Capítulo 262
Paula, con una expresión severa, le dijo: -No creas que no sé que le ordenaste a alguien de la empresa hacernos esa llamada. No te hagas el desentendido, hoy te quedarás a comer.
Agustín se detuvo y miró a su abuela con calma en su rostro. -Está bien, como quieras.
Luego se giró hacia Daniela, con frialdad en su voz. -Hola, me llamo Agustín. Lo siento, pero no tengo intención de tener una cita con nadie. No sabía de este encuentro de antemano, y actualmente no tengo planes de tener una relación o casarme, así que por favor, no pierdas tu tiempo conmigo.
Daniela se puso pálida.
Después de hablar, Agustín dio media vuelta y se fue, sin importarle la reacción de los demás.
-¡Oye, detente! ¡Agustín! -le gritó Paula, furiosa.
Agustín siguió caminando sin detenerse, y pronto desapareció de la vista de todos.
La familia Pérez estaba muy disgustada y decepcionada.
Nil, con el pecho agitado de la indignación, exclamó: -Aunque ustedes tienen mucho poder, no deberían tratarnos así. Nuestra nieta no es que no tenga pretendientes. Fueron ustedes los que nos invitaron y propusieron este encuentro, y ahora parece que nosotros les estamos rogando.
Paula estaba claramente molesta, había perdido toda la compostura que tenía antes.
Elsa intervino disculpándose: -Esto ha sido culpa de Agustín. Lamentamos mucho lo sucedido, por favor, no se enojen con nosotros.
La familia Pérez continuó discutiendo, y finalmente, Paula tuvo que ofrecerles una compensación considerable para calmar su ira.
No es que a los Junco le importaran mucho lo que pensara la familia Pérez, pero a Paula le importaba mucho su reputación. Y en este caso, la familia Junco había actuado mal, así que tuvo que disculparse para mantener las apariencias.
Pensaron que engañando a Agustín para que participara en el encuentro, no podría negarse y tendría que asistir. Pero no esperaban que él ni siquiera quisiera fingir interés por Daniela.
Después de despedir a la familia Pérez, Paula fue a quejarse con su esposo.
-Mira lo que hizo tu nieto hoy, delante de la familia Pérez, me hizo pasar vergüenza.
Miguel, sentado en su escritorio leyendo el periódico, ni siquiera levantó la vista. -Te lo dije, acabamos de cancelar el compromiso con la familia Rosales. Te dije que no te apuraras en arreglarle otra cita a Agustín, pero no me escuchaste.
-¿Cómo no voy a estar apurada? Agustín pronto cumplirá veintinueve años, y los hombres de su misma edad de nuestro círculo ya tienen sus propias familias -le respondió Paula.
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Capitulo 262
Miguel, con tranquilidad, siguió leyendo su periódico. -¿Ah, sí? Yo recuerdo que los muchachos. de las familias Zúñiga y Quiroga, que son cercanos a Agustín, todavía no se han casado.
Paula, molesta, le lanzó una mirada a su esposo. -No compares a Agustín con esos dos. Mira a Luciano y a David, ya tienen hasta bisnietos.
Miguel sonrió con resignación. -¿Por qué te preocupas tanto eso? Agustín sabe lo que hace. Yo todavía tengo esperanzas en que él y Dafne puedan reconciliarse después de resolver el asunto con Tristán.
Paula negó con la cabeza. -No me gusta esa Dafne. Como es abogada, siempre está discutiendo, me ha contradicho varias veces, y no me respeta como a una señora mayor.
Miguel, con una mirada fría, le respondió: -No es por criticar, pero como mayor, ¿por qué te preocupas tanto por discutir con los jóvenes?
Paula empezó a refutarles y a discutir con su esposo.
Agobiado, Miguel decidió levantarse y marcharse, ya no podía soportar más discutir con ella.