Capítulo 349
-Así que eras tú -Dafne bajó las pestañas, su tono no dejaba adivinar si estaba molesta o no.
-¿Lo adivinaste? -Agustín soltó una risa baja-. Lucas me invitó un café, yo lo invité a un té de la tarde. Nunca me ha gustado deberle algo a alguien.
Ese día, cuando fue al bufete, notó que había muchos jóvenes.
Las recepcionistas, los asistentes, y muchos abogados no parecían tener más de treinta años.
Le preguntó especialmente a su asistente, Gustavo, qué les gustaba comer y beber a los jóvenes de hoy en día.
Gustavo le soltó una lista interminable de cosas.
Agustín dijo: -Ordena un té de la tarde para el bufete de Dafi. Quiero que te encargues tú mismo.
¿Lucas está ganándose a todos con café? Entonces él los invitaría al té de la tarde.
Gustavo siempre fue muy meticuloso con sus tareas.
Como asistente del presidente, Gustavo conocía los sentimientos de Agustín hacia Dafne.
Era el bufete de la señora del presidente, así que, por supuesto, todo debía ser de lo mejor.
Las bebidas eran a base de leche fresca, las frutas eran todas importadas y de alto precio, y los pasteles eran de una pastelería de alta gama.
Dafne escuchó lo que decía Agustín, y no pudo evitar sonreír.
¿Realmente era porque no le gustaba deberle algo a alguien?
No tenía corazón para desenmascararlo.
Por la mañana, delante de sus empleados, dijo que era su propio bufete, y ahora estaba compitiendo con Lucas.
Pensando en lo duro que todos trabajaban y que la comida ya había sido entregada, no podía devolverla, y sería un desperdicio tirarla, así que Dafne dijo: -¿Cuánto costó todo esto? Te lo transferiré.
Podía pagar para recompensar a todos, no había necesidad de deberle nada a Agustín.
La voz de Agustín sonaba divertida -Srta. Rosales, no es para ti, ¿por qué me transferirías dinero? ¿No les repartirás los casos de mi empresa para que todos trabajen en ellos? Mejor ganármelos primero para que no haya tantas quejas mientras trabajan.
Dafne se quedó sin palabras por un momento.
-¿Qué quieres decir? -frunció el ceño, su tono era poco amable-. ¿Estás diciendo que en mi
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bufete trabajan con quejas?
-Definitivamente no entiendes a los trabajadores -rió Agustín-. A nadie le gusta trabajar, ¿quién no tiene al menos un poco de queja al hacerlo?
Agustin en realidad tampoco entendía mucho de esto, esas palabras se las había dicho Gustavo.
Dafne se quedó sin palabras.
Bueno, recordando cuando trabajó para otros, parece que sí había algo de queja.
Especialmente durante esos tres años en Aguamar, cuando cortó lazos con su familia y vivía de un salario justo, con un jefe que daba problemas, en esos momentos sí tenía muchas quejas.
-No me transfieras el dinero -insistió Agustín-. Lo hice por los casos de la empresa.
-Aunque no hubieras comprado todo esto, igual trabajaríamos bien en los casos de tu
empresa.
-Entonces les agradezco, Srta. Rosales -dijo Agustín con un tono muy satisfecho.
Dafne pensó que Agustín tenía algo de razón.
Cuando trabajas, recibir estos pequeños beneficios es algo que definitivamente gusta a los empleados, y no tenía razón para rechazar este gesto en nombre de ellos.
Colgó el teléfono.
Dafne le dijo a la recepcionista: -Dile a todos que vengan a comer, dile que es una cortesía de nuestro cliente, Sr. Junco.
-¡Qué bien! -gritó emocionada la recepcionista.
En poco tiempo, la mesa en el vestíbulo estaba rodeada de gente.
-¡Wow! ¿No estoy viendo mal? ¿Pasteles de alta gama? ¿Y tantos? Esto debe haber costado miles de dólares. ¡El Sr. Junco es increíble! ¡Nunca en mi vida había comido pasteles tan
caros!
-Trabajar aquí es realmente un placer.
-¡Me encanta trabajar! ¡El trabajo me hace feliz!
-Es todo lo que me gusta, esta noche me ahorro la cena.
-¡Sr. Junco, te amo! ¡Srta. Rosales, te amo! -Inés estaba tan feliz que sus ojos brillaban-. ¡Sr. Junco, eres el mejor!
-¿Quién es el Sr. Junco? -preguntó Olivia a Inés.
Inés, emocionada, respondió: -Es el guapo que vino esta mañana, ¿no lo viste?
Olivia negó con la cabeza -No, no lo vi.
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19:56
Inés bajó la voz: -De verdad es muy guapo, y además, Sr. Junco fue el novio de nuestra Srta. Rosales. Ojalá vuelvan a estar juntos pronto.
Lucas estaba parado fuera de la multitud, con una mirada profunda y emociones
indescifrables.