustín.
-Agustín, mira estas fotos, ¿cuál te gusta más?
Agustín tenía una mirada oscura, y parecía no prestarle atención. Momentos antes, en el jardín, había cruzado miradas con Dafi, y su rostro no lucía bien, sus labios estaban pálidos. ¿Estaría
enferma?
-Agustín -Paula alzó la voz, con su sonrisa desvaneciéndose-, te estoy hablando, ¿en qué estás pensando?
Agustín sacudió sus pensamientos y levantó la mirada.
-¿¿Qué?
Paula dejó las fotos a un lado, algo molesta, y ajustó su vestido mientras le decía con calma:
-Daniela Pérez acaba de graduarse con su maestría. La vi hace unos días, es amable y muy bonita. Pasado mañana, ve con tu madre a visitar a la familia Pérez, para que conozcas a
Daniela.
Agustín, desde el sofá, tenía una mirada sombría.
-No tengo tiempo.
Paula frunció el ceño, visiblemente molesta.
-¿No tienes tiempo en plenas vacaciones de Navidad?
-Has trabajado todo el año, date unos días de descanso. Hazme caso, ve con tu madre a ver a la familia Pérez.
Fátima sintió un nudo en el estómago al escuchar lo que sonaba a una cita arreglada. Apenas habían alejado a Dafne, ¿y ya la abuela estaba tan ansiosa por arreglarle otra cita a su hermano? ¿Ya iba a tener a otra rival unos días después de Agustín romper con Dafne?
Fátima se aferró cariñosamente al brazo de la anciana, suavizando su tono:
-Abuela, acaba de romper con Dafne, y ahora quieres que se acerque a la Srta. Pérez. La gente podría hablar a sus espaldas.
Maya, al lado, dio su opinión:
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Capitulo 255
-Sí, sí, Sra. Paula, a mi primo no le falta buscar más pretendientes. ¿Qué chica de la alta sociedad de Silvania no querría casarse con él? No se preocupe.
Paula le lanzó una mirada desaprobatoria hacia Agustín.
-No temo que le falten pretendientes, temo que esté pensando en alguien en quien no debería.
Maya, con una sonrisa torcida, miró entre Paula y Agustín. Vaya, así que Paula no aprobaba que su primo estuviera con Dafne, ¿pero por qué? Dafne tenía una buena familia, era hermosa y de buen carácter. ¿Qué más quería ella?
Agustín tensó los labios.
-Abuela, voy al estudio a ver al abuelo.
Dicho esto, se levantó.
-Espera, presta atención a lo que digo. Ya rompiste con Dafne, no pienses más en esa chica. Las jóvenes que te enseñé no tienen nada que envidiarle.
Agustín se detuvo, giró la cabeza, con un destello oscuro en sus ojos y un aire despreocupado
en su sonrisa.
-Si le gustan, cásese con ellas. Yo no quiero a ninguna.
Maya le lanzó una mirada de aprobación, levantando el pulgar en secreto. Vaya, su primo sí que tenía agallas.
Paula estaba lívida, su rostro rígido de ira.
-¿Escuchaste lo que me dijiste? Nunca me habías hablado así. ¿Qué te sucede?
Agustín, con un tono de voz que parecía diseñado para irritar, le respondió:
-Abuela, le aconsejo que deje de preocuparse por mí. Su corazón no está bien, preocupese más por usted misma.
Paula estaba tan enfadada que su pecho subía y bajaba, apenas podía respirar con
normalidad.
-Agustín, antes nunca te enfrentabas así a mí. ¿Acaso Dafne te ha estado diciendo cosas para crear discordia entre nosotros otra vez? Me doy cuenta de que cada vez que algo se trata de Dafne, te comportas como otra persona.
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