Capítulo 358
Ultimamente, Bruno García no la ha pasado bien.
En estos días, varios grandes proyectos del Grupo García han tenido problemas uno tras otro.
Los proyectos en los que sus amigos le habían convencido para invertir también registraron pérdidas, y algunos de los socios inversores se retiraron.
Bruno ha estado tan ocupado que no tiene ni un respiro, corriendo de un lado a otro para cumplir con compromisos.
Esa tarde, Macarena Caldera llegó a la oficina de Bruno.
Hoy estaba inusualmente sencilla, sin maquillaje ni perfume.
-Bruno, tengo una sorpresa para ti -dijo Macarena con una sonrisa brillante.
Bruno no tenía ánimo para prestarle atención. Sentado frente a su escritorio revisando documentos, respondió con impaciencia:
-Habla rápido, estoy muy ocupado ahora.
Macarena, con una sonrisa coqueta, se sentó sobre el escritorio de Bruno.
-Bruno, te vas a alegrar mucho -dijo mientras sacaba un papel del bolso, entregándoselo a Bruno con una sonrisa-. Vas a ser papá.
Bruno se detuvo, levantó la mirada y le arrebató el papel de inmediato.
-¿Qué dijiste?
Con una expresión de alegría, Macarena exclamó emocionada:
-¡Estoy embarazada! ¡Vas a ser papá!
El rostro de Bruno se oscureció de inmediato. Miró fijamente el papel y dijo con voz firme:
-¡Abórtalo! Este niño no puede nacer.
-¿Qué dices? -La sonrisa de Macarena se desvaneció, su expresión era de incredulidad-. ¿Estás bromeando? ¡Ese es nuestro hijo! ¿Por qué deberíamos abortarlo?
Bruno soltó una risa fría.
-No lo quiero, así de simple.
-¡Bruno!
Macarena se bajó del escritorio, se paró frente a Bruno y lo señaló con furia.
-¡Eres un desgraciado, Bruno!
-No me hagas repetirlo -dijo él, con la mirada fría como el hielo-. Abórtalo.
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-¡No lo haré! -gritó Macarena-. ¡Este es mi hijo, y si quiero tenerlo, lo tendré! ¡Yo puedo ser madre soltera!
-¿Cuánto quieres de compensación? -preguntó Bruno con frialdad.
-¿Compensación? -Macarena estaba completamente furiosa-. ¡Es tu hijo! ¿Pretendes comprar su vida con dinero? ¿Eres siquiera humano? ¡Hasta una tigresa cuida de sus cachorros!
-Es fácil decirlo. Pero si lo tienes, al final me responsabilizarás a mí -respondió Bruno, con sus ojos fríos y oscuros clavados en Macarena-. Ahora no tengo tiempo para criar a un niño.
Macarena no se echó atrás, lo miró con odio y respondió con frialdad:
-Ja, ja. No querías usar protección para disfrutar más, me prometiste que si quedaba embarazada tendría al bebé, y ahora que estoy embarazada, no quieres hacerte cargo.
Bruno la miró con desdén, con una sonrisa sarcástica en sus ojos.
-¿Y tú te creíste lo que dije estando borracho?
-¡Eres un verdadero desgraciado!
Macarena agarró su bolso y se fue furiosa.
Esa tarde, en el Bufete Sabiduría, llegó una visitante inesperada.
La joven recepcionista no conocía a Macarena ni sus problemas con el jefe, así que la trató con cortesía, llevándola a la sala de espera y ofreciéndole una bebida.
-La Srta. Rosales tiene una audiencia esta tarde -dijo la joven, mirando su reloj-. Ya debería haber terminado, así que debe estar de camino. Por favor, espere un momento.
Macarena, con amabilidad, asintió y dijo:
-Gracias.
Después de que la joven se fue, Macarena se sentó en la sala de espera y envió una foto del informe del embarazo a Gabriela García, la mamá de Bruno.
[Señora, estoy embarazada y Bruno dice que no quiere al bebé…]
Gabriela llamó de inmediato.
Macarena dejó sonar el teléfono unos momentos antes de contestar con calma.
-¿Maca, de verdad estás embarazada? -La voz de Gabriela denotaba alegría y expectativa.
Macarena se acomodó el cabello, sonriendo silenciosamente.
Luego, fingiendo llorar, respondió:
-Sí, Sra. Gabriela, últimamente me ha dado antojo de cosas ácidas. Dicen que si te gustan las
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cosas ácidas es un niño, y mi bebé podría ser un niño… pero… pero Bruno no quiere al bebé…
-comenzó a sollozar-.
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