Capítulo 356
Agustín salió del baño, con una bata floja que dejaba ver justo lo necesario de su musculoso pecho. Sus cabellos aún goteaban.
Su expresión se endureció al instante al ver el mensaje y las fotos.
-Vaya, Lucas, te subestimé. Usaste a un niño para acercarte a Dafne -pensó Agustín.
¿Cómo no había notado antes lo astuto que era?
Los ojos oscuros de Agustín brillaron con frialdad.
Parecía que Lucas no se detendría hasta lograr lo que quería.
Agustín apretó los labios, ignoró el mensaje de Eduardo y decidió llamar al médico de Jana.
Había contratado personalmente al médico desde el extranjero, cubriendo su salario, así que el médico le contaba todo lo que necesitaba saber.
Después de preguntar sobre la salud de Jana, Agustín también se enteró de sus gustos.
Colgó el teléfono y de inmediato llamó a su asistente.
Al día siguiente, Agustín llegó cargado de regalos.
-Vengo a ver a Jana.
Los empleados de la familia Junco empezaron a llevar las cajas una por una dentro de la casa. -Estos son regalos para Jana. Después de todo, es por culpa de nuestra familia Junco que ella…
-Gracias -respondió Dafne con frialdad.
Agustín preguntó: -¿Cómo está Jana últimamente?
Ya había hablado con el médico la noche anterior, pero quería aprovechar para hablar más con Dafne.
La actitud de Dafne seguía siendo fría. -Está mejor.
-Eso es bueno -contestó Agustín-. ¿Dónde está Jana?
-Está jugando arriba.
En ese momento, Lucas salió del baño.
Al ver a Agustín, se detuvo. -Sr. Junco, ¿qué hace aquí?
Agustín respondió con frialdad: -¿Por qué no podría venir? Estoy aquí para ver a Jana.
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Capitulo 356
-Me malinterpretó -sonrió Lucas con amabilidad-. Nadie dijo que no pudiera venir, solo tenía
curiosidad.
Agustín dijo: -Jana ha crecido a mis ojos, es mi hermana. Le traje algunos regalos.
Lucas miró las cosas en la sala: cajas de colores brillantes, muñecos, bloques, crayones y más. Lucas sonrió ligeramente. -Gracias, Sr. Junco. Qué considerado.
Lo decía como si fuera el dueño de la casa.
Agustín levantó una ceja. -Comprar cosas para mi hermana no es asunto tuyo, Lucas.
El ambiente se tensó.
Dafne se frotó las sienes con frustración. -Basta ya, ¿por qué cada vez que se ven parece que
van a pelear?
Lucas sonrió. -Yo no tengo problema, es el Sr. Junco quien no me tolera.
Agustín, con el rostro serio, miró a Lucas. -Tienes razón, no te tolero.
Afortunadamente, en ese momento Clara bajó de la mano de Jana y Natalia.
Agustín saludó con un asentimiento. -Clara.
-Vaya, Agustín está aquí -respondió Clara de manera cortés, sin el calor de antes.
Al ver los regalos en la sala, los ojos de Jana brillaron, y corrió emocionada.
-¡Guau, muñecas y bloques que me encantan!
Una sonrisa suave apareció en el rostro de Agustín. -Jana, estos son regalos de tu hermano,
¿te gustan?
Jana respondió feliz: -¡Sí, me encantan!
Lucas sonrió con una chispa de frialdad en sus ojos.
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