Capítulo 3
Bruno, casi por reflejo, apartó el brazo de la mujer que andaba con él, dejándola con una expresión helada.
-Yo también soy amiga de Yasmín, ¿qué tiene de malo que venga a su fiesta de cumpleaños? -Dafne lo miró con una sonrisa que no llegaba a sus ojos.-
-Nada, es que pensé que no te gustaban este tipo de fiestas, por eso no te lo mencioné antes.
Dafne se rio con frialdad para sí misma. ¿De verdad no me lo dijo porque pensó que no me gustaban, o fue para poder traer a otra persona?
Bruno, tras su explicación, recorrió la sala con la mirada fría, como si estuviera preguntando a los demás quién la había invitado.
Yasmín, sintiéndose culpable, evitó su mirada, fingiendo que no era asunto suyo.
-Hola, tú debes de ser Dafne, ¿verdad? Soy Macarena Caldera, seguro que Bruno te ha mencionado algo de mí -le dijo la mujer que había venido con Bruno, acercándose a Dafne para saludarla.
Ah, así que ella era Macarena, el primer amor de Bruno, su prototipo de mujer ideal.
Dafne se sintió incómoda, con el pecho apretado. Después de todo, había estado con Bruno por tres años, no era fácil borrar sus sentimientos hacia él de un día para otro.
Sin embargo, ocultó bien sus emociones, sonriendo mientras asentía-. Srta. Caldera, he oído
mucho sobre usted.
Macarena sonrió ampliamente-. Srta. Rosales, ¿alguna vez le han dicho que nos parecemos
un poco?
Al escuchar esto, el rostro de Bruno se oscureció de inmediato.
Dafne miró a Bruno con burla antes de sonreír y observar la mirada desafiante de Macarena.
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-¿Ah, sí? -Dafne la miró con sus ojos grandes e inocentes-. No lo creo, tú no eres tan bonita
como yo.
Los curiosos que observaban la escena se quedaron boquiabiertos.
¿Dafne no era siempre la típica chica dulce y obediente? ¿Por qué ahora sus palabras estaban llenas de veneno?
Para aliviar la tensión, Yasmín intervino rápidamente.
-No se queden ahí parados, vengan a sentarse.
Macarena, conteniendo su desagrado hacia Dafne, forzó una sonrisa y le entregó un regalo a Yasmín-. Feliz cumpleaños, Yasmín, esto es para ti.
Yasmín tomó el regalo sorprendida, notando que la bolsa era idéntica a la que Dafne le había
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Capitulo 3
dado antes. Al abrir la caja del regalo, exclamó-. ¡Guau, me encanta este collar, lo llevo deseando tener desde hace tiempo. ¡Gracias, Macarena!
Dafne se detuvo por un momento, dándose cuenta de que era el mismo modelo del collar ella había regalado.
Yasmin abrió la bolsa de Dafne-. ¡Guau! ¡Dafne, tú también me regalaste este collar!
-Debe de ser falso.
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Una de las amigas de Yasmín, sin siquiera mirarlo, dijo delante de todos-. Ese collar cuesta más de cinco mil dólares, y Dafne es solo una abogada principiante, ¿cuánto puede ganar al mes? ¿Cómo podría comprar un collar tan caro para ti?
La sala se quedó en silencio.
Las miradas se centraron en Dafne, claramente confiando en lo que esa mujer había dicho.
Bruno tenía una expresión severa-. Dafne, si te hace falta dinero, solo dímelo. También puedo ayudarte con los regalos, ¿cómo es que…?
¿Cómo es que le compraste un collar falso?
Bruno no pudo decirlo, pero todos lo entendieron.
Dafne lo miró con frialdad-. Bruno, ¿también piensas que mi regalo es falso?
Bruno, con el rostro oscuro, no le respondió.
Lo dio por hecho.
Yasmín, incómoda, trató de suavizar la situación-. No puede ser, Dafne y yo somos buenas amigas, no me daría un collar falso, no digan eso, es demasiado grosero.
Aunque lo decía, Dafne vio un destello de desdén en los ojos de Yasmín.
El corazón de Dafne se enfrió.
Había gastado más de cinco mil dólares en ese collar para Yasmín, como agradecimiento por haberla apoyado un poco tiempo atrás.
Hace tres años, Dafne había roto con su familia para evitar el matrimonio que tenían arreglado y se había mudado sola a Aguamar.
Baltasar Rosales había cancelado su tarjeta, cortando su fuente de ingresos. Sin recurrir a ningún contacto de la familia Rosales, logró encontrar un trabajo en un bufete de abogados gracias a su propio esfuerzo.
Al principio, cuando Dafne comenzó como abogada en prácticas, su salario mensual era de apenas 400 dólares. Un año después, al obtener su licencia de abogada, su sueldo aumentó, pero no lo suficiente. Para esa gente, seguía siendo una pobretona.
Los jóvenes adinerados del círculo de Bruno siempre la miraban por encima del hombro. Cada vez que salían, la excluían y la aislaban de manera evidente o sutil.
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