Capítulo 258
-Ay, las cosas del corazón son así, ¿quién puede predecirlas? -le dijo Clara riendo mientras saludaba a un niño que jugaba con bloques de Lego junto a Jana-. Sergio, ven aquí.
Sergio dejó de jugar y corrió hacia donde estaba Clara.
Clara, sonriendo, tomó un puñado de dulces del frutero y se los dio a Sergio, preguntándole con suavidad-: Sergio, ¿cómo te fue en tus exámenes finales? ¿En qué lugar quedaste en tu clase?
Sergio era el hijo menor de Rosalía, estaba en sexto grado, y siempre andaba haciendo travesuras. Sus calificaciones eran bajas, y los maestros constantemente llamaban a sus padres.
Cuando Rosalía oyó que Clara preguntaba por las notas de su hijo, de repente dejó de hablar y
se sintió incómoda.
A Sergio no le importaban mucho sus notas, y le respondió honestamente cuando le preguntaron-: Suspendí el examen de matemáticas, aprobé con el mínimo la prueba de español, suspendí el examen de inglés, y creo que también suspendí el examen de…
-Ya, no digas más, si a ti no te da vergüenza, a mí sí lo interrumpió Rosalía.
-¿Por qué me daría vergüenza? Estoy mejorando le dijo Sergio desafiante-. En los exámenes finales del semestre pasado suspendí seis exámenes, y este semestre mejoré, ahora solo suspendí cinco exámenes.
-¡Jajajajaja…! —varios familiares se rieron al unísono.
-Los niños siempre dicen cosas graciosas.
Rosalía atrajo a Sergio hacia ella y lo reprendió en voz baja-: Te dije que jugaras con Jana, ¿por qué viniste aquí a hacerme pasar vergüenza? ¿Acaso no te da pena?
Clara sonrió sin decir nada, finalmente había logrado cerrarle el hocico a Rosalía.
Baltasar miró a Dafne con preocupación, pero Dafne sonrió y negó con la cabeza, indicando que estaba bien.
Después de la comida, Dafne fue a dar un paseo por el jardín y se encontró inesperadamente con Agustín, quien también paseaba por ahí.
El viento frío soplaba fuerte, y parecía que la sangre se congelaba en sus venas.
Ambos se encontraron cara a cara en el viento helado, en silencio.
Dafne apertó la mirada y fue la primera en hablar-: Qué coincidencia.
-Feliz Año Nuevo -fue la primera frase que Agustín le dirigió en mucho tiempo.
En ese instante, los ojos de Dafne se llenaron de lágrimas.
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Capitulo 258
Bajó la mirada, con las pestañas húmedas, y sin querer vio el reloj en la muñeca de Agustín, su respiración se detuvo.
-Tú… -Dafne quiso preguntarle por qué aún llevaba el reloj que ella le había regalado, pero no pudo continuar, y su voz se quebró.
Agustín, siguiendo su mirada, vio el reloj en su muñeca y sintió un dolor agudo en el corazón.
Ese reloj fue el primer regalo de Dafne para él.
No era un reloj tan lujoso para él, costaba algo más de sesenta mil dólares, pero siempre lo llevaba puesto, incluso después de su ruptura.
En situaciones donde Dafne estaba presente, solía esconder el reloj para que ella no lo viera, como en la noche que fueron al bar y en el campo de golf de Maristela.
Pero había salido a pasear solo, y no esperaba encontrarse con Dafne en el jardín.
El reloj quedó expuesto ante los ojos de Dafne.
Sabía lo que ella quería preguntarle.
Quería decirle que la extrañaba, y que no se había quitado el reloj porque le recordaba a ella.
Después de una larga lucha interna, Agustín le habló con dificultad-: Oh, si me preguntas por el reloj, es que se me olvidó quitármelo.
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