Capítulo 271
Dafne no se había imaginado encontrarse con Agustín allí.
Mientras estaba con la cabeza en las nubes, Lucas, que estaba detrás de ella, de repente habló:
-Sr. Junco, qué coincidencia, ¿también vienes a cenar aquí?
La voz de Agustín era fría y su expresión parecía tranquila.
-Sí.
Dafne no sabía qué decir, así que decidió no hablar. Pasó junto a Agustín y se dirigió directamente hacia el interior del restaurante.
Un camarero se acercó para recibirlos.
-Buenas noches, ¿cuántos son? ¿Tienen reserva?
Dafne le respondió con serenidad:
-Dos personas, ya hicimos una reservación.
-Por favor, síganme.
Viendo que Dafne seguía al camarero, Lucas sonrió y miró a Agustín.
-Sr. Junco, me disculpo, tengo que irme.
Agustín permaneció en su lugar, bajando la mirada.
Hoy era el Día de San Valentín. En un día tan especial, ¿por qué Dafne estaría cenando sola con Lucas? ¿Estaban saliendo?
Un sentimiento amargo se apoderó de él.
La garganta de Agustín se apretaba mientras permanecía inmóvil, como una estatua, con las piernas paralizadas.
Al ver que Agustín no le respondía, la mirada de Lucas recorrió lentamente a Agustín.
Las luces del restaurante eran tenues, creando un ambiente romántico, pero no lo suficientemente brillantes como para iluminar su expresión solitaria y amarga.
Lucas esbozó una sonrisa apenas perceptible, sabía que Agustín había entendido mal.
En este día especial, una cena entre un hombre y una mujer solos ya parecía una cita romántica.
Sin embargo, Lucas no tenía intención de aclarar el malentendido.
Caminó con paso tranquilo más allá de Agustín, para alcanzar a Dafne.
En una mesa del restaurante.
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Capitulo 271
Dafne estaba sentada, mirando hacia abajo.
Cuando Lucas entró, ella no reaccionó.
-Srta. Rosales le dijo Lucas al sentarse.
Dafne volvió en sí, aunque parecía distante.
-El menú está allí, elige tú.
Lucas sonrió, su mirada era cálida.
-Claro.
No hizo preguntas inapropiadas, ni mencionó a personas que no debía.
Dafne rápidamente recuperó su compostura, dejando atrás ese encuentro inesperado.
Mientras esperaban la comida, Dafne y Lucas comenzaron a hablar sobre el bufete.
Lucas le comentó:
-Tengo un amigo que se especializa en defensa penal, al igual que yo tiene tres años de experiencia. Si estás de acuerdo, puedo invitarlo a unirse.
Los ojos de Dafne brillaron.
-¡Perfecto! Organicemos una reunión para discutir los detalles.
Lucas asintió levemente.
-De acuerdo.
-Él fue mi compañero en la universidad, no te preocupes por su capacidad profesional.
Dafne sonrió:
-Eso seguro, si me lo estás recomendando, entonces debe ser bueno en lo
que
hace.
Aunque era un comentario cortés, Dafne seguía siendo cautelosa. Después de todo, una vez que se asociaran, estarían en el mismo barco, compartiendo riesgos y beneficios. Necesitaba conocer bien el trasfondo y la capacidad profesional de cualquier socio.
Lucas, con una mirada calmada, añadió:
-Planeo invertir tres millones de dólares y también registrar mi título en la firma. Podemos firmar el contrato en cualquier momento.
Dafne le sonrió a Lucas y le ofreció la mano.
-Me gusta la gente directa como tú, Lucas. Espero que tengamos una colaboración exitosa.
Lucas estrechó la mano de Dafne.
-Espero que tengamos una colaboración exitosa.
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Después de la cena, Lucas le preguntó cortésmente:
-Hoy es un día memorable, ¿podríamos tomarnos una foto juntos, como socios?
Era normal que los socios se tomaran fotos para conmemorar su acuerdo, así que Dafne no lo pensó mucho y le respondió con una sonrisa:
-Claro.
Lucas le pidió a un camarero que les tomara una foto.
En la foto, ambos estaban de pie, Dafne miraba a la cámara con una suave y cálida sonrisa en los labios.
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