Capítulo 272
Lucas tenía una mirada cargada de picardía.
Originalmente, la foto era de cuerpo entero, mantenían una distancia normal, sin ningún detalle que sugiriera una relación romántica.
Pero Lucas recortó la parte inferior de la foto, dejando solo la parte superior de ambos, lo que cambió completamente la percepción, haciéndola parecer una foto de una pareja de novios.
Esa misma tarde, Lucas publicó la foto en su Instagram.
-Un día muy especial- escribió en el pie de foto.
Lucas tenía un pequeño truco escondido en esas palabras.
Deliberadamente evitó escribir “Feliz Día de San Valentín” para no generar una reacción negativa en Dafne.
Pero tampoco fue completamente directo con algo como “Feliz colaboración“, lo cual le aclararía el contexto de la foto a cualquiera que lo viera.
La frase ambigua “Un día muy especial” era perfecta.
No molestaría a Dafne y podría inducir a Agustín a malinterpretarlo.
Tenía a Eduardo entre sus seguidores en Instagram, y varios proyectos de la empresa de Eduardo eran manejados por él.
Eduardo seguro vería su publicación.
Y como Eduardo y Agustín eran amigos, seguro que le enseñaría la publicación a Agustín.
Después de publicar la foto, Lucas guardó su teléfono, se recostó en el sofá y, con una copa de vino tinto, empezó a imaginarse cómo sería tenerla como novia.
Cuando Dafne vio la publicación de Lucas en su Instagram, simplemente le dio un “me gusta” y siguió viendo otras publicaciones.
Eduardo, al ver la publicación, tomó una captura de pantalla junto con el “me gusta” de Dafne y se la envió a Agustín.
-¿Te la quieren robar?
-Esa foto parece como si estuvieran casados, y vaya que hacen buena pareja.
Al ver el mensaje, la mirada de Agustín se ensombreció.
La radiante sonrisa de Dafne en la foto le dolió.
Observó la foto en silencio durante un buen rato.
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Capitulo 272
Hizo una llamada.
-¿Cómo va lo de Tristán?
Por la noche, Dafne regresó a casa, y justo después de ducharse y prepararse para ver su serie favorita, recibió una llamada.
-Hola, soy el repartidor, ¿está usted en casa?
-Sí, estoy en casa. No he comprado nada, ¿me podría decir qué paquete es?
-Parece que alguien más lo compró para usted, viene de una joyería local.
-¿Ah? -Dafne estaba confundida-. Estoy en casa, puede dejarlo en la puerta.
-De acuerdo.
Diez minutos después, el repartidor dejó el paquete en la puerta de Dafne y la llamó.
-Hola, le dejé el paquete en la puerta.
Dafne se levantó del sofá, se puso sus zapatillas y fue a abrir la puerta.
Había un paquete de cartón en el suelo.
Dafne lo recogió, mirando el remitente.
La dirección del envío indicaba el nombre de una joyería de lujo en Silvania.
Dafne llevó el paquete adentro y llamó al número de la joyería que figuraba en la etiqueta.
A pesar de ser más de las ocho de la noche, la joyería aún estaba abierta.
Una empleada le respondió rápidamente, recitando las típicas palabras de bienvenida.
Dafne, cortésmente, le habló:
-Hola, acabo de recibir un paquete desde su tienda y quisiera saber qué es y quién lo compró.
La empleada le preguntó:
-¿Podría darme su número de teléfono para verificar?
Dafne le dio su número.
La empleada le respondió rápidamente:
-¿Srta. Rosales?
-Sí, soy yo.
-Srta. Rosales, su paquete contiene un collar que un señor eligió para usted esta tarde. Dejó su dirección y su número de teléfono, y nos pidió que lo entregáramos hoy mismo.